La oralidad, el muestrario heredado, así como la tradición y las costumbres se iban pasando de generación en generación, de esa manera ha llegado hasta nuestros días para contarlo… y cuentan las crónicas y otros añadidos, que era la novia la que aportaba casi todo el ajuar, pues era parte de la dote para el matrimonio. Si nacían muchas niñas en una casa era casi terrible, pues por un lado había que hacerles el ajuar, y por otro, no había hombres para trabajar el campo u otros oficios; aunque ellas, las mozas, también trabajaban lo suyo… más el cuidado de los abuelos, y de los hermanos pequeños; no paraban ni para cortejar, si aquello se le podía llamar cortejar, casi siempre con la escopeta por detrás, por si acaso; y no hablamos de la edad media, que también, aquí hasta hace bien poco… cuidado que las cosas iban por la línea y si no, puerta. Otra cosa, eran aquellas bodas de conveniencia entre gentes con buenos capitales, de esa manera, se juntaban por herencias y papeles firmados, y que laven y frieguen y cosan las asistentas. En lo de las asistentas no vamos a entrar, que me pongo de muy mala leche. A lo que íbamos, el ajuar de novios; este se podía componer siempre a tenor de los posibles de los padres, pero por regla general, desde muypequeñas, las madres y abuelas iban preparando el ajuar poco a poco, y las mismas niñas, también hacían sus cosinas que les enseñaban en la escuela, y en casa, y ya de moza y casadera, pues tenía ya el ajuar casi terminado, y además, eran ellas, generalmente, las que bordaban manteles, sábanas… No obstante, durante muchos siglos, el ajuar de la novia, esperaba a que el novio enviara el arca de novia, (en muchas comarcas era la costumbre) también llamada «baúl o arcón nupcial». Si el novio era más pobre, pues imagino que haría un arca y punto, y si había posibles, pues ya era con adornos y pinturas, relieves… Si la novia era muy rica, pues todo el ajuar se exponía en una habitación grande de la casa, para que las visitas… ya saben…Y me ha llamado mucho la atención, y es el que casi todos los elementos del ajuar, siempre eran pares… sábanas, mantas, manteles… siempre de dos hasta doce, si la casa era rica.Unos tanto, y otros a casar con lo que se podía y a tirar de alpargatas durante casi toda la vida. Hay que también comentar que también existían otros ajuares, por ejemplo para niños, para monjas o novicias, y también el funerario que tiene también su historia. El de niños ya nos lo imaginamos, pero y el de monjas o novicias… tiene su aquel. Parece ser que algunos conventos de monjas participaron de la mentalidad y de las costumbres de la sociedad que les rodeaba, y se nutrieron de las jóvenes novicias que abrazaban la vida religiosa, quienes ingresaban con las ideas y costumbres de aquellos tiempos. La entrada al convento requería del pago de la dote para solventar los gastos comunes de la orden, así como del «ajuar», que consistía en el conjunto de muebles, enseres y ropas, que iban a necesitar en el monasterio. En algunos casos, las jóvenes compraban su celda, donde podían vivir independientes del dormitorio común. Y sobre los ajuares funerarios, pues qué contarles… pues que han sido muy importantes a lo largo de la historia. Leonor Parra Aguilar, historiadora por la Universidad Autónoma de Madrid, entre otras cosas dice al respecto…: «Los enterramientos de los monarcas del reino de Castilla nos muestran cómo los reyes pretendían dejar señales de su poder aún en la muerte. A través del estudio detallado y la comparación de los ajuares de Alfonso X y Sancho IV de Castilla, se verá cómo en los ámbitos funerarios de los poderosos, las pretensiones monárquicas tienden a multiplicar su fortaleza como arma y como propaganda política, siempre apoyándose en la religiosidad para argumentar su poder». En otros ajuares funerarios, se encontraron verdaderas joyas en las tumbas a lo largo de los diferentes ciclos evolutivos del ser humano. Y para cerrar, qué mejor que hacerlo con una boda maragata en Santiagomillas, donde se recuerda las ancestrales costumbres de muchos habitantes de la comarca. En uno de los apuntes de José Manuel Sutil Pérez, al respecto, comenta…: «Otra ceremonia importante del día de ‘la tornaboda’ era el llevar el ajuar a la nueva residencia de los novios. El ajuar estaba compuesto por ‘la dote’ de la novia y los demás utensilios y muebles que iban a necesitar en su nuevo hogar. La dote, si la familia era pudiente, consistía en la ‘mesa de anca de rana’, llamada así por la forma de sus patas; el arca, donde la novia guardaría el lujoso traje de maragata y demás prendas personales, y dos artísticas camas de nogal. Si la novia era de una clase social más inferior, se le daba ‘la mesa de dos cajones’ y la cama de hierro. Este traslado se hacía en carros engalanados y tirados por los mejores mulos y machos de la recua del arriero. Se medía la clase social de los novios por el número de carros empleados en hacer el traslado del ajuar: a más carros, más ricos los novios; a menos carros, más pobres. Además de los muebles de la dote, figuraban en el ajuar la rueca y el huso de la novia, para hilar; las calderetas, cazos y potes, para la cocina, y, si el novio era arriero, los aparejos de los machos. También llevaban útiles de labranza, que la novia tendría que usar mientras el marido se dedicaba a la arriería. Este traslado festivo era acompañado por todos los jóvenes de la boda, tocando las castañuelas y acompañados del tambor…» Y les dejo, voy a intentar hacer un ajuar de palabras con algo que se nos ocurra a la vida y la memoria, para un nuevo tinglado.