"La tecnología está bien, pero como la mano nada"

José Álvarez Guerra vuelve a ser el ilustrador del calendario de 2020 que este domingo La Nueva Crónica obsequia a sus léctores, ocho láminas que el dibujante, articulista y arquitecto leonés ha realizado a partir de las fotografías originales de la provincia del fotoperiodista Mauricio Peña

Joaquín Revuelta
28/12/2019
 Actualizado a 28/12/2019
El dibujante, articulista y arquitecto José Álvarez Guerra, este viernes en la redacción de La Nueva Crónica. | SAÚL ARÉN
El dibujante, articulista y arquitecto José Álvarez Guerra, este viernes en la redacción de La Nueva Crónica. | SAÚL ARÉN
El calendario de 2020 que este domingo La Nueva Crónica, en colaboración con Eolas Ediciones, obsequiará a sus lectores con la adquisición del ejemplar del día volverá a contar con dibujos de José Álvarez Guerra a partir de las fotografías del fotoperiodista Mauricio Peña, que proponen un precioso recorrido por los paisajes y tradiciones más singulares de la provincia de León. No es la primera vez que el dibujante, articulista y arquitecto leonés colabora con este periódico, pues el calendario del 2019 también contaba con ilustraciones suyas. «El año pasado eran ilustraciones que yo había hecho expresamente para los artículos de opinión de los viernes. Algunas de aquellas ilustraciones están aquí también, pero esto es otra historia», matiza Álvarez Guerra, que confiesa conoce a Mauricio Peña de los tiempos de La Crónica de León. «Nos conocíamos sin más, pero un día Mauricio, por problemas judiciales con un vecino, precisó de los servicios de un arquitecto y un abogado. Y como arquitecto me llamó a mí. Mientras esperábamos en los juzgados me presentó al abogado, Jesús Ybarzábal, que es una persona que dibuja francamente bien. Lo cierto es que aquel encuentro me llevó a proponerle que, como buen conocedor de la provincia que es gracias a su trabajo de fotoperiodista, me pasara algunas fotografias de paisajes y tradiciones. Así lo hizo y fruto de su innegable talento y generosidad surgió el proyecto», recuerda Álvarez Guerra.

Algunas de las láminas que forman parte del calendario de 2020 tienen ya siete años, como la que hace referencia a los carros engalanados de San Froilán, y otras son más recientes, como la del hombre observando a través de una ventana el desfile de pendones de la localidad de Vegas del Condado, precisamente la primera y la última de las ocho imágenes y otras tantas ilustraciones que forman el calendario. «Mauricio me mandó un montón de fotografías y de ahí yo fui seleccionando. Pero aquello se paró hasta que este último año propuse a David Rubio la elaboración del calendario con las fotografías originales de Mauricio Peña y la interpretación que yo hago a través de las ilustraciones».José Álvarez Guerra reconoce que por su profesión de arquitecto no le quedó más remedio que hacer años de academia. «El dibujo era la asignatura más dura del ingreso en la carrera. Ahí tuve muchos años de dibujo académico puro y duro», confiesa el arquitecto leonés, a quien el dibujo le ha atraído desde joven. «A los 17 años ya hacía mis tiras de cómics y a los 12 años, entre Rafael Anel y yo, elaboramos un panel con dibujos y otras cosas que se exponía a la entrada del colegio de Agustinos. Lo del dibujo viene de entonces, el asunto es que si te gusta pues sigues. Lo difícil de una cosa es que la tengas, sepas que la tienes y realmente te dejen llevarla adelante. Mi padre quería que fuera notario y yo me empeñé en que tenía que ser arquitecto. De no ser arquitecto a lo mejor hubiera seguido dibujando, pero en esta profesión no me quedaba otra que aprender a dibujar y mucho».Preguntado dónde está la huella del arquitecto en los dibujos que acompañan al calendario del 2020 que este domingo La Nueva Crónica regala a sus lectores, Álvarez Guerra cree que se encuentra en los fondos. «Si te fijas siempre termina habiendo algo de casa, algo de iglesia, algo de edificio. El primero es el santuario de la Virgen del Camino, el segundo es la iglesia del pueblo, el tercero es la calle donde tiene lugar una procesión, etc. Lógicamente es lo que mejor se me da porque es lo que he estado haciendo siempre», reconoce el arquitecto leonés, quien a principios de los setenta abandonó el dibujo digamos artístico por el técnico que demandaba su condición de arquitecto, hasta que en 1999, haciendo el Camino de Santiago junto a unos amigos, comenzó a dibujar de nuevo y ya no lo ha dejado.Casi siempre se asocia el dibujo lineal del arquitecto al blanco y negro; sin embargo, el color es algo primordial en los dibujos de Álvarez Guerra. «El color lo llevo dentro. El dibujo en arquitectura tiene que ser muy simple. No lo puedes sobrecargar porque se pierde el concepto de lo que quieres hacer. A mí por ejemplo la caricatura se me da muy mal. Sin embargo, a Peridis, que era de mi curso, se le caía la caricatura de la mano. A mí se me dan muy bien los árboles, se me dan muy bien las casas y se me da muy bien el color, pero porque lo llevo dentro. A mí no me asusta el color y eso que manejar los colores en un dibujo entraña sus riesgos», asegura un dibujante que tampoco se arruga ante la figura humana. «Aunque haces años de academia para el ingreso y esa academia lo es todo, donde se incluye la figura humana, el dibujo que nosotros terminamos aplicando es un dibujo muy dirigido a los edificios. Por eso la figura humana se me hace más difícil. No me resulta tan fácil como el color o como la composición de las casas, pero tampoco se me da mal, siempre que no sea caricatura».
 
Álvarez Guerra señala que en algunas de las láminas ha combinado diferentes técnicas y tampoco ha renunciado a utilizar la tecnología. «Aquí hay acuarela, dibujo de pluma, acuarela informática, trabajo de ordenador... Hay que investigar, la tecnología está muy bien y te ayuda, pero la verdad es que como la mano nada», confiesa Álvarez Guerra, que en la actualidad ocupa parte de su tiempo en terminar el proyecto del Camino de Santiago. «Son 130 dibujos que empecé –como ya te dije– en 1999 y tengo hecho lo que serían las ilustraciones del tercer libro, de León a Santiago. Ahora quiero terminar los dos primeros, de Roncesvalles a Puente la Reina y de Puente la Reina a León. Y también tengo en mente hacer algo sobre el Canal de Castilla. Y en ello estoy».
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