Castillos en el aire...

San Feliz de las Lavanderas ha visto cómo va creciendo un enorme castillo a su entrada, el Palacio de San Félix, una obra impresionante. La muerte de su impulsor deja todo en el aire

Fulgencio Fernández
30/04/2017
 Actualizado a 18/09/2019
Vista de la fachada del impresionante Palacio de San Félix, en el que puede verse la capilla donde fue enterrado su creador, Benjamín Rojo Blanco.
Vista de la fachada del impresionante Palacio de San Félix, en el que puede verse la capilla donde fue enterrado su creador, Benjamín Rojo Blanco.
No se si citar la letra de una canción de José Luis Perales resulta muy habitual, pero su famoso «y construyó castillos en el aire» parece pensado para la monumental obra que levantó Benjamín Longinos Rojo Blanco en su pueblo, San Feliz de las Lavanderas, del que se había ido a buscar mejor futuro en la segunda mitad del pasado siglo. Emigró a Barcelona, se dedicó allí a la hostelería y no se puede dudar de que —con los vaivenes propios de los tiempos— en general le debió ir muy bien a la vista del castillo que desde hace años venía levantando en su pueblo natal, en el corazón de la Cepeda. Los vecinos, sus paisanos y familiares, no se podían creer lo que estaba «creciendo» allí y el comentario más repetido entre ellos siempre era el mismo: «Dicen que lleva gastados más de mil millones». (De pesetas, claro, en nuestros pueblos la gente entiende mucho mejor las grandes cantidades en pesetas pues, realmente, decir seis millones de euros no da una idea clara de la inversión que allí está «enterrada», en expresión de sus vecinos».

Su creador, Benjamín Rojo Blanco, emigró a Barcelona, donde hizo fortuna Castillos en el aire no solo porque el prematuro fallecimiento de su dueño, con solo 63 años, parece que deja la obra un poco en el aire pues aunque tiene dos hijos estos ya han nacido en Barcelona y no parece tan claro que mantengan el interés que tenía su padre. «Es que Benjamín era de aquí, San Feliz era su pueblo y los hijos ya no son de aquí, ni siquiera de León», argumentan.

También castillos en el aire porque cuando vas llegando al pueblo por la estrecha carretera aparece en el horizonte, como en el aire, el castillo, el Palacio de san Félix, que así se llama.

Levantó este gran castillo en su pueblo,falleció hace unas semanas con 63 años En el entierro de Benjamín Longinos Rojo, en la capilla del castillo, los vecinos visitaban las dependencias, el enorme comedor subterráneo, las almenas y torreones, habitaciones... «como los de verdad».

Su duda, ahora, es saber qué ocurrirá con él. «A mi que no me lo de que no tengo para mantenerlo», bromea un pariente de Benjamín.
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