La primera imprenta provincial de León

La intrahistoria de su traslado al Palacio de la Diputación (1887/1926)

José María Fernández Chimeno
01/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Huertas de San Cayetano (al fondo se sitúa la calle Puerta de la Reina, donde se ubicó la imprenta). | ARCHIVO D.P.L.
Huertas de San Cayetano (al fondo se sitúa la calle Puerta de la Reina, donde se ubicó la imprenta). | ARCHIVO D.P.L.
Aún faltaban cien años para que la comunicación de masas y la producción masiva se hallaran entre las cosas que distinguen un siglo de los precedentes. Sin embargo, el siglo XIX ya apostaba desde sus comienzos por la ciencia, tecnología y locomoción de masas. En el campo de las artes visuales, que constituyen el tema de este artículo, se impone la impresión mecánica -funcional sobre las bellas artes (manuscritos e incunables), lo cual, a su vez, conlleva el dominio de la máquina sobre el amanuense. Sin entrar en detalles, lo que aquí nos atañe es desvelar cómo estos avances se aplicaron al Boletín Oficial de las Provincias. Son varios los epítomes bibliográficos, de carácter general o universal, donde el ciudadano ilustrado del siglo XIX encontraría noticias al respecto, el último la Historia de la introducción, propagación y progresos del Arte de la Imprenta en España, del padre agustino Francisco Méndez, publicada en 1796. Así pues, en este contexto decimonónico, inmenso por la falta de investigaciones bibliográficas metódicas y concienzudas, pero, a su vez, halagüeño por la cantidad y calidad de los trabajos publicados -desde los grandes infolios hasta los efímeros opúsculos- es cuando se introdujo el arte impresor en las ciudades y culminaron los cambios tecnológicos que dieron paso de la Imprenta manual (1450-1830) a la llamada imprenta mecánica. La Imprenta fue uno de los departamentos más antiguos de la Diputaciones provinciales, creadas para la elaboración del Boletín Oficial de la Provincia, ofrecía una salida profesional a los alumnos de la Beneficencia. El Colegio-Hospicio de San Cayetano de León, sito en el paseo de San Francisco, fue el encargado de suministrar aprendices; estos eran huérfanos asilados que recibían instrucción y educación desde los primeros años de la infancia hasta conseguir una carrera, oficio o cargo.

El primer Boletín Oficial de la Provincia de León vio la luz el 3 de septiembre de 1833 en la imprenta y librería que Pedro Miñón regentaba en León y las suscripciones voluntarias, su vez, en Villafranca del Bierzo en casa de D. Gregorio Mancebo. Con anterioridad, la Intendencia y Subdelegación de Propios y Arbitrios de León, envió un oficio-circular firmado por D. Manuel Vela en los siguientes términos: «Para dar cumplimiento a la Real orden (Ministerio de Fomento) de 20 de Abril de ese año por la que se manda establecer en cada Capital de Provincia un Diario ó Boletín en que se inserten todas las órdenes y prevenciones, que tengan que hacerse á las Justicias y Ayuntamientos; se instruye el oportuno expediente, y con arreglo al artículo 7º de dicha Real orden se sacó á pública subasta [...] En su consecuencia se ha dispuesto que desde 1º de Setiembre próximo se dé principio á la edición del expresado Boletín, que saldrá los Mártes y Viérnes, y se dirigirá á los Ayuntamientos por el correo, franco de portes; en inteligencia que desde aquel día cesarán la expedición de veredas é impresión de circulares de todas las autoridades de esta Provincia…».

Ciertamente, el Boletín Oficial de la Provincia, promulgador de leyes y divulgador de noticias, adquirió desde sus orígenes -en opinión de Taurino Burón Castro (Tierras Leonesas. El Boletín Oficial de la Provincia (I): 1993)- «una doble lectura del Boletín Oficial de la Provincia (en adelante BOP), como medio de publicación de leyes oficiales y a la vez, como periódico». Como otras fuentes que dan de beber a la Historia, las imprentas proporcionan el agua necesaria para saciar la sed de conocimiento de lo que fueron avatares locales del siglo XIX. Por consiguiente, «el BOP no se limitó únicamente a difundir leyes oficiales. Sus contemporáneos, incluidos los impresores, le denominaban también con el nombre de periódico», y nadie discute que fue el decano de todo este tipo de publicaciones dentro de la provincia, haciéndolo del mismo modo a como la Gaceta servía de medio de comunicación de la Administración Central.

