Cuando en los viejos libros de texto se hablaba de "los hermanos Machado" se añadía siempre lo de Antonio y Manuel, en el orden que cada cual eligiera según sus gustos, poéticos y hasta políticos, pues en ambos casos tuvieron diferente andadura los escritores. Y, sin embargo, había un tercer Machado (si hablamos de poetas pues también hubo un cuarto artista, pintor, y otros dos más, una de ellas mujer, Cipriana). Se llamaba Francisco, y en una buena parte de su vida estuvo relacionado con León. Licenciado en Derecho, ingresó en el cuerpo de Funcionarios de prisiones, en el que llegó a la categoría de director y como tal estuvo en la prisión provincial de León en Puerta Castillo.
El leonés Félix Población, colaborador de La Crónica e investigador, estudió esta etapa del tercer Machado y escribe en El Salto: "Ascendido a director en 1920, Francisco Machado ocupó otros destinos en León y Barcelona, de donde se fue al Reformatorio de Adultos de Alicante, para dirigir más tarde la Cárcel de Mujeres de Madrid en 1933. Una de las pocas fotografías que se conocen en compañía de sus tres hijas está fechada en León, ciudad en la que residió durante siete años. Aquí conoció al joven poeta Victoriano Crémer, que siempre tuvo muy presente en su larga vida el recuerdo del menor de los Machado".
Otro gran conocedor de los entresijos literarios leoneses, el ya fallecido Ernesto Escapa, contaba que fruto de las visitas de Antonio a Francisco es un soneto que Antonio dedicó a León, titulado "Los chopos de la candela", que dice en uno de sus cuartetos, dedicado a la Catedral: "Otoño con dos ríos ha dorado / el cerco del gigante centinela / de piedra y luz, prodigio torreado / que en el azul sin mancha se modela".
También Francisco, poeta como se ha dicho aunque más modesto, tal vez fruto en parte de su humildad, escribió sobre León, siendo su poema más conocido el recogido en el libro biográfico que Enrique Sánchez Lubián tituló "El reloj de la cárcel", sacado del poema que Francisco dedicó al reloj de la cárcel de León: "Hay una luz redonda / en la plaza desierta; / el reloj de la cárcel / con su campana vieja. / Sus tañidos al viento / toda la plaza llenan, / cuando suenan las horas / parece que se quejan".
Había nacido Francisco en 1884; en 1933 dirigió la cárcel de mujeres de Madrid, donde estaba La Pasionaria, con la que tuvo muy buena relación; y después de la guerra fue expedientado y tuvo que huir de España, hasta que las gestiones de su hermano Antonio le permitieron volver "pues no había participado en hechos delictivos durante el dominio rojo", aunque sí tuvo problemas.