Fue cuatro décadas más tarde cuando Magüi Mira se subió al escenario para interpretar por primera vez a la señora Bloom, en una actuación de la que se dijo que «enamoró al público y la prensa». Todavía no había cumplido los cuarenta cuando la actriz, directora, dramaturga y productora valenciana emprendía uno de los viajes más largos de su vida. Y es que durante más de veinte años, ha recorrido España, Latinoamérica y China encarnando el papel que esta tarde trae al Auditorio Ciudad de León.
Molly es, en palabras de Mira, «una mujer a la que no podían encapsular», un paradigma de la condición femenina «que tiene los ojos cansados de las mujeres que han transitado años de su vida». El personaje rompió sin reparos todos los límites establecidos para madres, esposas, hijas, hermanas; en definitiva, para todas las mujeres, en una época en que los límites estaban rígidamente instaurados. La valiente y descarada señora Bloom cobró vida entre líneas sobre el papel con su carácter y sus ideas desencadenadas. Y, por su extensa trayectoria, es difícil ponerle una cara y un cuerpo que no sean los de Magüi Mira.
La valenciana es miembro de la junta directiva de la Academia de las Artes Escénicas y ha recibido galardones, como la Medalla de Oro a las Bellas Artes, el Premio Valle Inclán a la mejor creación teatral del año por su dirección de ‘Consentimiento’ o el Premio Ercilla a su trayectoria. Ha dirigido más de setenta producciones y su trabajo se ha calificado como un verdadero ejemplo de compromiso y lucha por la dignidad de las mujeres. Con papeles a sus espaldas, como la señorita Julia, la anarquista o Madame Bovary, no fue hasta su interpretación de Molly Bloom cuando recibió la admiración del público y la crítica a nivel internacional.
Acompañada de Marta Torres, dirige y protagoniza la obra titulada ‘Magüi Mira Molly Bloom’. Torres cuenta también con una extensa trayectoria profesional como autora y directora de piezas teatrales. Ha recibido numerosos premios, es presidenta de la Asociación de Compañías Profesionales de Artes Escénicas de Castilla La Mancha y forma parte de la junta directiva de la Federación Estatal de Asociaciones de Empresas de Teatro y Danza. Con trabajos como ‘La tormenta perfecta’, ‘Los hilos del Vulcano’, ‘La esmeralda de Kapurthala’ y otros para un público infantil, como ‘Casi Romeo y Julieta’ o ‘Alberti, un mar de versos’, la directora y autora teatral cuenta con un alto reconocimiento.

Cuarenta años después de su primera Molly Bloom, una más experimentada Magüi Mira se atreve con este fuerte personaje. Su larga puesta en escena sin importar demasiado la edad refleja prodigiosamente la viveza de la protagonista, que evoluciona de la mano de los cambios y que no queda relegada a un segundo plano con el paso del tiempo. Mira, junto a todo el equipo, convierten a la esposa del señor Bloom de Joyce en una figura verdaderamente atemporal.
Todo un capítulo de una obra proscrita por obscena, por valiente, dedicado al personaje de la valenciana, la Molly Bloom española, pues tras tantos años será difícil distinguir quién es quién. Un capítulo sin puntos y sin comas. Un párrafo extenso, guiado únicamente por ideas solapadas en la cabeza de una mujer de principios del siglo pasado que no pueden expresar de mejor manera el libre albedrío del inconsciente. «Una voz directa y limpia que habla de otra vida posible en la que quiere su espacio» y que indudablemente ha contribuido a los cambios en la percepción de las mujeres y su papel en la sociedad. Una Molly que «se recrea, duda, recuerda, siente, late». Una Molly que piensa y que «dice SÍ a la vida», en mayúsculas. Una mujer «con actitudes reprobables para la moral establecida, sin que eso la convierta en perversa o malvada».
Por no más de diez euros, el aterrizaje del espectáculo en el Auditorio este jueves a las 20:30 no dejará títere con cabeza. Obscenidades, pensamientos que rozan la trascendencia y frases repletas de verdad provocarán en los espectadores sentimientos encontrados y, como el buen arte, no dejarán al público la oportunidad de saber si lo correcto es reír o llorar.