Encontrar a Tomás (Sánchez Santiago)es como aterrizar en un remanso de paz, nada parece alterarle y, sin embargo, le duele el alma por demasiadas cosas. Hablar con Tomás es aprender, es de aquellos viejos maestros que jamás lo deja de ser y solo hace falta escuchar. «¿Has visto el teatrillo este del entierro del Papa, a la gente haciéndose selfies de espaldas al difunto?No pude por menos que recordar cómo hace unos años, 15 ó 20, en un pueblo de mi Zamora natal iba a un entierro de un familiar, andando y venía de frente un agricultor que nada tenía que ver con el cortejo. Se detuvo, bajó de la bici, se quitó la boina y con sumo respeto nos dejó pasar». Leer a Tomás es disfrutar de la mejor literatura, la amasada en silencio y masticando cada palabra, la que le ha llevado de salto en salto hasta el sobresalto, primero aquel Ciudad de Salamanca escrito desde el desván de los recuerdos, después poemas, relatos, novelas y reflexiones que a nadie pasaron desapercibidas por su hondura y ayer... el Premio Nacional de la Critica en la modalidad de Poesía por un libro que bien merecía una llamativa faja que te avisara de que no pases de largo ante ‘El que menos sabe’, publicado además en la editorial leonesa Eolas, para la que tiene el galardonado un recuerdo. «Estoy muy agradecido, no lo dudes, pero también es verdad que me produce una enorme alegría por el editor, por Eolas, por Héctor. Seguramente no sea fácil para una editorial honesta y elegante abrirse paso en ese mundillo sin dar codazos. Yél lo ha logrado».
– ¿Dónde te ha pillado la noticia?
– En el olvido.
– Ya nos estamos quejando los poetas, y eso que te han premiado.
– No hombre, no soy muy de quejarme. Estaba en el Bar El Olvido, del Polígono X, hablando con Nardi.
– Decías que una gran alegría y mucho agradecimiento, aunque eres de los que no lo exterioriza mucho.
– Al margen de por dónde vaya la conversación a partir de aquí, demos por sentado que lo agradezco, y mucho;otra cosa es que sea consciente de que la poesía pocas cosas puede cambiar y de que no creo que vaya a cambiar el curso envilecido que lleva la vida.
– ¿Qué supone un premio así?
– No lo sé. Imagino que supone seguir;lo que no se es por dónde y, te diría más, ni siquiera si voy a seguir. Al menos en el campo de la poesía, en el que cada nuevo libro es un debut, uno siempre debuta en cada nueva aventura, por eso no sé qué ocurrirá.
– ¿Quieres decir que después de cada libro de poesía llega el vacío?
– Sí. Yen el caso de ‘El que menos sabe’ llegó el vacío más absoluto. Quedé exhausto y sin nada más dentro. Desde que lo entregué, a finales de 2023, ni una linea más no he sido capaz de crear ni un solo poema.
– ¿Eso es nuevo o te ocurre siempre?
– Ocurre, o al menos me ocurre, y lo acepto con absoluta normalidad. Es la poesía y hasta me alegra porque así siento que no soy una factoría, que produce cuando le piden o quiere;no tienes que ser poeta siempre. Lo natural es caer en un hoyo y no sabes si vas a poder salir de él;pero, insisto, es lo natural y así lo debes recibir.
– ¿También te ocurre en la novela?
– Es diferente. Como en los relatos. La prosa la puedes dejar ahí y retomarla. La poesía es una especie de revelación, a la prosa le puedes dar un empuje personal, lo dejas y vuelves, la trabajas... La poesía es una especie de fricción entre lo que quieres y lo que te sale en el camino, pero nunca sabes si te va salir algo.
– Vamos con algo muy manido, pero imprescindible, el papel de la poesía, de los poetas, en estos tiempos.
– La poesía es lo contrario de lo útil, de lo inmediato y de lo práctico, que son tres dioses de la sociedad actual. Es el lenguaje de la conciencia, los sentimientos y la imaginación, que no cotizan mucho. Pero yo sigo insistiendo en que la poesía es el único lugar donde no se miente y desde esa mirada el poeta está obligado a hablar, aunque no le hagan caso.
– ¿Cómo ve el premio ‘de la crítica’ el momento actual?
– Pues perplejo e indignado. En un mundo que desprecia la salud del planeta, que le concede el pensamiento a los influencers, que convierten la imaginación en un juguete en manos de máquinas, en el que los dueños del mundo se reúnen para despedir con honores a un personaje que les resultaba evidentemente incómodo ¿Dónde queda la dimensión humana?Se hace necesario levantar la voz, como se pueda.
–Después de muchos años de profesor, ya jubilado, ¿cómo ve ese futuro que se está gestando en las aulas?
– Primero, como estábamos viendo, diría que la sociedad en general ha desterrado el pensamiento crítico;y después, mirando a la educación y, tal vez metiéndome en problemas, me atrevería a decir que también el pensamiento crítico ha sido desterrado de la Educación;y ése me parece un problema muy grave, pues estamos creando una sociedad como la hemos querido hacer, los chavales hacen lo que ven... y sin pensamiento crítico.
– Habíamos quedado en que estaba muy agradecido por el premio.
–Mucho. No lo dudes.