Almagarinos, un pueblo con sus mineras

Aurora, Begoña, Irene y Hortensia, cuatro mujeres mineras de Almagarinos, estarán ya siempre presentes en la vida de este pueblo en el gran mural que este sábado se inauguró con asistencia de las dos primeras, Irene no pudo por problemas de salud y Hortensia ya ha fallecido

Fulgencio Fernández
08/08/2021
 Actualizado a 09/08/2021
Abel Aparicio recordó cómo conoció la historia de estas mineras. | F. FERNÁNDEZ
Abel Aparicio recordó cómo conoció la historia de estas mineras. | F. FERNÁNDEZ
Los vecinos del pueblo pasan por delante del Parlamento de Almagarinos (así se llama el rincón donde se reúnen al lado del bar), allí está sentada Aurora Libertad, reponiéndose de las emociones vividas, y le repiten la misma frase: «Es tú día Aurora». Y la mujer lo reconoce y lo agradece. «Pues sí, fue muy bonito, gracias a todos».

Aurora —que fue bautizada Aurora Libertad y ‘le perdieron’ su segundo nombre durante décadas— es una de las cuatro mineras de una vieja fotografía que ella misma conservaba y que ha quedado plasmada a gran escala y con la precisa fidelidad de ese gran artista que es David Esteban (dadospuntocero) en una de las paredes de la plaza del pueblo. Este sábado era el día de la inauguración, con los vecinos arropando a sus carboneras, con el alcalde —Alider Presa— pronunciando unas palabras de reconocimiento, con Abel Aparicio explicando porqué llevó aquella fotografía a la portada de su libro ‘¿Dónde está nuestro pan?’ y con Javier Morán poniendo el broche final con una canción para ellas.

La vieja fotografía recoge cuatro historias que el nuevo mural convierte en eternas, en historias para la eternidad. Las historias de aquellas mujeres que sí trabajaron en la mina, en Antracitas de Brañuelas, aquellas que «cobraban 6.50 pesetas al día, justo la mitad que los hombres, que cobraban 13». Aquellas mineras que tenían horario de invierno y de verano con el mismo nombre: «Trabajábamos de sol a sol, en invierno de nueve de la mañana a las seis de la tarde y en verano de ocho de la mañana a nueve de la tarde». Aquellas trabajadoras que eran despedidas «cuando nos casábamos». Aquellas amas de casa que «al salir de la mina ‘hacíamos la casa’»... En fin, aquella vida de los años 50 tan complicada para las mujeres.- ¿Mereció la pena Aurora?- Todo merece la pena, mira qué día tan emotivo acabo de vivir. Aquellos tiempos fueron los que fueron y nos tocó vivirlos como vinieron, ciertamente duros, ésa es la verdad.Estaba emocionada Aurora por el reconocimiento, un reconocimiento multiplicado por cuatro pues cuatro eran las protagonistas de la vieja fotografía, cuatro eran las historias, muy parecidas esa es la verdad, y cuatro realidades diferentes este sábado en Almagarinos. Aurora Libertad, como cada año, pasa los meses de verano en su pueblo y después pasa el invierno en el País Vasco con su hija, camina hacia los 90 (tiene 88) y mantiene una excelente lucidez; también estaba en el pueblo, igual de emocionada, Begoña, que en la actualidad vive en Astorga pero no se olvida de su pueblo ni de aquella vida. No pudo acudir por problemas de salud, ha sido operada recientemente, la tercera minera viva de la foto, Irene. Lo hizo en su lugar María Luisa, su hija, agradeció a todos la idea del mural.Y la cuarta es Hortensia, ya fallecida, y como portador de su memoria estaba su hijo José. El pueblo las arropó. Las escuchó en el Parlamento pues en el acto inaugural los nervios no las dejaron hablar. Allí se recordaban las viejas historias de aquellos años, las duras historias, como la llamada huelga de las mujeres, algo seguramente inesperado para las empresas de la época. «Éramos cinco mujeres para atender la linea de baldes, un trabajo muy duro, y cuando necesitaban ayuda pues nos llamaban a una y el trabajo se hacía imposible para el resto. Lo dijimos una y otra vez y como no nos hacían caso recuerdo que un día de verano, del año 60 creo, dejamos el tajo, nos subimos a un alto y nos pusimos a cantar, que era nuestra forma de protestar. El encargado dijo que nos iba a echar a todas pero finalmente no lo hizo».

- Una victoria en toda regla.
- Bueno. O que hacíamos falta en el trabajo y, como te he dicho, éramos una mano de obra bastante más barata que los hombres; explica Aurora Libertad con una sonrisa.
- ¿Te gusta que te llamen Libertad?
- Me hizo ilusión recuperar ese nombre, que es el que me había puesto mi padre. No es que me guste ahora es que no me gustaba cuando me lo quitaron.

Cantando protestaron ellas. Cantando cerraron este sábado el acto de homenaje a ellas. Sonrientes aparecen en la vieja fotografía y en el mural. «Todo merece la pena», dice Aurora.
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