CARTELERA EN LEÓN | 'Café Society'. Los Ángeles y Nueva York ocupan el corazón de Allen

Más melancólico que profundo, igual de ingenioso y particularmente romántico

Joaquín Revuelta
27/08/2016
 Actualizado a 18/09/2019
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Los fans de Woody Allen, entre los que me incluyo, recibirán con evidente regocijo la película número 49 de la filmografía del genio neoyorquino, que a tenor de lo visto no ha perdido la forma, aunque en los últimos años haya sufrido algunos altibajos en forma de películas alimenticias realizadas en el transcurso de su irrelevante periplo europeo, a excepción de ‘Match Point’. ‘Café Society’ nos devuelve al mejor Woody Allen, más melancólico que profundo, igual de ingenioso y particularmente romántico, sabedor de que el amor y la felicidad son conceptos efímeros que sin embargo suelen perdurar por algún tiempo en el recuerdo de las personas, como sucede al joven neoyorquino que encarna Jesse Eisenberg, que descubre el amor y el desamor en la bella secretaria de su tío, un poderoso agente artístico del Hollywood dorado que permite al director de ‘La rosa púrpura del Cairo’ evidenciar una vez más su fascinación por la fábrica de sueños y no tanto por una ciudad como Los Ángeles que pierde la batalla ante su adorada Nueva York, que ocupa la segunda mitad de la cinta, siendo ambas retratadas por el gran Vittorio Storaro con esos tonos crepusculares que siempre han sido sus señas de identidad artística. Diálogos brillantes que inciden en los temas recurrentes del neoyorquino, a los que se incorpora esta vez la voz en off (el propio Allen en la versión original), e impecable trabajo de dirección de actores, cuyo principal mérito es saber elegir de antemano al cásting perfecto. Juliet Taylor lo sabe todo de esto.


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