León, cuna de exorcistas

Benito Gallego, leonés de Villamoratiel de las Matas, acaba de ser reelegido por aclamación para su tercer quinquenio como presidente deán de la Catedral de Oviedo, donde también es el exorcista oficial de la diócesis. Otros dos leoneses ostentan este mismo oficio en las diócesis de Compostela y Barcelona

Fulgencio Fernández
17/01/2021
 Actualizado a 17/01/2021
Benito Gallego, que fue cura en Babia y Santa María del Páramo, ya lleva 45 años en Oviedo, parecía predestinado, pues nació el día de la Santina.
Benito Gallego, que fue cura en Babia y Santa María del Páramo, ya lleva 45 años en Oviedo, parecía predestinado, pues nació el día de la Santina.
Entre los muchos leoneses que andan por el mundo hace unos días fue noticia en Asturias uno de ellos, el cura nacido en Villamoratiel de las Matas Benito Gallego, por su «tercera aclamación» como deán-presidente del Cabildo Catedralicio de Oviedo. Un cargo al que se accede por votación secreta y ha de ser ratificado por el arzobispo.

El leonés, nacido el día de la Santina, es el ‘hombre fuerte’ de esta Catedral, de la que es canónigo desde 1975, canonjía a la que accedió por oposición.

Al explicar el papel del leonés, que es canónigo penitenciario, señalaban que es «el encargado de administrar el sacramento de la penitencia y, en su caso, decidir la absolución en los pecados de mayor gravedad». Para añadir, «Benito Gallego también es el exorcista de la Archidiócesis de Oviedo».

Tiene la palabra, y el oficio, exorcista un gancho especial y más aún quienes lo ejercen de manera oficial, autorizados por el Vaticano y que se cree que son alrededor de veinte en toda España (Rouco nombró 8 para Madrid en 2014 pues sólo había 18 en toda España).

Fray Josemaría: "No todos los disturbios son posesiones, pero sí he visto vejaciones y posesiones diabólicas, brotes violentos o sus lenguas ignoradas que se manifiestan"  De esos 18 exorcistas que había, curiosamente tres son leoneses y, además de Benito Gallego en Oviedo, son exorcistas oficiales dos dominicos leoneses: Fray Josemaría, en la diócesis de Compostela, y Juan José Gallego Salvadores, de Castrillo de los Polvazares, que ejerce en Barcelona. Los tres son bastante reservados en cuanto a apariciones públicas, especialmente Fray Josemaría, leonés de la capital aunque con raíces en Manzaneda de Torío, como él mismo explicaba en la biografía que escribió para la solapa de un curioso volumen, Igual que cerezas,en el que viaja a la etimología de viejas palabrasleonesas que fue apuntando en sus libretas cuando ejerció de cura en esta provincia. ««Fray Josemaría. Barrio de San Esteban. Arravales de León. Camino de Carvajal de la Legua. Ahí está aún la casa en que nací. Año 1950. Y acabado de bautizar, de regreso con mis padres, Porfirio y Laura, a la casa de la Vega, ribera arriba del Torío, junto al Santuario de la Virgen de Manzaneda», escribía él mismo.

Prueba de que no es amigo de las apariciones públicas es que a última hora decidió no presentar él su libro, consciente de que las preguntas iban a ir sobre su condición de exorcista, esa profesión con tanto ‘morbo’ y más después de la película con el mismo título.Benito Gallego pasó por alto profundizar en ella con motivo de su reelección limitándose a recordar que «nunca interfiere con la labor de los médicos, siendo una prioridad discernir si el afectado sufre problemas psiquiátricos, que es el campo de la medicina, o si realmente hay intervención demoniaca, donde entra en juego el oficio de exorcista».Gallego Salvadores: "Pierden el conocimiento, hablan lenguas extrañas, tienen una fuerza desorbitada, ves a señoras educadísimas vomitando, blasfemando: ¡La Virgen es puta!"  Los tres coinciden, no podía ser de otra manera, en reconocer la existencia del demonio. Juan José Gallego explicaba con claridad en un viejo reportaje de El País que «el demonio está mucho más presente en la sociedad de lo que la gente cree»; asegurando que «he visto comportamientos similares a los que se ven en las películas» pero sin querer más detalles pues, asegura, es un momento muy personal e íntimo del exorcista y las víctimas, llegando a mantener una especie de polémica con el famoso Padre Fortea, el exorcista más conocido pues le daba mucha visibilidad a su oficio.Como se ha dicho, Fray Josemaría es el menos dado a las apariciones públicas. Lo que tiene que decir lo escribió en su libro Manual del exorcista, de contenido eminentemente teológico y nulas concesiones a otros campos. Es el dominico leonés —que fue también misionero en Guatemala— un personaje muy singular, discreto, tímido, es habitual verle en sandalias en pleno invierno, sin móvil ni presente en las redes, culto, profundamente espiritual y capellán del monasterio de las Madres Dominicas de Belvís... Su halo de cierto misterio provocó que cuando aceptó ofrecer una charla sobre su oficio de exorcista, en 2014 en Carballo, se encontró con un salón de actos abarrotado, con gente que había hecho muchos kilómetros para ver al leonés y escucharle. Habló del demonio, claro: «Su acción existe. Nadie lo duda, pero no podemos buscar el sensacionalismo y verlo en todas partes, ni tampoco racionalmente excluirlo sin más».Explicó que no caería en ‘el morbo’ de los nombres, los casos concretos... «No podemos reducirlo todo a una enfermedad psíquica, pero estamos en lo mismo: ni toda enfermedad es obra del maligno ni tampoco podemos decir que no haya casos donde su acción sí es evidente», reconociendo desde disturbios externos a vejaciones y posesiones diabólicas, con brotes violentos o lenguas ignoradas «pero son bastante raras. No todos los disturbios son posesiones». Al hablar de ‘la peor’ no dudo en señalar «la sujeción diabólica voluntaria,en definitiva, las sectas satánicas».

- ¿Y cuál es su consejo?
- Sabiduría y prudencia, siempre.

Tres sacerdotes leoneses han sido autorizados por el Vaticano para ser exorcistas oficiales: Benito Gallego, en Oviedo; Juan José Gallego, en Barcelona y Fray Josemaría, en Compostela  Sobre la magnitud del problema se acogió a las cifras que ofrece Gabriele Amorth, el oficial de la Santa Sede, quien explica que de «los de 30.000 exorcizados, sólo 93 eran posesiones diabólicas».

Gallego Salvadores también habló en la revista Barcelona Secreta casos extraños, «personas que pierden el conocimiento, hablan lenguas extrañas, tienen una fuerza desorbitada, malestar profundo, ves a señoras educadísimas vomitando, blasfemando: ¡La Virgen es una puta!».

Y frente a ello. Tres leoneses.
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