Bajo el signo de Picasso

Bruno Marcos comenta la exposición de la Colección de Abanca que se expone actualmente en el Museo de León

Bruno Marcos
01/10/2016
 Actualizado a 18/09/2019
‘Quatre femmes’, de Pablo Picasso (1901),
‘Quatre femmes’, de Pablo Picasso (1901),
Con gran despliegue informativo y de autoridades y hasta banderolas callejeras se ha inaugurado en nuestra ciudad la muestra titulada ‘Bajo el signo de Picasso’, que exhibe obras de la colección privada Abanca en las salas públicas del Museo de León.

Quien esto escribe, es decir yo, que soy muy picassiano y que me gusta todo del pintor, tanto su obra como cualquier pormenor de su biografía, su vitalidad, sus amantes, su época, su París, y hasta los cuadros de su padre, me hice unas ilusiones que no he visto satisfechas con el contenido de la exposición. Claro que, como lleva uno contempladas varias decenas de pinturas suyas en vivo y quizá cientos de reproducciones de sus obras en libros impresas, ver estos pocos cuadros de él, por fuerza, tenía que dejarme decepcionado.

Picasso fue y es una maravilla porque siendo moderno no dejaba de pintar con maestría, con una calidad plástica deslumbrante, probablemente gracias al dominio de la técnica del siglo XIX en la que se educó y que le transmitió su padre, pintor académico y profesor de dibujo. Supo manejarse hasta el final pintando lo que fuera en un tiempo de marejadas vanguardistas. También tuvo la gran fortuna de que su época le escogiera como encarnación de varias abstracciones positivas tales como la creatividad, la tolerancia, la libertad o la paz, entre otras, y de que su figura y su obra sobrepasasen la dimensión del pintor e incluso la del artista y hasta la del genio. Y además llegó a todo por los pelos, porque la Historia del Arte se iba a clausurar inmediatamente después de él, sin dejar entrar ya a nadie de una forma tan grandiosa. Hasta tal punto tocó este artista las esferas más altas que pretendió, por contrato, que su obra ‘El Guernica’ fuera al Museo del Prado, es decir que entrara directamente en la Historia del Arte junto a Goya o Velázquez. En cierto sentido Picasso fue mucho más que ellos porque pudiendo, por sus enormes dotes, pintar como los grandes maestros abandonó el academicismo incorporando su talento a la creación del arte nuevo y vadeó el caos del siglo XX, un tiempo sin programa, al borde del vacío que la implantación de las tecnologías de la imagen, como la fotografía o el cine, estaban propagando. En un contexto mucho más complejo que el de los maestros antiguos él consiguió subir a la cima convirtiéndose en mucho más que un artista, en un fenómeno global.

Sería ridículo intentar, aquí y ahora, valorar si son buenas o malas las obras de esta muestra pues no dejan de ser de Chagall, Dalí, Juan Gris, Miró, Max Ernst, Kandinsky y otros enormísimos artistas, pero lo que sí se puede hacer es decir la verdad, que la exposición lo es de obras menores de grandes autores y que, más que bajo el signo de Picasso, llega bajo el eslogan de Picasso, o bajo el marchamo de esa gallina de los huevos de oro que fue y sigue siendo Picasso. Por otro lado Gris, Braque o Léger no se pueden situar por debajo de Picasso, aunque triunfaran menos, pues fueron tan autores como él de lo que pasó en el arte en los principios del siglo XX. Otros no se sabe muy bien por qué están ahí, Arroyo o el Equipo Crónica son inferiores al resto y no picassianos, nada más alejado de Picasso que una pintura de tintas planas, sin expresión y de temas pop banales.

No está mal que se traiga una exposición como esta a nuestra ciudad pero debe hacerse de otro modo, presentándola como es, con auténtica intención didáctica y no promocional y, desde luego, en su propia sede. Este ‘modus operandi’, con desembarco triunfal de lo privado en lo público, ruido mediático, movilización de autoridades, eslogan y decepción final del espectador, recuerda mucho a la escenificación festiva de la puesta a punto cultural de los años ochenta, que se asentaba en el retraso y en el aislamiento del país. Pretender seguir así hoy es un disparate.
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