Con el final de las actividades de una nueva edición de
Celadilla Cultural se repetía entre los vecinos una expresión gráfica «cultura pa aburrir» que parece un contrasentido pero no lo es. Ni aburre la cultura, ni mucho menos fueron aburridas las actividades de la edición de este año del ya veterano y asentado ciclo cultural. Es una expresión que se entiende muy bien en esta tierra de la que se suele explicar que «para decir aléjate se dice arrímate...», pero se añade «p’allá».
También parece un juego de palabras el apellido del pueblo, Celadilla del Páramo, pues no es precisamente un páramo, al menos en el aspecto cultural y sus jornadas culturales, el ciclo Cuentoral o sus premios
Peyre Vidal son algunas de las iniciativas más consolidadas y originales del panorama cultural de la provincia.

El lunes finalizaron las actividades de este Celadilla Cultural 2021 al que, pese al evidente interés de muchas de las actividades, «preferimos no dar publicidad fuera del pueblo para evitar problemas a la hora de aplicar las normas sanitarias preceptivas. Por ello, quedó en algo más dirigido a nuestros vecinos, lo que por otra parte es el objetivo prioritario del ciclo aunque estemos encantados de recibir a todos los que nos visiten y esperamos que así suceda en años venideros», explica Gari Ferrero, uno de los responsables de Celadilla Cultural.Como suelen hacer en esta localidad el ciclo cultural tiene «algunas apuestas decididas»;una es la mirada local; otra, muy importante y ligada a Cuentoral, hacer de Celadilla «un lugar de referencia en el monólogo y la tradición oral» y algún homenaje, que este año realizaron al que seguramente es el nombre más legendario de las orquestas de verbena, Los Cirolines de Benavides, con la presencia en la localidad y ‘pequeños conciertos’ de integrantes de cuatro generaciones de la familia Majo. Las viejas comediasEn el apartado local destaca la recuperación de la tradición de las viejas «comedias», los grupos locales de teatro, integrado por los vecinos del pueblo, y que representan un texto escrito para la ocasión en el que también se recrea a personajes y situaciones vinculados a la localidad. En esta edición se representó el sainete titulado ‘La cueva del Tí Marcos’ que, como se esperaba, congregó al mayor número de vecinos, por lo que se celebró al aire libre y sirvió a su vez para inaugurar la Fuente de la Figal. Un éxito, bajo la dirección de una vecina que muchas veces participó en estas ‘comedias’: Nélida, la antigua panadera, a la que sobra humor para esto y mucho más. «Yo no hice nada, bueno poner un poco de orden».

En este mismo apartado habría que enmarcar el homenaje deportivo, con un partido contra los veteranos de la Cultural, en el memorial de una de las glorias de la comarca, el recordado
Tiquio (Eutiquio), racial lateral de mitad de los años 80 a quien los aficionados culturalistas no habrán olvidado.
Como no han olvidado quienes asistieron el testimonio de la atleta camboyana, afincada en León,
Nary Li, una historia de superación que arrancó con una estancia siendo aún una niña en un campo de exterminio de los tremendos jemeres rojos.
Importante, una vez más, fue el apartado de Cuentoral, la narración oral, una seña de identidad del ciclo cultural de Celadilla. Estuvo el colombiano
John Ardy, disfrutaron con
Rodri Martínez y
Óscar Fierro y sus historias de trashumancia y lana y les encandiló el zamorano Guti. «Una pasada», resumían.
«Una pasada», se podría resumir también lo que ocurre en Celadilla cada año.