Sin embargo, como reflejó Diego Dorado en la rueda de prensa posterior, «cada uno jugábamos nuestro propio partido» y es que no era Juanín el único que dejaba de vestir la camiseta del Abanca Ademar y el cariño de la afición leonesa fue compartido para el resto de jugadores que se marchaban, Simonet, Biosca, Rodrigo, Ligetvári y Pesic.
Simonet, adiós a la élite
No es una retirada como tal, porque el central argentino continuará jugando en su país a un nivel menor con la intención de tratar de llegar a los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Sin embargo, Sebas Simonet sí que dijo el sábado en León adiós a la élite.Con 17 años llegó a Arrate, donde jugaba Carou, para jugar en su equipo juvenil y regresar a Argentina a acabar sus estudios. Después volvió a España, a Torrevieja, para iniciar su carrera profesional junto a Fede Vieyra. De ahí probó suerte en Francia, en el Ivry para llegar al Ademar junto a los dos compatriotas que han marcado, junto a sus hermanos, su carrera.
En León cumplió el sueño de jugar Liga de Campeones, algo que «me llenó como jugador, como antes lo habían hecho todos los torneos con la selección» asegura a Efe.
El sábado puso punto y final a una aventura que le deja como toda una referencia en su país y lo hizo, como no podía ser de otra forma, entre lágrimas y acompañado por sus amigos y parte de su familia, ya que en el caso de sus hermanos Pablo y Diego Simonet sus compromisos balonmanísticos se lo impidieron.
Biosca, otro portero ‘made in León’
Otra de las despedidas importantes de la tarde fue sin duda la de Nacho Biosca. El portero, en declaraciones a Efe, calificó el adiós como «muy emotivo para todos, especialmente para Juanín» a la vez que deja la puerta abierta a volver en el futuro «porque León es una segunda casa y el ambiente ideal de balonmano».Biosca llegó en 2014 a León procedente del filial del F.C. Barcelona. Tenía 19 años y en León se convirtió en uno más de los grandes productos que ha formado el Ademar hasta el punto de convertirse en uno de los mejores guardametas de la liga en una experiencia que considera que ha ido «de menos a más, logrando en la última temporada quizá una mayor madurez, regularidad y aprendiendo psicológicamente a no venirme abajo». La próxima temporada jugará en el Kadetten suizo, donde buscará «seguir creciendo como jugador y vivir una nueva experiencia en otra competición».
Rodrigo deja su casa
Además de la de Juanín, la otra despedida que puso los sentimientos a flor de pieltanto en jugadores como en aficionados, seguramente por aquello de ser otro de casa, fue la de Rodrigo Pérez.El central leonés, tras cerrar una temporada en la que ha terminado siendo determinante, dejará el club de su vida para tener los minutos que no ha tenido en su Ademar. El abrazo con su hermano, un Gonzalo que sí continuará en el extremo ademarista, ambos sin poder contener las lágrimas al igual que su familia, fue uno de los momentos más emocionantes del sábado.