Astorga recibe el legado del hijo de Evaristo Fernández Blanco

La herencia de Francisco Fernández asciende a más de 250.000 euros e irá destinada a la musealización de la Casa Panero, que recordará la figura del compositor

Patricia Ferrero
18/01/2018
 Actualizado a 19/09/2019
La concejala de Cultura, el alcalde de Astorga y los albaceas, Perandones y Vega. | P.F.
La concejala de Cultura, el alcalde de Astorga y los albaceas, Perandones y Vega. | P.F.
La ciudad astorgana incrementa su legado patrimonial con la incorporación de la herencia de Francisco Fernández Martínez, hijo del compositor Evaristo Fernández Blanco, tras su muerte, el pasado 14 de octubre. Era el deseo de éste donar su patrimonio al Ayuntamiento astorgano, y así lo puso de manifiesto en el verano de 2006, ya que el hijo del músico «se había encariñado de la ciudad y valoraba la consideración que había tenido hacia su padre», manifestaron los albaceas del testamento, Juan José Alonso Perandones y María Soledad Vega Alonso.  

Si bien el legado documental, incluyendo las obras originales del compositor, ya se encontraba previamente en la biblioteca municipal, y el piano del músico en la Casa Panero, ahora la ciudad contará también con los «ahorros de toda una vida» y un piso en propiedad ubicado en el barro de Moratalaz de Madrid. En total la suma asciende a más de 250.000 euros, aunque habrá que contar con las correspondientes deducciones, ya que el Ayuntamiento no es heredero directo. Perandones y Vega también aludieron a que tiene que existir además una parte de derechos de autor, cuyos beneficios se repartirán con el otro hijo de Evaristo Fernández.

De esta manera, los albaceas han hecho entrega de los documentos necesarios para que sean realizados los trámites en aras de aceptar y transferir a propiedad municipal el patrimonio de Francisco Fernández, «una persona interesante y peculiar, con mucho talante y agradecido por el cariño y el respeto que esta ciudad transmitió a su padre», destacaron.

Y cumpliendo la voluntad del benefactor, el Ayuntamiento invertirá esta herencia en revitalizar la Casa Panero, y esto pasa por llevar a cabo la tan esperada musealización, cuya actuación se prevé que suponga un coste de más de 100.000 euros y se estima que podría estar lista en un plazo de dos años, según señalaron la concejala de Cultura, Emilia Villanueva, y el alcalde del municipio, Arsenio García. Este espacio servirá también para recordar la figura de este reconocido compositor cuya producción musical tuvo su auge antes de la Guerra Civil, ya que se suma al resto de legados con los que ya cuenta la Casa. «Tenemos la confianza de que todos ellos sirvan para poner en valor las grandes figuras que representan a la ciudad de Astorga, y dotarán de vida a la Casa», apuntó Perandones, que hizo un recorrido por el largo proceso que culminó con las actuales circunstancias.

Las relaciones de este Ayuntamiento con Evaristo Fernández comenzaron en 1986, con motivo del Bimilenario que celebró la ciudad. Entre los múltiples actos programados se incluyó un concierto-homenaje, que supuso la recuperación para la ciudad de «uno de sus hijos más valiosos». Una vez que falleció, en 1993, la relación con su hijo Francisco continuó, incentivada con la «asunción de la Concejalía de Música, en 1995, por parte de María Soledad Vega. En 2002, con motivo del centenario del nacimiento del autor de la ‘Obertura dramática’, la ciudad celebró un nuevo homenaje, que culminó con la colocación de una placa conmemorativa en la fachada del edificio donde nació, en la calle Lorenzo Segura. Francisco Fernández fue el representante familiar asistente a este reconocimiento que le otorgaba el Ayuntamiento de Astorga.

Sobre el compositor


Evaristo Fernández Blanco nació en Astorga el 6 de marzo de 1902, si bien tuvo que trasladarse a Madrid muy joven, donde se formó profesionalmente antes de sus estudios en el extranjero. La mayor parte de su obra está fechada entre los años 1922 y 1932. Regresa a España en el 35, trabajando de profesor de música. Cuando estalla la guerra se posiciona con el bando republicano y colabora con la emisora Union Radio Urgoiti, a la que estaban vinculados varios músicos de la Generación del 27. Tras la guerra parte de su obra se pierde, y él, aunque sigue trabajando, se sume en la amargura y la desilusión, potenciada tras la muerte de su esposa en el 43, víctima de las hambrunas de la posguerra. Con la llegada de la Democracia, la producción musical del compositor vuelve a adquirir cierta relevancia.
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