Secundino Llorente

La privada sí sabe vender

23/03/2019
 Actualizado a 17/09/2019
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En un ‘Especial de Educación’ de un periódico de León he podido ver un cuadernillo con doce páginas completas dedicadas a dar a conocer los principales colegios privados de la ciudad con el título ‘valores para toda la vida’: Estos centros educativos de León ofrecen la mejor formación a sus alumnos sustentados en los métodos más vanguardistas, las últimas tecnologías y un equipo de profesionales cada vez más cualificados.

Estamos en la época de elección de centro. La solicitud de plaza escolar tendrá que presentarse del 21 de marzo al 3 de abril de 2019 en el centro docente consignado como primera opción. Hace dos días que se ha abierto el plazo de solicitud y es necesario darse a conocer en el mercado. Cada colegio saca a relucir sus mejores galas. Los ‘videomarketing’ y fotos más elegantes y atractivas de alumnos en las aulas, en los laboratorios o en los campos de deporte. Y, por supuesto, cada colegio con su eslogan: ‘Todas las garantías de aprendizaje’, ‘la felicidad del alumno es el objetivo más importante’, ‘tradición e innovación educativa desde hace más de un siglo’, ‘el clima idóneo para formarse’, ‘formar ante todo buenas personas’, ‘formación integral e innovadora’, ‘educación cercana y personalizada que fomenta la fe, la cultura y el pensamiento crítico de los alumnos’ o ‘estamos en la vanguardia educativa’. Es muy importante saber vender el producto y la enseñanza privada lo hace muy bien. ¡Nuestra enhorabuena!

Es cierto que las noticias que no salen en la prensa no existen. Puedes llegar a descubrir una vacuna contra el cáncer, pero si no te lo publican no se conoce y no sirve de nada. La prensa tiene mucho poder. En los colegios públicos pueden representarse obras de teatro, ofrecer conferencias y conciertos, participar en olimpiadas, concursos, premios extraordinarios,… «y con mucha frecuencia ganarlos». Si esto no sale en la prensa se queda en la propia comunidad educativa y no llega al público, no es conocido en la ciudad y ni siquiera en el propio barrio.

El prestigio de un colegio debería responder a que reina una buena convivencia; que aprenden matemáticas, lengua o inglés; que obtienen excelentes resultados en pruebas externas como selectividad; o quedan los primeros en olimpiadas, concursos de oratoria o premios extraordinarios. La enseñanza pública no sabe vender sus excelencias, ni siquiera se preocupa de ello. Atribuimos esa dejadez a que el profesor funcionario no está pendiente de que en su centro aumente o disminuya la matrícula, ellos tienen su puesto asegurado y se preocupan sólo de enseñar y educar a sus alumnos. Vienen arrasando en olimpiadas, premios extraordinarios o selectividad, pero esto no suele aparecer en la prensa, se olvidan de publicarlo. Nadie se entera de estos éxitos y por lo tanto como si no existieran. En la enseñanza privada ocurre lo contrario. Su vida depende de la matrícula y esta del prestigio del colegio en la ciudad. Esta es la razón de que por medio de la prensa den a conocer su maravilloso producto. Festividades, conciertos, exposiciones, conferencias, mesas redondas, sesión nacional del parlamentarismo europeo, intercambios lingüísticos. Todo pasa por la prensa, todo es útil para darse a conocer, todo sirve de lustre, todo vale y es aprovechado para conseguir popularidad y fama. Lo hacen muy bien. Ellos saben vender las excelencias de sus colegios. Nuestra más cordial felicitación.
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