Alberto Rodríguez Torices: "Escribo soportando el peso de una culpa"

El escritor vasco afincado en León resultó ganador del IV Premio de Novela Corta ‘Fundación MonteLeón’ por su obra ‘Sacrificio’, "la historia de una necesidad de redención"

Joaquín Revuelta
05/01/2016
 Actualizado a 17/09/2019
El escritor vasco afincado en León Alberto Rodríguez Torices. | MAURICIO PEÑA
El escritor vasco afincado en León Alberto Rodríguez Torices. | MAURICIO PEÑA
El autor vizcaíno afincado en la localidad leonesa de Valdefresno, Alberto Rodríguez Torices, recibía el pasado 28 de diciembre el IV Premio de Novela Corta ‘Fundación MonteLeón’ por su obra ‘Sacrificio’, que fue elegida entre alrededor de 150 manuscritos originales por un jurado presidido por el académico Salvador Gutiérrez Ordóñez.

Alberto Rodríguez Torices quiso agradecer durante el acto de entrega del premio a su editor Javier Santillán (Gadir) "el tiempo, el celo y el cuidado que le ha dedicado a este libro durante el proceso de edición", pues para el artífice de ‘Sacrificio’ lo verdaderamente importante en un premio literario es la publicación y que se inviertan todos los medios que el editor tiene a su disposición para que el libro pueda llegar al público. "En este sentido publicar en un sello con el prestigio, la calidad, la infraestructura y los medios de Gadir para mí es una inmensa suerte y una oportunidad que espero también saber aprovechar", destacó el autor afincado en Valdedresno, que hasta la fecha ha publicado tres libros en sellos locales o provinciales y reconoce que tenía ganas de poder hacerlo en un sello nacional y en este caso también internacional pues Gadir ha empezado a distribuir fuera de España.

Rodríguez Torices reconoce que este premio y la publicación suponen en cierto modo un retorno a la arena literaria después de un largo periodo sin publicar nada o casi nada. "Ha sido una especie de travesía del desierto, un tiempo difícil en el que ciertamente he comprobado lo que cuesta llegar a las mesas de los editores; han sido años también de turbulencias, de dificultades en otros aspectos más personales, laborales, etc, un tiempo en definitiva de crisis en el que incluso mi relación con la literatura, la escritura, se ha visto un poco puesta en tela de juicio, y ahí sigue todavía", confiesa.

Para el escritor vasco es curioso que su reaparición tenga lugar de la mano de ‘Sacrificio’, que no es una obra reciente pues la primera redacción tuvo lugar en el verano de 2007. "Fue una época de mucha efervescencia creativa, hubo semanas, meses, en los que brotaron muchas historias, casi todas cuentos cortos. ‘Sacrificio’ también fue un cuento corto en su día y después empezó a crecer, a pedir más páginas y más cuerpo", señala el autor.

Sobre ‘Sacrificio’ Rodríguez Torices apunta que es la "historia de una necesidad de redención, de un intento de expiación de una falta antigua. Una especie de pecado original que ha marcado al protagonista de esta historia, tiñendo toda su vida con el amargo sabor de la culpabilidad", asegura el autor, para quien la culpa es uno de los temas recurrentes de su escritura. "Me temo que escribo en buena medida soportando el peso de una culpa que no sé en qué medida es personal, cultural, colectiva o de qué naturaleza. Sí creo que es una culpa casi escrita en mi código genético como escritor, una culpa inevitable, que no hay manera de soltar y que acaba pesando sobre lo que uno hace y lo que no hace".

En otra lectura, ‘Sacrificio’ es, en palabras de su artífice, "una novela de raíz profundamente moral. En la historia existe una preocupación de fondo por distinguir lo que está bien de lo que está mal. He intentado que se perciba esa tensión por mantenerse del lado correcto", asegura Rodríguez Torices, para quien la presencia de la adolescencia es otra de las constantes de su literatura. "Me inclino a pensar que veo en la adolescencia una especie de metáfora, una especie de paradigma de lo que son en la vida de cualquier persona los periodos de cambio, de renuncia, de metamorfosis muchas veces dolorosa, y de acceso a un nuevo nivel de existencia con retos y dificultades de otro orden, de otra naturaleza", destaca el escritor, que también describe su obra como "una especie de parábola en la que yo vengo a plasmar la idea de que el crecimiento personal, particularmente el crecimiento emocional o sentimental tiene lugar más bien cuando nos equivocamos, cuando optamos por lo que está mal. Hasta diría que para crecer es necesario equivocarse, incluso es mejor equivocarse. No me atrevo a decir tanto, lo diría si no fuera por el daño que nuestros errores les suponen a otras personas, como se ve en el ejemplo de esta historia", concluye Rodríguez Torices.
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