LNC Cofrade: Desagravio

La Cofradía del Desenclavo entrega a las Clarisas treinta monedas cada Jueves Santo

Xuasús González
25/03/2023
 Actualizado a 25/03/2023
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Treinta monedas fue el pago que recibió Judas Iscariote por traicionar al Señor. Otras tantas entrega cada año, como desagravio, la Cofradía del Desenclavo a las Clarisas, cada tarde-noche del Jueves Santo, al paso de su procesión de las Tinieblas y Santo Cristo de las Injurias por el convento de la calle Cardenal Landázuri. Así se viene realizando desde 1994, el segundo año en que la entonces jovencísima penitencial con sede en Santa Marina la Real –fue erigida el 31 de julio de 1992– salía a la calle en Semana Santa.

Son exactamente treinta monedas de curso legal que, además del desagravio, suponen también un donativo para la comunidad de las franciscanas descalzas, que son hermanas mayores honorarias de la cofradía –además, cantan el Jueves al paso del Nazareno, y el Sábado la salve a la Virgen–, y en cuyo templo celebra el Desenclavo su misa anual de acción gracias el III Domingo de Pascua.

Así, cuando la procesión –que evoca otros tiempos, con el Cristo de las Injurias y la Virgen del Mayor Dolor en sendos pequeños pasos avanzando a golpe de horqueta por las angostas calles del barrio de Santa Marina– se aproxima al cenobio, exactamente cuando la presidencia se encuentra en la calle Convento –desde el año pasado, que se modificó el recorrido; antes, a la altura de la calle Arvejal–, el tesorero de la cofradía, que lleva consigo la bolsa con las monedas, acude a llamar al hermano mayor –otro seise ocupará temporalmente su lugar– y, juntos, tras recoger en el paso de la Virgen un ramo de flores preparado para la ocasión, se adelantarán hasta el convento. Y serán recibidos en el interior del templo –hasta hace unos años, el desagravio se realizaba en una pequeña mesa a la puerta del convento–, tras las rejas, por la madre superiora, con quien –tras recibir las monedas de manos del hermano mayor de la cofradía–, conversarán distendidamente durante unos minutos, entre otras cosas, sobre el canto de la salve a la Virgen del Desconsuelo el Sábado Santo.

Mientras tanto, la procesión –que no se detiene– continúa su recorrido hacia Santa Marina la Real. De allí salió tras el ‘Oficio de Tinieblas’, y allí finalizará para, acto seguido, en el propio templo –y solamente en presencia de los hermanos– llevar a cabo el ‘enclavamiento de Cristo’ que, el Sábado Santo, será desenclavado ante la puerta del perdón de San Isidoro. 

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