La figura del periodista y crítico de cine Carlos Pumares, fallecido el pasado jueves a la edad de 80 años, me ha acompañado en el periodo de mi vida más estrechamente vinculado a la que siempre ha sido y creo que sigue siendo mi gran pasión: el cine.
La primera vez que tuve conocimiento de Carlos Pumares fue a mediados de los setenta, cuando vi su nombre en los créditos del programa de debate ‘La Clave’ como asesor cinematográfico, pues Pumares era quien asesoraba al equipo de José Luis Balbín en las películas que mejor podían ilustrar el posterior debate sobre un tema de actualidad que era analizado con orden, sosiego y en profundidad por un nutrido grupo de especialistas. También por entonces Carlos Pumares asesoraba a Martín Ferrand en ‘Sábado Cine’, que se iniciaba con la preciosa melodía de Riz Ortolani para la película documental ‘Mondo Cane’. Aquellos dos programas contribuyeron tanto a mi conocimiento y querencia por el séptimo arte como mis frecuentes incursiones a las salas comerciales, donde por aquellos años proliferaban las películas de arte y ensayo de Fellini, Bergman, Pasolini... Pero de Carlos Pumares recuerdo, sobre todo, su etapa radiofónica en Antena 3 con ‘Polvo de estrellas’, que se emitía justo después de ‘Supergarcía’ y del que era un adicto dada mi condición entonces de ‘pájaro nocturno’, parafraseando el título del tema musical de Shakatak que llegué a utilizar como sintonía de un programa sobre bandas sonoras en la emisora local de Antena 3 Radio a principios de los ochenta. Precisamente fue mi vinculación a la cadena de radio lo que propició el encuentro personal con Carlos Pumares cuando éste fue invitado por el I Festival de Cine Histórico ‘Ciudad de León’ en junio de 1984 y el periodista tuvo que realizar el programa desde la emisora leonesa. Pasada la medianoche acudí presto a los estudios del Paseo de la Condesa y allí pude asistir en directo a las evoluciones de un excelente comunicador, amante del café con leche en vaso, y que tenía una memoria enciclopédica, si bien en aquella ocasión le jugó una mala pasada, pues recuerdo que salimos discutiendo de la emisora porque Carlos Pumares aseguraba que Mel Gibson trabajaba en ‘Carros de fuego’ y yo le decía que no, que Gibson donde sí que corría era en ‘Gallipoli’ de Peter Weir, a lo que él se mofaba titulando ‘Gilipollas’ a la mencionada cinta del director australiano.
También los festivales de cine, sobre todo la Seminci, me permitieron seguir viendo a Pumares, que siempre comía solo en el Hotel Olid Melia de Valladolid, e intercambiar algún que otro comentario, porque Carlos Pumares siempre fue un verso suelto del periodismo cinematográfico y al que hoy recuerdo con mucho cariño.