Considerado un «maestro de la fotografía documental catalana». Con una obra que se recoge en alrededor de doscientos mil negativos que relatan en formato gráfico toda una vida transcurrida durante los años de ejercicio del fotógrafo, que siguió los pasos de su padre, Pere Catalá i Pic, del que heredó su curiosidad por la imagen y con el que compartió estudio y sus inicios en el mundillo.
Se dice de su estilo que «intentaba captar la realidad cotidiana». Y es que Francesc Catalá Roca se veía a sí mismo más como un documentalista que como un artista. Aun así, «su obra combina la realidad con la belleza, gracias –entre otras cosas– a su capacidad técnica y la habilidad natural para entrar en contacto con las personas a las que retrataba». Este año, se cumplen veinteséis desde su fallecimiento, aunque sus imágenes, lejos de caer en el temido olvido, han pasado a los anales de la historia con el virtuosismo de una primera vez.
Veintiséis años después de su muerte y ciento dos desde su nacimiento, Catalá Roca se suma a la nómina de profesionales que han pasado por con sus fotografías por El Palacín de la capital leonesa. En sus paredes han reposado imágenes de Chema Conesa, Chema Mados, Gervasio Sánchez y las Tres Mujeres Magnum, entre las que se encuentra la única española en formar parte de la agencia, Cristina García Rodero. También, las capturas del histórico Ramón Masats, fenecido este mismo lunes a los 92 años, autor de la icónica fotografía de ese cura que, dicen, refugiado en su postura horizontal, nunca dejó de parar los balones.

Coetáneo suyo es el–también catalán– fotrógrafo que, desde este miércoles, se convierte en protagonista en las inmediaciones del que fuera uno de los edificios de la antigua Azucarera Santa Elvira. Resquicio de la historia de esta tierra, reconvertido en escenario para muestras como ‘La lucidez de la mirada’, que recopila 81 imágenes de Catalá-Roca, capturadas en los años 50 y sesenta, además de abordar la participación del retratista en varios documentales, como ‘Miró-Artigas’, ‘Ceramique murale’ y ‘Miró-Osaka’ en 1970. Todo fruto de una iniciativa puesta en marcha en 2022, con motivo del centenario del nacimiento del catalán.
Este miércoles, ‘La lucidez de la mirada’ se inaugura en El Palacín de la mano de la comisaia Oliva María Rubio, la documentalista Nuria Gil, el fotógrafo Jaume Orpinell y el nieto de Roca, Marcos Catalá. Visitable hasta el 16 de junio, la muestra se acompaña de actividades alternativas, como los recorridos ‘Testigo de una mirada’, todos los domingos a las 12:00 y las visitas comentadas dirigidas a colegios, institutos y otros colectivos, todos los jueves a la misma hora desde el 14 de marzo.