Bajo la inmensa forma que preserva un Bierzo mágico

Elisa Vázquez dejó atrás Ponferrada para dedicarse a la docencia en Murcia hasta que, en respuesta a la llamada de la literatura y la magia paisajística, regresó a su tierra natal

Mercedes G. Rojo
01/08/2023
 Actualizado a 01/08/2023
Las Médulas, un paisaje mágico. | L.N.C.
Las Médulas, un paisaje mágico. | L.N.C.

Si la semana pasada llegábamos hasta tierras de Omaña, trazamos ahora un hipotético circuito circular para salir de las mismas desde la Omaña alta -que nos situaría en Murias de Paredes- a tierras lacianiegas y desde el centro neurálgico de estas, en Villablino, bajar a tierras bercianas. Nuestro destino está muy próximo a Ponferrada, lugar de tradición templaria y paso obligado a Santiago de Compostela, una vez retomada ya esa ruta compostelana más conocida y frecuentada que es el Camino Francés. Pero no es nuestra intención seguir dicho camino de peregrinaje, sino que buscamos enclaves más antiguos aún, por los que también anduvieron los romanos y, aún antes de ellos, las tribus castreñas que poblaron estos territorios y que son  los escogidos para su recomendación viajera por nuestra protagonista de hoy: Elisa Vázquez, autora cuyos libros llevan muy a menudo la impronta de estas tierras que la vieron nacer.


Ocupan estos lugares prácticamente todo lo que es el Noroeste de la provincia leonesa. A ellos podremos acceder también superando el conocido Puerto Manzanal en la ruta Madrid-Coruña, ya sea por la antigua carretera o por la más moderna autovía; o bien por el puerto de Foncebadón, con su correspondiente Cruz de Fierro (o de Ferro, según la vertiente maragata o berciana en la que te encuentres), por nombrar las más habituales desde la provincia leonesa, lugares donde la luz y el color adquieren un protagonismo especial; la luz y el color que juegan con el paisaje natural, pero también con el patrimonial, creando hermosas imágenes plásticas que continuamente nos sacan de la realidad presente para transportarnos a un espacio atemporal en el que no es extraño que las mentes creadoras sean capaces de dar forma a mundos en los que se entrelazan realidad y fantasía, presente y pasado. Me siento en la obligación de incidir en el hecho de que el Bierzo (al menos para mí) es ese lugar donde paisaje y paisanaje se funden para ofrecernos espacios en los que puede ocurrirnos cualquier cosa imaginable, al arrullo de sus ríos, a la sombra de sus montes -a veces coronados con castillos que nos hablan de vestigios del pasado como el de Cornatel-, de sus colores capaces de regalarle a nuestros ojos el color del oro que un día sacaron los romanos de sus entrañas en lugares como las Médulas -que con el tiempo se convirtieron en un mágico lugar en el que podrían estar acechándonos las hadas y los trasgos...-, del rumor de sus aguas y de las hojas que inundan los caminos al llegar el otoño..., de los sabores que nos traen al paladar sensaciones que permanecen más allá del tiempo y el espacio...

 

mercdes4
Las Médulas, un paisaje mágico. | L.N.C.

Mi llegada al Bierzo, ha sido casi siempre desde Maragatería natal, mi vía natural de escape, aunque también lo he hecho en ocasiones a través de la hoy propuesta. Sentía ambas tierras hermanadas por muchos aspectos, prolongación la una de la otra;  también literariamente hablando. Mi Bierzo literario ha sido el romanticismo tardío de ‘El señor de Bembibre’, los cuentos de Pereira y la poesía de Mestre, pero sobre todo la literatura compartida con tantas compañeras y algún que otro compañero, en el camino del descubrimiento de nombres como los de Manuela López García o Felisa Rodríguez que no solo se han convertido en todo un hallazgo sino en importantes referencias para seguir avanzando por el camino del conocimiento y estrechando lazos que saltan puertos y fronteras que en realidad nunca existieron.


La inspiración en el retorno

Y hoy será nuestra compañera Elisa Vázquez, quien nos descubra alguno de esos tantos rincones que tiene el Bierzo para ser descubierto con otra mirada. Berciana de Ponferrada, volvió a la misma tras un largo e intenso periplo en tierras murcianas, donde ejerció como maestra de Educación Infantil y se siguió formando hasta doctorarse en Filosofía por dicha universidad, y aunque retirada de la docencia prematuramente por cuestiones personales, si hay algo que la ha mantenido unida a la población más joven es su vena de escritora que siempre lleva consigo. Escribe principalmente para niños y jóvenes, como ella nos contará más adelante, aunque también comienza a hacerlo para un público más adulto; y entre esos títulos algunos claramente inspirados por estas tierras que vive y ama profundamente, profundidad que, además, la ha llevado a participar, como socia fundadora en la creación del Club Literario Petronio, que intenta fomentar la lectura y activar la vida cultural en su localidad,  o a participar  en espacios literarios televisivos, o a mostrar sus textos —ya sean relatos, artículos o poemas—en diversas antologías, como la trilogía dedicada al Bierzo por la editorial Más Madera, el libro de autores bercianos editado como motivo de la entrega del Premio de la Crítica Literaria 2018 (que se llevó a cabo en Villafranca del Bierzo, en 2019) o los libros homenajes a autoras  de escritoras leonesas, realizados con motivo del 8 de marzo, entre los que se encuentran otras escritoras bercianas también ligadas a la docencia como fueron Manuela López García y Felisa Rodríguez. Y es que a esta autora berciana, con un buen números de publicaciones en su haber, le preocupa además la presencia de la mujer en la sociedad y su papel en relación con la Educación, tanto la recibida como la impartida, y quizá por ello tenemos la suerte de contar con ella como responsable articulista de la sección ‘Educación y mujeres’ en el blog específico MasticadoresFEM, desde el que se ofrece un amplio acercamiento a las mismas y su historia desde diferentes perspectivas. 


