La Virgen de la lluvia cumple con sus devotos

Una multitud de fieles arropó este domingo a Nuestra Señora de Castrotierra en su regreso a casa en un recorrido de ocho horas marcado por el viento y por las precipitaciones puntuales

P.J. Abajo
15/05/2022
 Actualizado a 15/05/2022
Una multitud de fieles arropó a Nuestra Señora de Castrotierra en el viaje de vuelta desde Astorga hasta su santuario valdornés. | ABAJO
Una multitud de fieles arropó a Nuestra Señora de Castrotierra en el viaje de vuelta desde Astorga hasta su santuario valdornés. | ABAJO
Ocho días después de su multitudinaria salida en rogativa hacia Astorga, aunque con un tiempo bastante más desapacible, detrás de varias decenas de pendones y de las cruces parroquiales de numerosos pueblos, la Virgen del Castro regresó este domingo a su santuario de la Valduerna acompañada por un gentío similar o mayor al de su peregrinación de ida en busca de la oración que se convierta en lluvia para el campo leonés. Una lluvia implorada que hizo acto de presencia en varias ocasiones a lo largo del recorrido.

Con la devoción y el fervor popular que siempre ha caracterizado esta cita, los valdorneses y los vecinos del Jamuz, de La Cepeda y del Órbigo, de la Sequeda y la Vega del Tuerto, Maragatería y de otras muchas comarcas que tienen en Castrotierra un lugar de referencia espiritual acompañaron a la Virgen en su viaje de regreso desde la seo asturicense, donde ha permanecido desde el día 7 para la celebración de un novenario, hasta su casa en lo alto del castro.

La marcha, conducida por los Procuradores de la Tierra, tuvo como protagonistas visibles desde la distancia en los casi veinte kilómetros de recorrido a los pendones y pendonetas de decenas de pueblos de las comarcas de Astorga y de La Bañeza intercalados con grupos que amenizaron la marcha con música popular y toque de dulzaina y tamboril, panderos y castañuelas. Tampoco faltaron cánticos ni sentencias impropias en cualquier lugar, pero sobre todo en una romería con trasfondo religioso.

Detrás del sinfín de pendoneros, centenares de fieles y numerosas cruces que representan a las parroquias de la zona para cerrar la comitiva la Virgen de Nuestra Señora de Castrotierra, talla del siglo XIII que representa a la Madre de Dios sedente con el Niño sobre su rodilla izquierda y a la que desde el siglo V –aunque la constancia documental es del año 1557– se le profesa gran devoción por su intercesión ante los problemas de sequía.

Como el que este año llevó a los Procuradores, tras oír las peticiones de los agricultores y ganaderos, a organizar la salida en rogativa de la Virgen a la que Santo Toribio, Obispo de Astorga, atribuyó el milagro de la lluvia durante una implacable sequía que asolaba el campo leonés hace más de dieciséis siglos, cuando se instituyó esta tradición que ha tenido otros motivos de carácter piadoso como fue la acción de gracias por el fin de la Guerra Civil (1939), el Año Jubilar Mariano (1974), la Coronación Canónica (2014) o las distintas visitas a La Bañeza (1988 y 2015).

Además de la rogativa en busca de la lluvia, la peregrinación a Astorga de la Virgen del Castro ha tenido este año como motivo velado el fin de la pandemia y también algunas novedades como la participación cada día del novenario de una entidad, ayuntamientos o grupo de devotos, el canto del ramo como se hace en los pueblos en las grandes fiestas marianas o la retransmisión por internet de las celebraciones religiosas para llegar a un mayor número de fieles, especialmente para los que residen lejos.

Después de casi ocho horas de recorrido en las que el fuerte viento complicó en muchos tramos el discurrir de la hilera de pendones y de pendonetas, y donde fue necesario también sacar paraguas y chubasqueros por las precipitaciones que, precisa y evidentemente, busca esta rogativa, la Virgen del Castro llegó a la cima de su santuario pasadas las tres de la tarde para dar comienzo a la celebración de una misa presidida por el Obispo de Astorga, monseñor Jesús Fernández, y concelebrada por una decena de sacerdotes procedentes de toda la zona de influencia de esta advocación mariana que mira al cielo cada vez que falta agua en el campo.

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