Asier Aparicio reconoce también una gran afición por la música, hasta el punto de militar durante diez años en un grupo que tocaba por los bares y que en cierto modo le acercó a las letras. «Yo había escrito obras de teatro, pero con las canciones me di cuenta de que era más literato que músico y de ahí me pasé a la narrativa. Cada cosa que escribes como que requiere un formato distinto dependiendo de lo que quieres expresar en cada momento», reconoce el autor de ‘Tócala, Sam’, un libro que combina de forma original literatura y música a través de 23 relatos que se desarrollan en diferentes partes del mundo y que se hacen acompañar de otras tantas canciones atemporales de autores e intérpretes como Rolling Stones, The Beatles, Bruce Springsteen, Pearl Jam, Aretha Franklin, Simon & Garfunkel, Ariel Rot o Edith Piaf, entre otros. «‘Tócala, Sam’ requería historias cortas porque quería viajar por muchos lugares del mundo», confiesa Asier, cuya intención con el libro más que proyectarse a sí mismo era hacer un puzzle del mundo valiéndose de ese lenguaje universal que es la música. «Tirando de la música, de diferentes canciones muy globales, me lleva a un lugar distinto del mundo y a una situación humana totalmente diferente. Lo que pretendía con este libro era dar pistas al lector, por medio de historias muy humanas y sin emitir juicios, de cómo es nuestro mundo. El lector más avispado podrá ver cómo este puzzle tan complejo en el fondo coincide en una imagen que es la del ser humano que, independientemente de su procedencia, va a vivir sus pasiones, sus circunstancias, su día a día, de una manera determinada», sostiene Aparicio, para quien el mundo que describe poco o nada tiene que ver con el de hace cuarenta años como consecuencia de la globalización. «Las historias que cuento son actuales, no se hubieran dado hace treinta o cuarenta años porque el mundo ha cambiado por completo. Aunque no lo creamos estamos más interconectados que nunca y mientras estamos poniendo fronteras por un lado cada vez más dependemos los unos de los otros», sostiene el escritor palentino, que en sus anteriores novelas históricas optó por viajar en el tiempo y en el caso de ‘Tócala, Sam’ se ha decantado más bien por recorrer el espacio utilizando como hilo conductor, más emocional que narrativo, unas canciones que en todo caso tienen ese carácter atemporal que sirve a sus propósitos. «Aunque se escribieran hace cincuenta años siguen contando historias que no han perdido su vigencia. Me estoy acordando ahora de ‘Caminito’, una vieja canción de Carlos Gardel cuya letra me sirvió para contar la historia de toda esa gente que se lanza a la aventura en busca de una vida mejor».Además de la literatura y la música, el cine está presente a través de un título que remite a la legendaria película ‘Casablanca’. «Siempre me ha gustado esa frase por el poder de evocación que encierra la petición que le hace el personaje de Humphrey Bogart al pianista que interpreta Dooley Wilson. Yo creo que esa es la magia de la música y también del cine, que son capaces de transportarnos hacia el interior de las personas y hacia mundos totalmente distintos, haciendo que revivamos cosas que no están presentes», señala Aparicio, que ya tiene acabada una novela de fantasmas que se desarrolla en la Universidad de Comillas.