Pero hoy, lo que las letras de Elisa Vázquez nos ofrecen está en relación con esos parajes bercianos que a ella tanto le sirven de inspiración, tal como lo hicieron en una de sus más características obras, ‘El reino de Úlver’. Quizá ya conozcamos los lugares recomendados, o tal vez no. En cualquier caso seguro que a partir de leerla a ella, volveremos a descubrirlos con una nueva perspectiva. ¿La acompañamos?  

 

Mundos entre realidad y fantasía

«Cuando me marché del Bierzo era una muchacha muy joven. Abandoné Ponferrada por cuestiones de trabajo: había aprobado unas oposiciones del Ministerio de Educación en Murcia. Allí desarrollé mi carrera docente, pero me hice escritora en el Bierzo, a mi regreso. 


Fue aquí donde comencé a dedicarme plenamente a la escritura, como le ha ocurrido a mucha gente: el Bierzo es tierra de escritores. Una tierra que despertó de forma sorprendente mi imaginación y una capacidad de fantasear que ni siquiera sabía que poseía. Aprovechando ese recién descubierto poder de la imaginación, me dediqué a fabular mundos nuevos, inspirados en los paisajes reales que iba redescubriendo. 


Y los escribí.

 

mercedes2
La escritora Elisa Vázquez. | L.N.C.

El país de ‘Siempre Más Lejos’ al que llegan Lucy y Pepón buscando la imposible pócima mágica, la noble villa de Montecorona custodiada por los caballeros de la ilustre Orden de las Siete Monedillas —cómo no escribir sobre castillos y órdenes de caballería viviendo en Ponferrada—. El Reino de los Orbes dónde se sigue criando a las abejas en los ancestrales «trobos»; el Reino de Úlver, territorio de las Médulas y el castillo de Cornatel; el extenso país de Macú, poblado de castaños y viñedos y rodeado de montañas…


Y otros más reales, nacidos de mis recuerdos del colegio dónde ahora viven sus aventuras Marta y Brando con sus amigos que son los míos, mi pandilla. O algunos mundos de ciencia ficción, como los que visita Doña Chancleta en su cohete-lavadora y que nacieron de las apacibles noches en las que, junto a mi madre, me sentaba en el banco que hay al lado de la puerta de la casa del pueblo a contemplar las estrellas. ¡Brillan tantas estrellas en el cielo del Bierzo!
Y hay en su territorio tantos lugares bellísimos y sorprendentes, que no sabría cual recomendaros ni tendría aquí espacio para hablar sobre todos ellos. Pero si tuviera que quedarme solamente con uno, os diría que visitéis las Médulas. En mil novecientos noventa y siete, las minas de oro de las Médulas fueron declaradas por la Unesco Patrimonio de la Humanidad. Su explotación fue llevada a cabo por los romanos, destruyendo los montes y dando lugar a un paisaje increíble y sobrecogedor, diferente a todo lo que hayáis podido ver o imaginar. Os animo, encarecidamente, a visitarlo. Podréis disfrutar de su belleza desde dentro de una galería, desde el mirador de Orellán o paseando tranquilamente por una de sus rutas, a caballo o a pie, entre picachos rojizos y sotos de castaños.


Y si os acercáis al Aula Arqueológica y al Centro de Visitantes en el pueblo de Las Médulas, os enseñarán las formas reales de extracción del oro y las condiciones de vida de aquella dura época. En la Casa del Parque, en Carucedo, con su impresionante colección de imágenes y sonidos, os mostrarán los cambios que el procedimiento minero del «ruina montium» produjo en el paisaje. Así me reencontré yo con este espacio, porque en ocasiones parezco una turista en mi propia tierra, preguntando por cosas que todos los bercianos conocen y que yo o he olvidado o no tuve tiempo de aprender en su momento. Aunque muchas veces, cuando alguien me está explicando algo, apenas le escucho, deslumbrada por las maravillas que contemplo y distraída por la historia fantástica que ya estoy inventando.


¿Cómo escuchar que el increíble paisaje de las Médulas es consecuencia de la extracción de oro meticulosa y laboriosamente llevada a cabo por los romanos, cuando puedo ver ante mis ojos el poder de un mago «aurífilo» llamado Mónderok que se aprovecha de la codicia de los hombres para robar ese oro escondido por los «mouros»? Por eso, este sorprendente lugar, junto con el majestuoso castillo de Cornatel —el auténtico castillo de Úlver—, fueron la inspiración para escribir ‘El Reino de Úlver’, una aventura fantástica llena de magia como la que hay en el entorno que la inspira, porque si me hacéis caso y venís a visitar este rincón del Bierzo, cuando paseéis por sus bosques, frondosos y enigmáticos, si os fijáis bien, podréis ver entre los robles algún gnomo o algún trasgo saltando en los hayedos y algún hada volando, temerosa de ser descubierta, entre las brillantes hojas de los castaños…».

Lo más leído