Ahora te toca a ti

Nuevo capítulo del serial literario 'Senderos de inspiración'

Nuria Crespo y José Antonio Santocildes
14/12/2025
 Actualizado a 14/12/2025
Ahora te toca a ti.
Ahora te toca a ti.

Ahora te toca a ti. Sí, a ti. Te toca convertirte en el protagonista de tu vida sin disculparte por ello, sin encoger los hombros y sin pedir permiso para existir. Te toca a ti ser la persona que más te ama, que más te cuida y te respeta. Sí, te toca a ti ponerte en primer lugar porque en el fondo sabes que es inútil esperar de otros lo que tú mismo no puedes darte. Porque en el fondo sabes lo triste que es vivir esperando esas migajas de ternura que pides como quien extiende la mano al borde del abismo. Te toca a ti darte todo lo que anhelas, todo lo que necesitas. Te toca recoger tu propio calor y sostenerlo como lo hace una llama cuando empieza a arder.

Ahora te toca a ti dejar de mirar hacia los lados y avanzar. A veces lento, torpe en ocasiones, a veces con ímpetu desmedido, cansado en ocasiones, pero siempre avanzando, dejando de medir tus propios pasos con relojes que no te pertenecen. Avanzando sin pausa hacia esa versión tuya que lleva eones aguardando por tu llegada en algún lugar. Esa versión que iluminaste por algún tiempo. Esa versión que abandonaste por cuidar historias ajenas. Esa que dejaste en pausa mientras extinguías incendios que no eran tuyos. Esa que sigue intentando captar tu atención sin descanso, pidiéndote que regreses a ella mientras te sigue esperando pacientemente, silenciosamente.

Ahora te toca a ti. Te toca levantarte, darte la vuelta y sacudirte el polvo. Te toca barrer los restos de un pasado que ya no te sostiene, que ya no te sirve, que ya no es. Te toca cerrar la puerta que sigue chirriando, borrar ese doloroso contacto, levantar un muro y esconderte un poco. No por cobardía, no por huida, sino por necesidad. Porque ya estuviste para otros. Ya pusiste primero a otros. Ya repartiste tu tiempo, tus fuerzas, tus ganas, tu hombro, tu voz, tu paciencia con otros. Para que ellos estuvieran mejor mientras tú te diluías poco a poco hasta dejar de reconocerte en tu propio espejo. Porque ya escondiste tus lágrimas en bolsillos llenos de silencio. Porque ya te tragaste demasiadas veces palabras que te ardían para no romper la calma de otros. Porque te hiciste fuerte a la fuerza, a golpes, moldeándote a un ritmo vertiginoso. Porque diste todo y más hasta quedar en deuda con la vida, con el tiempo, con el pasado. En deuda contigo mismo. Porque te quedaste vacío en incontables ocasiones intentando llenar a los demás. Porque te perdiste en la inmensidad de la noche intentando ser el refugio que nadie te ofrecía.

Por todo eso, ahora te toca a ti. Te toca rescatar de la muerte viejas ilusiones, volver a sacarles brillo a los sueños que olvidaste en un cajón, o construir otros nuevos. Te toca recordar que nadie, absolutamente nadie, va a venir a salvarte, porque la salvación siempre fue un trabajo interno, un movimiento íntimo, un acto de valentía silenciosa que lleva a una intensa transmutación que te eleva sobre el miedo.

Ahora te toca a ti. Te toca mimarte con las mismas manos que siempre tendiste a los demás. Te toca cuidarte aunque no siempre sepas cómo hacerlo. A veces será saborear un café sin prisa. Otras, decir «no» sin temblar. Ahora te toca perdonarte por haberte dejado para después, por haberte exigido tanto, por haberte amado escasamente, por conocerte tan poco, por valorarte menos. Ahora te toca levantarte sin temor porque eres tú quien se habla, que se acompaña, quien se abraza.

Ahora te toca a ti construir una vida donde tú también quepas. Una donde no tengas que encoger tus sueños ni apagar tu luz para no incomodar. Una en la que el cansancio no sea tu único idioma y en la que el amor no duela, no se disfrace de sacrificio, ni te haga pequeño. Una vida donde cada día puedas reconocerte un poco más, donde puedas habitarte sin miedo. Una en la que sientas que has llegado al lugar correcto: a ti. Porque no es egoísmo elegirte; es una necesidad, es supervivencia, es derecho. Porque si tú te pierdes, se pierde todo lo demás. Porque no puedes sostener el mundo de otros si el tuyo se desmorona. Porque tu paz es sagrada y tu tiempo importa.

Ahora, por fin, te toca a ti elegirte. Una y otra vez elegirte. Incluso cuando te cueste, incluso cuando las dudas te hagan sombra, incluso cuando dar un paso te parezca demasiado osado. Elegirte siempre, porque ya sabes lo que pasa cuando no lo haces, y porque esta vez no quieres volver a perderte.

Ahora te toca a ti. Te toca alzarte con la seguridad de quien por fin entiende que no tiene nada que demostrar. Te toca mirar tus cicatrices sin vergüenza, a la cara, porque son tu historia, tu mapa. Ahora te toca permitirte lo que te negaste, lo que postergaste, lo que silenciaste. Ahora te toca abrir un espacio a lo que deseas, a lo que de verdad anhelas, aunque tiembles al pensarlo. Ahora te toca vivirte desde dentro, sin máscaras, sin ese afán de perfección que tanto te desgasta. Ahora te toca sentirte a tu ritmo, a tu manera, con arte y gracia. Con tu fuerza, con tus heridas convertidas en simiente, con tu voz, que por fin empieza a escucharse clara.

Sí, ahora te toca a ti. Sin prisas. Sin pausas.

 

Lo más leído