CARTELERA EN LEÓN | 'Una razón brillante'. La fórmula del buen profesor y peor persona

Lástima que Attal termine sucumbiendo a la previsibilidad en el tramo final del relato

Joaquín Revuelta
31/03/2018
 Actualizado a 18/09/2019
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Desde ‘Hoy empieza todo’, de Bertrand Tavernier, hasta ‘La clase’, de Lauren Cantet, pasando por la aún pendiente de estreno ‘El buen maestro’, de Olivier Ayache-Vidal, la francesa ha sido de las pocas cinematografías que ha sabido incorporar con éxito el tema de la educación a sus películas de ficción. ‘Una razón brillante’, del director de origen israelí Yvan Attal, es un buen ejemplo de ese interés de la industria gala en integrar la realidad en sus ficciones, eligiendo en este caso la un tanto manida, aunque siempre eficaz fórmula, de la atracción de los contrarios, la rivalidad que se establece entre un estirado profesor de Derecho de comportamiento un tanto xenófobo y una joven estudiante de origen argelino que en su primer día de clase es humillada por el docente pero que por circunstancias que no vienen al caso explicar (para no destripar la película) termina convirtiéndose en su particular ‘pygmalion’, revistiendo Attal todo el conjunto de interesantes citas y profundas reflexiones en torno a cómo somos y cómo nos ven, la verdad y la razón y otros aspectos cada vez menos frecuentes en la gran pantalla porque lo que se lleva en la actualidad es esa otra realidad, la virtual, capaz de reunir a bastante más audiencia en la sala de al lado. Lástima que Attal termine sucumbiendo a la previsibilidad y al ‘entente cordiale’ entre los mucho más interesantes antagonistas de los compases iniciales de la película a los que engrandecen el veterano Daniel Auteuil y la cantante Camélia Jordana.


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