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Leer tu esquela

Leer tu esquela

OPINIóN IR

07/12/2017 A A
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Leer tu esquela
Existen muchas maneras de etiquetar a las personas, pero sin duda la que más me atrae es la que tiene que ver con la forma en que leen el periódico. La sangre negra de las palabras inunda de la misma manera todos los ejemplares de los papiros de nuestra era, pero la rutina con la que cada lector impregna sus huellas dactilares de esa sangre sirve para conocer algo más importante que su DNI, nos da pistas para vislumbrar su verdadero yo. Sus preferencias, sus debilidades, sus deseos… son desvelados con cada lento o impulsivo paso de página, permitiendo disfrutar al voyeur que les mira desde el fondo de la barra.

Unos empiezan por la portada y continúan página a página como marcan los cánones del buen lector, otros prefieren comenzar por la contraportada, quizás porque les guste ver la vida al revés. Algunos van directamente a la sección de deportes, dando la espalda a las patadas entre políticos, y hay quienes ponen todo en manos de los astros y lo primero que miran es el horóscopo. También existen los desafortunados que buscan la suerte y comprueban si una serie de números inconexos les permiten cambiar de vida, sin saber realmente si el cambio sería a mejor. Pero sin duda, los que más me llaman la atención son los que buscan las páginas donde el negro tiene más sentido, ya que es el color que mejor combina con las cruces y con las crónicas de unas muertes anunciadas. Y es que todas las muertes son anunciadas desde el mismo momento en que un desconocido corta de un tajo lo que te ha unido durante nueve meses a un mundo también oscuro, pero que es el preludio a una realidad llena de color. Aunque sea una verdad de perogrullo, en ocasiones olvidamos que la única certeza de la vida es la muerte.

¿Pero realmente qué es lo que buscan cuando observan ese cementerio de papel? No creo que pretendan encontrar el nombre de un familiar o amigo que ya ha iniciado su travesía en la barca de Caronte, ya que el móvil habría servido ya para recibir la funesta noticia. ¿Y entonces cuál es la verdadera intención de esta macabra búsqueda? Puede ser un acto reflejo de autoconciencia de seguir vivo al no ver tu nombre entre los nominados en el Gran Hermano de la Guadaña. A lo mejor es la necesidad egoísta de compararse con los que ya han visto la luz al final del túnel, ya que la mejor manera de poner en valor algo es enfrentarlo a lo opuesto. O quizás sea que al sentirse cada vez más cerca de lo inevitable, consiguen vida extra al ver que la media de edad de los elegidos supera con creces a la suya. Aunque claro, esta estrategia tiene su peligro, ya que en ocasiones sus ojos se detienen en esos dígitos malditos que anuncian que la Santa Compaña ha llamado a filas a alguien de su quinta o incluso de menor edad.

Los ávidos consumidores de esquelas suelen tener un denominador común, se han dado cuenta de que han vivido ya más tiempo del que les queda por vivir, lo que provoca estremecimiento y pavor ante el encuentro definitivo. Éste es inevitable y sólo cuestión de tiempo, pero a pesar de ello no sabemos dejar de lamentarnos.

William Shakespeare nos dejó escrito que «Los cobardes mueren miles de veces antes de su muerte y los valientes experimentan la muerte una sola vez». No sé si los lectores de esquelas son cobardes o valientes, pero si este vicio mortal les sirve para apreciar la vida como se merece, ya tenemos otro motivo por el que la prensa en papel debería ser inmortal.
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