Ha vivido en Madrid –donde todavía reside– durante más de cuatro décadas. Aun así, su pueblo natal es recurrente en la conversación y, cada pocos segundos, a él hace referencia en el mejor de los sentidos. Cuenta que, en su faceta de traductor, está acostumbrado a relacionarse «con las palabras como herramientas» y, evitando hablar de sí mismo como escritor –«a pesar de que este libro es el número quince de los que he publicado»–, hace uso de una oportuna metáfora. «Me considero más bien un un artesano de las palabras», dice: «Como un albañil que va, ladrillo a ladrillo, haciendo una casa... Una pared primero, luego la otra, luego la otra; hasta que tienes el edificio».
Sariegos sería en este juego metafórico, cortesía de Alfredo Álvarez, los cimientos de la construcción. A la sugerencia, responde en afirmativo y sentencia: «Yo nunca me he ido de Sariegos». Allí vivió hasta sus veinticinco años. «Entre los escritores, solemos decir que la única patria es la infancia y es que las cosas importantes que he aprendido en la vida las he aprendido allí», continúa: «Para mí, Sariegos en un entorno muy potente desde el punto de vista imaginativo. Yo pienso que lo local es universal y, cuando me pongo a repasar historias que me contaron sobre Sariegos, creo que, en general, son todas una especie de material literario de primer nivel, como el material que puede haber en Pobladura, en Azadinos, en Villaquilambre o en cualquier otro pueblo... Todavía tengo esa riqueza, ¿para qué la voy a buscar en otra parte?».
"Me considero más bien un artesano de las palabras; un albañil que va, ladrillo a ladrillo, hasta hacer el edificio"
Alfredo justifica así la fuerte conexión de algunos de los relatos de su última publicación, ‘El camino del mar’, con el pueblo que le vio nacer. Su título, precisamente, «hace referencia a un camino que hay en Sariegos». «Fíjate, que estamos a ciento y pico kilómetros del mar», bromea el escritor, que añade un detalle: la portada del ejemplar es un una imagen plasmada en forma de dibujo del comienzo del recorrido. Uno que gusta especialmente al de Sariegos, que divaga sobre el nombre de su obra: «Yo creo que casi me estaba esperando».
Un total de dieciocho relatos forman parte de ‘El camino del mar’. No todos están relacionados con Sariegos y la temática de cada uno, cuenta el autor, es «muy variada». Escritos a lo largo de distintos años –algunos, previos a la pandemia; otros, posteriores a su obra ‘El río de los sueños’–, los distintos textos destacan por la importancia que el autor cobija en las formas narrativas. «No me gusta contar siempre de la misma manera», confiesa y destaca de su estilo buenas dosis de ironía, referenciadas en un prólogo anterior de Álvarez por el Premio Nacional de las Letras, José María Merino, y sobre las que ahora habla el propio autor: «A veces, son tan desternillantes en algunos relatos que parece que me gana el esperpento».
Este viernes, Alfredo Álvarez regresa a su tierra natal para presentar, en compañía del escritor y periodista Pedro Trapiello y el concejal de Cultura y Deportes, Manuel Romero, su último libro de relatos, ‘El camino del mar’. Lo hace desde las 19:00, en la Casa de Cultura de Pinilla, localizada en el número uno de la calle Victoriano Crémer. Una buena excusa para revisitar los cimientos de esa casa edificada que son las letras del escritor.