«Quien lea hoy el BOP de hace cien años, se encontrará con una crónica dispar, plagada de efemérides: reconstrucción de la Colegiata de San Isidoro, primer servicio telefónico en León, la enumeración de los partidos políticos del momento, incluso el «posibilista», etc.». Las fuentes locales siempre han tenido un efecto de mayor inmediatez y aproximación a los destinatarios, y permiten establecer un seguimiento de las élites económicas, del poder provincial, de la creación del capitalismo industrial en torno a la minería principalmente o de industrialización de la región. Dos novedades se incorporan el BOP en el año 1893, primero el rutinario parte del consejo de ministros sobre el estado de la Familia Real y segundo una sección de anuncios particulares subordinada al espacio sobrante. En lo que concierne a la impresión del mismo, cita Taurino Burón (Archivo Histórico Provincial de León): «No es menos de destacar la importancia que adquiere el BOP en relación con la historia de las imprentas provinciales. León Correa data esta imprenta del BOP en 1879. Estos antecedentes [...], obligan a contemplar la imprenta de la Diputación como la única centenaria y existente de la provincia. [...] En los 46 años que transcurren de 1833 a 1879, intervienen en su publicación las más conocidas imprentas privadas de la capital». (Tierras Leonesas. El Boletín Oficial de la Provincia (I): 1993).En este año 2018 se cumplen 205 años de la existencia de la Diputación Provincial (pues la provincia no se conforma como tal demarcación hasta el R.D. de 30 de noviembre de 1813), y los 185 de la primera publicación del BOP (1833 a 2018) y de la creación de la provincia; pero de la Imprenta provincial, no solo salieron regularmente en el siglo XIX los «boletines oficiales», sino por igual libros de autor. Entre los confeccionados en la Imprenta de la Diputación Provincial cabe citar la Relación del descubrimiento del Río Apure (1648) que vio la luz en 1892 (Fig. 3), las Breves Noticias acerca de la Filoxera Vastratix (1881), obra de D. Juan Puyol y Marín, presidente de la Sociedad Económica de Amigos del País de León. Estos y otros muchos estaban a disposición del Jefe Bibliotecario, D. Ramón Álvarez de la Braña, para servir de referencia en la elaboración de su obra, Catálogos de la Biblioteca Provincial de León (1875), publicada por la Imprenta de Rafael Garzo é Hijos, a la que sucedió una segunda edición corregida y aumentada (dos Tomos) que data del año 1897, esta vez editada por la Imprenta provincial, donde se identifican, analizan y describen los textos custodiados en la Biblioteca Provincial Legionense.A tenor de los hechos -dada la importancia que iba adquiriendo la Imprenta provincial- y sin apenas tiempo como para hacerse cargo del puesto, el Arquitecto provincial Francisco Blanch y Pons recibe el primer encargo en función de sus atribuciones. En el Archivo de la Diputación Provincial de León (ADPL) se guarda un oficio dirigido desde el Gobierno Civil, y que firma el 10 de noviembre de 1887 el Sr. Ricardo García; quien, a su vez, lo hace como respuesta a un oficio recibido de la Excma. Diputación, donde se indica:«La Diputación provincial en sesión de 7 del corriente [ ] =2º.- Que se participe al Sr. Arquitecto estudie á la mayor brevedad posible el medio de instalar en el Palacio provincial la Imprenta de la Diputación, quedando facultada la Comisión provincial para acordar los gastos necesarios a este fin dentro de las cifras consignadas en presupuesto para obras y conservación del edificio». [ADPL. Caja 20058/21].Al año siguiente, en Sesión del 21 de Agosto de 1888, y tras examinar el presupuesto de las obras para la instalación de la Imprenta en el Palacio provincial que presentaba el Arquitecto Blanch y Pons, el presidente de la Diputación, D. Balbino Canseco Getino, lo aprobó junto con el resto de Diputados. Todo parecía indicar que en breve las instalaciones de la Imprenta provincial cambiarían de lugar, subsanando las graves deficiencias que padecía; pero, dos años después:«En virtud del acuerdo de V. E. fecha 27 de agosto último, referente al seguro contra incendios, del local donde se ha instalado la imprenta provincial en el Hospicio de esta Capital, y de lo ordenado por esta Comisión para que [...] de los antecedentes que obran en la Secretaría de la Excma. Diputación y en la Contaduría del Hospicio, resulta: Que desde el año 1878 está asegurado el edificio con todas sus dependencias anejas, [...] con la sociedad ‘La Unión y el Fénix Español’, seguro que se hizo por diez años y se renovó por otros diez en Agosto de 1888, cuya póliza, que lleva el número de órden 4358, está firmada por el entonces Director del Hospicio Don Alejandro Álvarez y el subdirector de la Sociedad de seguros Don Apolinar de Castro en el 1º de Agosto de 1888». [ADPL. Caja 20058/21]Ciertamente, este escrito de 18 de septiembre de 1890, resulta del todo revelador para determinar la ubicación exacta donde se haya el «local de la imprenta» –en el Hospicio de esta Capital, y previsiblemente en la esquina de la calle Puerta de la Reina con Carretera de Madrid (hoy calle Independencia)- y de que a la altura del año en que se envía el oficio, no se aprecia el menor indicio de un traslado inminente. Resulta igualmente revelador que no se encuentre en la documentación del ADPL ningún plano o croquis acotado, de puño y firma del Arquitecto provincial, lo que induce a pensar que la premura con que se hizo el Presupuesto de agosto del año 1888 y el Expediente para su traslado a la Diputación, no sé corresponde con los hechos acaecidos posteriormente. Con esta tesitura nos adentramos en un año crucial para el desarrollo industrial de la Capital leonesa, evidenciando el inevitable «anhelo de progreso» que la ciudadanía pedía y reclamaba de sus empresarios y fuerzas políticas. Si con la construcción de la casa Botines de Gaudí se producía un avance en las formas arquitectónicas, en un momento en el que el estilo llamado Modernismo representaba la transición de la arquitectura decimonónica a la arquitectura del siglo XX, con la llegada del telégrafo se produciría toda una revolución social en el apartado de las comunicaciones.Para cubrir estas expectativas de progreso se fundaba en 1893 la Red Telefónica de León, y de inmediato se imprime una «hoja de suscripción» dirigida a potenciales clientes como son el Presidente de la Diputación o el Ayuntamiento. Firmadas en mayo del año en curso por los Sres. Cañas Durán y R. del Valle viene a decir: «Con el fin de conocer aproximadamente el número de abonados que pudiera tener la red telefónica de esta Ciudad y a fin de prevenir el encargo del material necesario, adjunta es una hoja de suscripción y condiciones por si tiene V. á bien suscribirse. Conocidos sus deseos en pró de los adelantos modernos y de que se implanten en esta Ciudad, no dudamos contar con su cooperación, por lo que le anticipamos las gracias». Advierte que se pasarán a recoger a domicilio las hojas o se recibirán en la calle de la Rua, 14. Farmacia. Cuatro meses después de aprobado el abono para la instalación de un teléfono en la Hospicio, el 2 de septiembre del año en curso, Francisco Blanch y Pons dirige un oficio a la Comisión provincial que confirma la proximidad de la Imprenta provincial y el Hospicio.

