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La velocidad no siempre es el mejor camino

07/11/2019
 Actualizado a 07/11/2019
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Hay noticias que por sí solas pueden provocar ciertas reacciones entre la ciudadanía, pero en ocasiones la aparición de dos hechos noticiables de muy diferente índole en un corto periodo de tiempo nos da una bofetada de realidad y nos pone ante ciertas paradojas o contradicciones que deberían hacernos reflexionar, pero que en la mayoría de las ocasiones sólo están pululando unas horas por el ideario colectivo, para dejar paso antes de lo que debería a otros pensamientos más banales. No voy a negar que en ocasiones la ignorancia sobre ciertos aspectos aporta más felicidad que el conocimiento, pero el riesgo al que nos enfrentamos es que si todos nos pusiéramos las orejeras y cerráramos los ojos, cuando un día queramos entender lo que nos rodea no seremos capaces, ya que nuestros sentidos estarán dormidos y será demasiado tarde.

Debemos estar alertas ante ciertas señales para tomar consciencia de la sociedad en la que vivimos y hacia donde nos dirigimos. En mi caso, las dos noticias que me han despertado del letargo han sido el hito conseguido por Google de crear un ordenador cuántico que ha hecho en unos minutos una operación para la que un ordenador convencional necesitaría muchos años y la aprobación de una ley en Italia por la que es obligatorio instalar un dispositivo antiolvido en las sillas de los automóviles de los niños hasta los cuatro años.

¿Cómo puede ser que por un lado seamos capaces de diseñar ordenadores cuánticos que parecen sacados de una película de ciencia ficción y por otro que perdamos la noción de quiénes somos y de nuestras responsabilidades como padres hasta llegar a olvidar a nuestro propio hijo en el coche con posibles consecuencias fatales? ¿Es realmente la solución a estos olvidos obligar a los fabricantes de estas sillas a que incluyan un sistema que nos recuerde que en la parte de atrás llevamos a un ser humano? ¿Es conveniente crear leyes que nos despojen de responsabilidades básicas como es el cuidado de un niño? ¿Cuál será la siguiente ley que nos acerque más a ser máquinas y nos aleje de lo que un día fuimos los seres humanos?

Según los expertos, la situación esperpéntica de olvidar a tu heredero en la parte de atrás está asociada a la amnesia disociativa, que aparece cuando las personas que viven en una situación fuerte de estrés se olvidan totalmente de una parte de su vida. Vamos, que el estrés nos está deshumanizando y como solución más efectiva nos apoyamos en las máquinas para tapar nuestras vergüenzas. Es curioso pero al final lo bueno y lo malo de estas dos historias entrelazadas tiene un elemento en común, la velocidad. Por un lado las mentes pensantes se están esforzando por conseguir ordenadores cada más veloces y por otro, la velocidad en la que vivimos la mayoría de los mortales está convirtiéndonos en guiñapos de carne y hueso. Y me temo que estos dos extremos irán separándose cada vez más. Por un lado, conseguiremos tecnología más veloz y por otro iremos dejando por el camino valores y conductas que entre otras cosas nos diferenciaban del resto de compañeros del reino animal.

Puestos a legislar y para mantener la línea de la ley aprobada por el parlamento italiano propongo que nuestros juristas comiencen a trabajar en leyes que obliguen a los fabricantes de bañeras a instalar un dispositivo que avise si nos olvidamos al niño en la bañera, a los de pañales que desarrollen modelos inteligentes que alerten de que la carga de heces y orina supera los límites saludables, a los de lavadoras que implementen un sistema de seguridad para que si uno de los padres mete a su bebé en la lavadora ésta no funcione o a los de los collares de mascotas que den la voz de alarma si por equivocación son dejados en la guardería en vez de el bebé humano con el que comparte casa. Estas son algunas ideas, que aunque hoy en día pueden parecer sacadas de un monólogo de Leo Harlem, en un futuro más cercano que lejano a lo mejor nos topamos con ellas de bruces. Aunque quizás, todo sea más fácil si en vez de legislar para ir tapando las vías de agua que están llevándonos a pique, lo hacen para obligarnos a reducir la velocidad de nuestras vidas.
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