Corría el año 1981 al que podríamos calificar de ‘annus horribilis’, ya que, durante el transcurso del mismo, ocurrieron sucesos muy graves y hechos luctuosos, pero también tragicómicos, además de aprobarse la ley del divorcio en España. Norma que causó una gran conmoción en la sociedad española y más sucintamente en la Iglesia católica, que se posicionó totalmente en contra utilizando para tal fin como caja de resonancia púlpitos y terminales mediáticas.
Ese es el punto de partida de la novela publicada por el sello Eolas, ‘Mariposas nocturnas’, del columnista de La Nueva Crónica, Alfredo E. Fuertes; una novela que se sumerge en un intrincado mar de amores, traiciones, infidelidades y desengaños donde sus protagonistas tendrán que enfrentarse a diversos avatares, eso sí, adaptados ya a la propia normativa vigente. La obra pretende ser fiel reflejo de un tiempo pasado que una sociedad adulta ha superado y motiva las presentaciones que tendrán lugar este jueves a las 18:00 horas en el Museo de la Radio Luis del Olmo, donde el autor estará acompañado del presidente del Consejo Comarcal del Bierzo, Olegario Ramón Fernández, y de Ana María Fuertes; el viernes a las 19:30 horas en el Museo Casa Botines de Gaudí, en compañía del director de este periódico, David Rubio, y de Ana María Fuertes; y el sábado, a las 19:00 horas, en el espacio Factor de San Feliz de Torío junto al editor Héctor Escobar. Todo un triplete de presentaciones para la quinta novela del escritor de Abelgas.
– Cinco novelas no son poca cosa. ¿Qué significa alcanzar esta cifra?
– Verás, es una mezcla de orgullo y de vértigo a la vez. Cuando publiqué la primera no imaginaba que esto llegaría hasta aquí, no, ni mucho menos tan lejos. Aunque debo decir que cada libro ha sido un aprendizaje y esta quinta me confirma que la escritura ya no es una aventura aislada, sino que es parte esencial de mi vida.
– ¿Qué cree que distingue a esta novela de las anteriores?
– Creo que hay una madurez distinta, puesto que me permití arriesgar más en la trama, estructura y en la voz narrativa. Además, traté de explorar emociones que antes no me atrevía a abordar: la culpa, la pérdida, el engaño y también la maldad revestida de concordia y hasta de buena educación.
– ¿Cómo nació la idea de ‘Mariposas nocturnas’?
– Fue casi accidental. Encontré un cuaderno viejo con anotaciones de hace años y me sorprendió que esas reflexiones seguían teniendo vigencia a día de hoy, las mismas que mezclan lo grotesco con lo siniestro, pero que son aplicables en este caso a una relación de compañeros de trabajo, en ‘Mariposas nocturnas’ entre una enfermera y un médico. De ahí surgió el primer esbozo de la trama, que luego creció y se transformó en algo mucho más complejo y espero que apasionante para el lector.
– ¿Cuánto hay de autobiográfico en la novela?
– Siempre hay algo, aunque no sea de forma y manera literal, no, no, eso no, pero, dicho de forma más coloquial, siempre dejas pelos en la gatera. Aunque prefiero pensar que los personajes son espejos deformados por mis propias experiencias, eso sí, mezclados o adornados con lo que observo en la vida cotidiana. Aunque lo cierto y verdad es que el escritor siempre roba pedacitos de su propia vida real.
– ¿Qué espera que los lectores encuentren en esta obra?
– La verdad es que no busco dar respuestas, no, yo no tengo esa capacidad de reflexión y análisis, lo que pretendo es abrir preguntas, pero sobre todo llevar la esperanza para intentar superar algunos vicios o tragedias que arrastramos desde hace demasiado tiempo. Por otra parte, me gustaría que al cerrar el libro el lector se sienta primero acompañado, a la vez que entretenido, y como si hubiera compartido o tuviera la sensación de haber realizado un viaje íntimo.
– En sus novelas, León siempre aparece como lugar común y su desarrollo, o bien los hechos que narra, suceden en nuestra tierra. ¿Ocurre lo mismo con ‘Mariposas nocturnas’?
– ¡Claro!, yo no sé, ni quiero, escribir nada donde León, mi tierra, no esté en el epicentro mismo de esa historia, eso siempre. Pero teniendo en cuenta que si ajustas la narrativa fabuladora a la vida real no siempre los personajes se comportan como deberían, pues no, ya que nuestro pueblo es diverso y así debe quedar reflejado en la novela con sus más y sus menos, pero ahí, justo ahí, en mitad de la trama, está y estará siempre León y los leoneses como protagonistas. Ten en cuenta que yo soy de Abelgas, mechendero convicto y confeso, «exiliado» en Santiago de Compostela desde hace más de treinta y cinco años, pero soy y me siento leonés por los cuatro costados: mechendero, omañés, babiano y luniego. Ergo, para mí, es muy fácil y un honor escribir sobre la tierra que me vio nacer y crecer, y espero que, pero que la parca no tenga mucha prisa, sea el lugar donde reposen mis cenizas.
– Y mirando hacia adelante. ¿Piensa ya en la sexta novela?
– Siempre hay ideas rondando, sí, aunque ahora mismo prefiero disfrutar de la puesta en marcha de ésta con las presentaciones y cuando llegue el momento, si es que llega eso que los poetas llaman la inspiración, o lo que decían los griegos que supone para el artista que es transportado más allá de su propia mente y recibe los pensamientos de los dioses, comenzaremos a escribir algo, lo que sea, ya se verá. La sexta novela llegará, supongo que sí, pero todavía no sé cómo, ni con qué voz, ni por supuesto con qué registros, ni qué historia se desarrollará. Quizás sea eso lo fascinante de este noble oficio de juntar letras.
– ¿Algo más que añadir?
– Sí, agradecer a mis lectoras/lectores haberme seguido hasta aquí, que es mucho, muchas gracias. Además, desearles, tal y como termino siempre mi columna, los lunes, alternativos, en La Nueva Crónica: Salud.