«De conformidad con el parecer de los Sres. Director del Hospicio e Inspector de la Imprenta provincial que suscriben (ambos firman la solicitud), he mirado el medio de instalar el teléfono que pudiera servir un mismo aparato para los dos establecimientos; y visto el emplazamiento de las oficinas del Hospicio y las de la Imprenta juzgo no tendría ninguna ventaja [...] en mi opinión que por la Comisión provincial se debía pedir un abono para la Imprenta ya que en el Hospicio lo tiene acordado la misma Comisión». [ADPL. Caja 20058/21]

Ciertamente, no solo se aplazaba sine die el traslado de la Imprenta a las dependencias del Palacio de los Guzmanes, sino que, además, se plantea acondicionan las viejas instalaciones dentro del recinto de Hospicio provincial, con los mejores adelantos. No obstante, y una vez que el Arquitecto provincial Blanch y Pons deja su cargo, en 1913, el Proyecto de Obras de reforma e instalación en los locales que debía ocupar la Imprenta provincial, sigue sin ser pergeñado. Ha de pasar una década para que finalmente vea la luz, el 24 de abril de 1924, y se presente un «plano de planta» a la aprobación de la Comisión provincial. Curiosamente, se elige la misma ubicación que en 1888 proponía el arquitecto Blanch y Pons: «La planta baja del ala del Poniente del edificio, es el sitio más apropósito y conveniente para dicho objeto». Pero no será hasta el 11 de mayo de 1926 que se inicien las obras por el maestro J. Ricort y se terminen el 30 de junio del mismo año. Este 2º Proyecto, mucho más ambicioso, de reforma e instalación de la Imprenta provincial correrá a cargo del miembro de la Comisión Provincial de Monumentos, entre otros cargos, D. Juan Crisóstomo Torbado y se firma en marzo de 1926. A escala 1:100 se detallan las diferentes dependencias necesarias para dicha Imprenta: Sala de máquinas con W.C. y lavadero, Encuadernación (bajo la torre sudeste), Despacho y vestíbulo, Sala de Cajistas y Depósito de papel.
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