Bosque de Matapiojos

El bosque encantado de las montañas del Este

Vicente García
13/06/2023
 Actualizado a 21/06/2023
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El Valle de la Reina es uno de los afectados en su parte más baja por el embalse de Riaño, ya que sus aguas cubren lo que era parte fértil de praderas y vega, llegando casi a la localidad de Boca de Huérgano, llamada también La Villa y que se ha mantenido dedicada más al turismo y los servicios que a la agricultura y ganadería.

La ruta que se plantea puede comenzar en esta localidad o en la de Villafrea de la Reina, ya que es una ruta circular y siempre fi nalizará donde se inicia. En caso de iniciar la en la Villa, el desnivel es ligeramente superior, ya que esta localidad se encuentra aguas abajo del río Esla. La primavera es una de las estaciones más adecuadas para la ruta, que se puede hacer en todo momento sin problemas, porque la fl oración de las diversas especies es extraordinaria, sobre todo de los narcisos o capilotes, las violetas y las prímulas.

Desarrollo de la Ruta


La ruta se denomina PR LE 33 y comienza en la localidad de Villafrea de la Reina, donde existen lugares excelentes para aparcar. Se toma la calle que desciende río abajo por la ribera izquierda del Esla y se andan  unos trescientos metros hasta llegar a una ermita, la ermita de San Antón, siguiendo después la ruta paralela al Arroyo de Arbolande, entre prados cargados de flores en primavera, en especial narcisos y con pinos en la ladera izquierda el recorrido. Pasado un kilómetro escaso desde la ermita de San Antón, un puente de madera cruza el arroyo y ese es el camino que se debe tomar que inicialmente va entre escobas, robles cajigos y  algún que otro abedul, con amplias vistas a la cumbre de la Rasa para internarse más tarde en un bosque de hayas con algún que otro roble, muy tupido que especialmente en primavera y otoño toma un hermoso color, mientras que en verano refresca y en el invierno protege de la nieve y las heladas a muchos animales.

Tras una ascensión no demasiado complicada, ya que siempre se va por buen camino y muy señalizado, aunque hay quien se dedica a romper las marcas, se llega a un abrevadero situado en las proximidades del collado existente entre el Cueto de San Martín, que es el monte que se está rodeando durante toda la ruta y en todo momento va a quedar a la derecha de los caminantes y el Alto de Matapiojos, a la izquierda. A partir de este punto comienza el descenso que, si bien va entre árboles, llega un momento en el que la vista se abre, viendo en el fondo del valle la carretera de Besande y los altos del Pando y del Serrón, mirando hacia Valverde, Besande y Tejerina.

El camino desciende continuamente y al final se divisa la localidad de Boca de Huérgano y la cola del pantano de Riaño, con los impresionantes picos del Gilbo, Llerenes y Yordas al fondo, viéndose de frente las montañas de los valles de Remuela y Pujedo y poco a poco se va descendiendo hasta llegar a la altura de la Villa, que se deja a la izquierda siguiendo el camino sin descender. Tras unos cientos de metros se llega al puente que cruza el arroyo Arbolande y a la ermita de San Antón, para, desde allí, volver a la localidad de Villafrea, donde se da por finalizada esta ruta muy apta para familias con niños.