
La mayor exposición dedicada al artista solo podía tener lugar en la Galería Borghese. Allí, antes de cumplir la mayoría de edad, comenzó su carrera gracias a la riqueza de su primer patrón y mecenas, el cardenal Scipione Borghese, sobrino del Papa Paulo V. «Quiero que cada estancia estimule la imaginación», le pidió. Y él respondió con sus primeros grupos escultóricos, los maravillosos ‘Eneas, Anquises y Ascanio’ (1618),‘ Apolo y Dafne’, ‘Rapto de Proserpina’ o ‘David y Goliat’ (1623). En el vigésimo aniversario de la reapertura de la fastuosa pinacoteca, esta retrospectiva reunió hasta 76 obras maestras, entre mármoles, bronces, lienzos, dibujos y maquetas. Los espectadores de Cines Van Gogh la disfrutarán desde la butaca los jueves 10 y 17 de junio.
Si la única exposición precedente, de 1998, se centraba en la primera década de su trayectoria, aquí se presenta el arco completo: de las colaboraciones iniciales con su padre y primer maestro Pietro («¡Este niño será el Miguel Ángel de su época!», exclamó el Papa cuando le entregó un boceto de San Pablo) hasta sus últimos trabajos, como el busto ‘Salvator Mundi’, concebido en 1678, casi octogenario.
La National Gallery, el Louvre, el Metropolitan neoyorquino y un puñado de instituciones han cedido las piezas temporalmente. Solo así se pueden admirar juntas las dos versiones del Cristo Crucificado, una proveniente de Madrid y la otra de Toronto. También explorar la relación entre su escultura y su pintura, con algunos de sus cuadros (una docena de retratos nunca antes reunidos). Ante la imposibilidad de trasladar las obras urbanas (fuentes, altares), se muestran maquetas y planos que permiten analizar su método de trabajo.
Durante su larga vida, sirvió a nueve papas. Casi como una crónica de su tiempo, conocemos a Paulo V (busto de 1618) o a Gregorio XV (1621), pero también a personajes europeos como el cardenal Richelieu, al que nunca vio en persona y elaboró a partir de una pintura, o al rey Luis XIV, una extraordinaria terracota ecuestre que trasladaron a mármol sus aprendices con inferior resultado. «No creo que vuelva a haber una exposición tan completa sobre Bernini», resume Anna Coliva, la comisaria y directora de la Galería Borghese.