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La vida en vertical

03/09/2022
 Actualizado a 03/09/2022
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Qué lejos han quedado aquellos tiempos en los que nos hacíamos fotos para disfrute propio y de nuestros más allegados. En unos pocos años lo que era un gesto, podríamos definir casi íntimo y familiar, ha pasado a convertirse en un acontecimiento de ‘masas’. Y eso, lógicamente, trae consigo cambios radicales en el proceso tan sencillo, al menos en un origen, de hacer una simple foto.

No lo puedo remediar. Aunque esté de vacaciones, como ha sido el caso, no soy capaz de guardar el colmillo afilado y evitar ver todo lo que me rodea como una noticia, un documental o una columna de opinión. Gajes del oficio, un periodista no puede dejar de serlo ni en vacaciones.

Desde el primer momento en que llegué a Mallorca y pisé la arena de la playa del Muro mis ojos se fueron inexorablemente a un pequeño muelle de madera que se adentraba en el Mediterráneo. La estructura en sí no fue lo que me llamó la atención. La clave estaba en lo que sucedía encima de ella. Seres humanos, dotados supuestamente de cierto raciocinio, ejecutaban una serie de poses y posturas antagónicas a la naturalidad más básica. El motivo ya se lo imaginan. Hacerse una foto. Pero ojo, y ésta es la clave, esa instantánea no se hace para tener de recuerdo y enseñar a familiares y amigos. El verdadero objetivo de esa foto es retocar la realidad, por decirlo finamente, y publicarla en redes sociales.

El espectáculo que me regaló ese muelle fue antológico. Al postureo más burdo y ridículo hay que añadir las respectivas broncas de los ‘modelos’ a sus ‘fotógrafos’. Siempre era lo mismo. Varias posturitas, supervisión de las fotografías hechas con el móvil, cabeceo de indignación, indicaciones de cómo tenía que hacerlo bien y de nuevo a posar. La repetición de esta maniobra variaba de unos casos a otros, dependiendo tanto de la exigencia del modelo como de la pericia del fotógrafo. Y algo muy importante, es clave que algunas de ellas se hagan en vertical, ya que según me confirmó mi heredera, ese formato es el idóneo para los estados de Whatsapp y de alguna red social.

Lo de utilizar el formato vertical no pasa de ser una anécdota, pero nos sirve para reflexionar sobre cómo la forma de un aparatejo técnico, como es el móvil, y el diseño de algunas redes sociales han conseguido que las tradicionales fotos en horizontal se estén viendo superadas por la versión vertical, en la que se pierde mucha información visual del entorno en el que se toma la foto. Pero eso parece que da lo mismo, lo importante es la superficialidad y el perseguir aparentar lo que uno no es realmente.
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