La revista de moda que leían las leonesas del siglo XIX

El Museo de la Indumentaria Tradicional Leonesa (Mitle) de Valencia de Don Juan acoge una exposición que toma por título ‘La moda elegante’, el nombre de una publicación precursora de las actuales revistas de moda que comenzó a editarse en España en el siglo XIX

Teresa Giganto
05/01/2020
 Actualizado a 05/01/2020
El miriñaque era un armazón que transformaba la figura de la mujer en el siglo XIX.
El miriñaque era un armazón que transformaba la figura de la mujer en el siglo XIX.
No es fácil almidonar una enagua. Menos aún almidonar 20 que eran las que se llegaban a poner las mujeres a mediados del siglo XIX para seguir la moda de llevar la cintura estrecha y volumen en la parte inferior de su figura. Pero luego llegó el miriñaque, un armazón circular con ballenas o aros de metal o mimbre que se ataba a la cintura de la mujer y que servía de soporte para dar forma a los vestidos. Su forma fue variando con el tiempo y una vez puesto, poco se podía hacer con semejante estructura prendida a la cintura. Tan poco que el orinal había de meterse debajo para que aquellas señoritas pudiesen hacer sus necesidades asistidas en todo momento por su personal de servicio. Aquellas mujeres tomaban pastillas para la tos del doctor Andreu, compraban las máquinas de coser de Singer a plazos y los anuncios de hilos de DMC para bordar tentaban a su adinerada cartera cuando los veían en la ‘Vogue’ de la época que recibían por suscripción en casa. Eran mujeres pudientes que habitualmente vivían en las grandes ciudades pero también las hubo en Valencia de Don Juan, localidad a la que las modas no tardaban en llegar de la mano de las familias más pudientes de la zona.

Lo que aquellas mujeres guardaban en sus roperos se expone desde hace unos meses en el Museo de la Indumentaria Tradicional Leonesa (Mitle) de Valencia de Don Juan donde una muestra recibe el nombre de ‘La moda elegante’, el mismo que llevaba la cabecera de una publicación precursora de las actuales revistas de moda y que sirve de denominador común de toda la exposición. En sus páginas se recogían sugerencias de viajes por Europa, artículos sobre decoración y muebles así como tutoriales para, por ejemplo, hacer un palillero o ganchillo. Instruía a sus lectores en literatura y política y les proporcionaban los patrones de los vestidos más modernos de entonces. La publicación comenzó a editarse en Cádiz en el año 1860 y se mantuvo hasta 1927, siendo semanal en sus primeros años y mensual en los últimos. Un paseo por la exposición es un viaje por la moda del siglo XIX y mediados del XX así como un repaso a las costumbres y los más refinados gustos de los leoneses en general y de los coyantinos en particular por aquel entonces. Se vestían con modelos de Lupercia de la Farra, quien tenía un negocio de moda en la capital leonesa a finales del XIX. Acudían a comprar a Casa Ciriaco, que hacía esquina entre Santo Domingo y Ordoño, y también en Casa Hermógenes, ubicada donde hoy está el Pub Ginger entre la calle Ancha y la calle Cervantes. De ello dan fe facturas y albaranes de lo que forman parte de la exposición junto a otros elementos como pinzas para ponerse los guantes, peinetas, postizos de pelo o abanicos. Más vistoso es el Mantón de Manila, cuyo nombre no se lo da el lugar en el que se bordaba sino el Galeón en el que viajaban a España, como bien cuenta Pedro Manuel Pérez, encargado del Mitle y de descubrir al visitante cuál era el lugar original donde se hacían. Su relato, bien hilado y ameno, hace que la visita transcurra en un abrir y cerrar de ojos. Cómo vestían los niños, cómo era su ropa según el dinero que tuviese la familia, cómo se uniformaba el personal de servicio, cuál era la moda masculina. Todo ello se puede contemplar gracias a piezas de gran valor, muchas de ellas procedentes de la zona como es un miriñaque que perteneció a la familia Fernández Llamazares de Pajares de los Oteros, propietaria de la primera bodega de la localidad y de una banca en León que fue el origen posterior del Banco Bilbao Vizcaya. «En Valencia de Don Juan las familias pudientes de entonces poseían industrias harineras, vendían tejidos, eran abogados o gente de la política ya que la localidad llegó a ser partido judicial», explica Pedro Manuel. Conservan en el Mitle los carnets de baile, la programación del teatro Campoamor de Oviedo que evidencia que hasta allí llegaban a alternar los coyantinos, igual que hacían viajes mucho más largos como el que una familia de Gordoncillo hizo a Barcelona en 1929 con motivo de la Exposición Universal y de donde trajeron un pañuelo de seda estampado como recuerdo. Algunas de las piezas expuestas en ‘La moda elegante’ pertenecen al fondo del Mitle y alguna otra ha sido cedida temporalmente por el Museo Etnográfico de Provincial de Mansilla de las Mulas como es un carricoche de bebé de la década de los 60 o 70 del siglo XIX o un vestido de los años 20 del siglo XX que cierra la muestra dejando en evidencia el cambio de la moda que se vuelve más asimétrica, con figuras nada marcadas, más cómoda y que ya deja ver pierna, brazo y escote así como dando más relevancia al zapato. «En los locos 20 ya era posible que una mujer de Nueva York, una de Londres y una de León vistiesen igual a pesar de ser sitios tan distantes», explica Pedro Manuel, experto también en restauración de textiles.

La muestra estará abierta al público hasta finales de abril, momento en el que los responsables del Mitle trabajarán en un nuevo montaje con el que verán la luz diferentes piezas que atesoran y que cuentan la historia de los leoneses a través de sus prendas. Las visitas pueden realizarse en de martes a viernes de 18:00 a 20:00 horas y los sábados, domingos y festivos (excepto lunes) de 10:00 a 12:00 y de 18:00 a 20:00 horas. El Ayuntamiento de Valencia de Don Juan estudia actualmente la posibilidad de ampliar los horarios en «una apuesta decidida por la cultura» que les ha llevado a no cerrar, por primera vez después de varios años, los museos de la localidad durante el primer trimestre del año según explica el concejal de Cultura del Consistorio coyantino, Javier Revilla.
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