Carlos Núñez: "La gente ha vuelto a resetear las emociones"

El más internacional de los gaiteros españoles regresa el viernes al Auditorio en el único concierto que el músico vigués ofrecerá este año en Castilla y León y en el que interpretará junto a su formación y la pianista Isabel Pérez Dobarro algunas de las músicas celtas de Beethoven coincidiendo con el 250 aniversario de su nacimiento

Joaquín Revuelta
10/12/2020
 Actualizado a 10/12/2020
El gaitero gallego en el concierto de Navidad del pasado año en el Auditorio Ciudad de León. | SAÚL ARÉN
El gaitero gallego en el concierto de Navidad del pasado año en el Auditorio Ciudad de León. | SAÚL ARÉN
Carlos Núñez ha elegido el Auditorio Ciudad de León para celebrar este viernes a las 19:30 horas con entradas que oscilan entre los 19 y 23 euros su único concierto en Castilla y León durante este año que termina y que ha estado marcado por la pandemia, una circunstancia excepcional que ha alterado por completo la agenda del más internacional de los gaiteros españoles. Tanto es así que a este cronista le ha resultado complicado recabar información sobre la actual gira navideña de Carlos Núñez en la que se enmarca este concierto. «Hemos decidido estas navidades por primera vez desde hace muchos años dar solamente tres conciertos en Madrid, Barcelona y León», asegura el músico gallego, que justifica tal decisión en el hecho de que «son auditorios más grandes que permiten que el público esté distanciado, manteniendo en todo momento la distancia de seguridad, y que el público lo pueda disfrutar sin problema», destaca un artista convencido de que las giras de treinta conciertos en Navidad volverán más pronto que tarde, «esperemos que para el año que viene, aunque la verdad es que no hemos parado un momento. Este verano, por ejemplo, hicimos una gira preciosa, una gira que llamamos de ‘lugares mágicos’ por enclaves al aire libre con historia, desde dólmenes, parques arqueológicos, castillos, paradores, y la gente lo está disfrutando muchísimo», señala Núñez.

El gaitero gallego tiene la sensación de que con todo lo que hemos vivido este año «la gente ha vuelto a resetear las emociones». «Seguramente ya no apreciábamos todo lo que teníamos, habíamos vivido, habíamos viajado y era muy difícil sorprender a la gente con cosas porque ya habían visto de todo, pero de repente volvemos a ser otra vez todos adolescentes y solo el hecho de poder asistir a un concierto y disfrutarlo constituye una fiesta, es una maravilla», sostiene el músico vigués, que se sorprende de decir que el concierto de este viernes en León será el único que haga este año en la Comunidad Autónoma de Castilla y León. Carlos Núñez solo tiene comentarios elogiosos para un público fiel al que considera su familia y con el que mantiene una comunicación muy fuerte no solo durante los conciertos sino también fuera de ellos a través de las redes sociales. «Nuestros conciertos tanto de verano como de Navidad en León ya son una tradición, sobre todo los que ofrecemos en ese Auditorio que me parece uno de los más bonitos del mundo, con esas maderas, con esa sonoridad, y la gente además sabe que es algo más que un concierto. He percibido cómo en estos conciertos la gente hace cantidad de amigos, es como un acto social, notas que la gente está esperando durante muchos meses para que llegue ese momento. Cada vez que hacemos esta gira de Navidad nos hace muchísima ilusión y siempre llevamos músicos que vienen de otros países del mundo, como por ejemplo Jon Pilatzke, un gran violinista americano de The Chieftains que siempre me pregunta por León, porque una cosa que les fascina mucho a los músicos extranjeros cuando hacen estas giras es que ven a la gente feliz. Al contrario que en otros países, nosotros hacemos de la Navidad una fiesta», asegura Carlos Nuñez, para quien estos conciertos constituyen «una gran emoción, es todo un viaje en el tiempo en el que tocamos temas de mil años, desde músicas medievales hasta temas celtas de Beethoven. Pero más allá de la parte musical la gente siente una energía, una felicidad, un reencontrarse con nosotros mismos en este momento del año».Suele ser habitual en los conciertos del gaitero gallego que éstos sigan un cierto hilo argumental, como sucedió en el concierto ofrecido hace dos años con el título ‘La hermandad de los celtas’ o el de la pasada Navidad sobre la renovada interpretación de la música tradicional de países como Irlanda, Escocia o Bretaña, siendo en esta ocasión la celebración de las raíces, la naturaleza y el arte de vivir que nos descubre la música celta su ‘leit motiv’. «Para este año, entre las novedades que vamos a traer y coincidiendo con el 250 aniversario del nacimiento de Beethoven, tocaremos algunas de las músicas celtas de Beethoven, que son maravillosas pero muy desconocidas, pues ni los propios alemanes las conocen, porque Beethoven en sus últimos quince años de vida compuso casi doscientas obras de músicas celtas y encontró en estas piezas unos elementos de modernidad que salían fuera del sistema de la música clásica. Vamos a traer con nosotros a una joven pianista que vive en Nueva York, Isabel Pérez Dobarro, que será la encargada de interpretar esas músicas de Beethoven con el piano del Auditorio y junto al grupo», destaca Carlos Núñez, que también hace referencia al octavo centenario de Alfonso X el Sabio con sus ‘Cantigas de Santa María’, que a su juicio es una de las cumbres de la Humanidad en lo que a la música se refiere. «Vamos a explorar algunas de esas músicas medievales que ya venían de la tradición», asegura el gaitero, que aprovechó los meses del confinamiento, tras un memorable concierto con banda y orquesta sinfónica en el Teatro Colón de Buenos Aires, para terminar un libro que lleva treinta años preparando y escribiendo. «Es un libro de transcripciones con todo el legado del gaitero Ricardo Portela, que se encargó de recoger todas las sabidurías de gaiteros desde el siglo XIX, gaiteros legendarios con sus ornamentos y sus técnicas específicas. Él mismo me pidió antes de morir que transcribiese todo su repertorio», recuerda Núñez, que inició esta ardua tarea con 18 años y después de treinta ha logrado cumplir su objetivo. «Durante los meses de confinamiento pude concluir la tarea y además está disponible gratuitamente online para todo el mundo que quiera acceder al mismo».

Carlos Núñez cree que siendo 2021 Año Jacobeo se volverá a hablar mucho del Camino de Santiago y de la música y tradiciones que lo acompañan. «Yo estoy muy ilusionado, y es algo que he podido notar durante la gira estival que te comenté por ‘lugares mágicos’, porque la gente está volviendo a la adolescencia. De pronto la gente está disfrutando como si fuesen niños con las cosas más pequeñas y sencillas, como el simple hecho de poder acudir a un concierto», comenta el artista, que se muestra muy esperanzado de que todo lo experimentado durante estos meses con el Covid-19 nos haya hecho madurar. «Y madurar quiere decir saber utilizar bien lo que te ofrece la técnica, lo que te ofrece el progreso. Respecto a la música, los grandes conciertos masivos podían ser muy interesantes económicamente para los organizadores pero a lo mejor no eran tan sanos para esos miles de personas que estaban ahí soportando un nivel de decibelios que pasa factura. Estás haciendo mucho daño a miles de personas con unos sistemas de amplificación que bien utilizados pueden hacer maravillas pero que mal utilizados pueden ser muy perjudiciales», asegura Núñez, que espera que este frenazo nos haya ayudado a iniciar todo pero con una cierta madurez. «Personalmente me han gustado mucho los conciertos de la gira estival con un aforo máximo de 500 personas, en lugares bonitos al aire libre. Quiero creer que hemos sacado algunas enseñanzas y que no volveremos a matar demasiado rápido al niño que todos llevamos dentro ahora mismo. Una de las estrategias mías como artista, como músico, es no querer explorar los límites demasiado rápido. Siempre me reservo esa sensación de que puede haber un poco más. A mí siempre me dio pánico esa sensación de haber tocado techo. La felicidad precisamente está en el camino y esto es algo que percibes muy bien cuando trabajas con emociones. Ahora mismo estamos viviendo un ‘tempo lento’ y hay que intentar disfrutar también de esa música a esa frecuencia. Yo no veo mal este volver a resurgir que estamos viviendo. Yo hace mucho tiempo que no veía a la gente tan emocionada en los conciertos como este año».
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