La otra transferencia que facilita la vida de agricultores y ganaderos

El sector busca que haya más proyectos científicos que produzcan soluciones reales para el día a día de los productores más allá de los experimentos

D.L. Mirantes
28/02/2019
 Actualizado a 14/09/2019
Es habitual encontrar eslabones rotos en la cadena que va desde el laboratorio hasta el productor. | ICAL
Es habitual encontrar eslabones rotos en la cadena que va desde el laboratorio hasta el productor. | ICAL
Cuando en el sector primario se habla de transferencia se tiende a pensar en las ayudas de la PAC o de cualquier administración. Regularmente Europa, los estados y las autonomías informan del dinero que se ha "transferido" a los agricultores y ganaderos. Sin embargo, en tiempos de la denominada agricultura de precisión, el término transferencia adquiere otra dimensión que poco a poco va calando en el sector y que cada vez se escucha con mayor fuerza en los foros agroalimentarios y académicos.

Según la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), "la transferencia persigue incorporar el conocimiento a una cadena de valor para que genere un retorno económico". Es decir, en palabras llanas, que los resultados de una investigación se concreten en un producto fitosanitario, una máquina, un protocolo de manejo de ganado o un método de reducción de los insumos.

Precisamente, en la Escuela de Ingeniería Agraria y Forestal de la Universidad de León (ULE), en las intensas jornadas de regadío de Eslagua, el catedrático de la Universidad Politécnica de Barcelona, Emilio Gil Moya, en su ponencia sobre el futuro de la aplicación de fitosanitarios lanzó dos preguntas.

Milagros Marcos apunta la necesidad de "buscar en qué hay que investigar" para que esas inversiones tengan "impacto directo en el beneficio del productor" La primera, en tono de broma, fue "¿cuántos de los presentes –más de un centenar– han cambiado en el presente siglo las boquillas de sus equipos?".La respuesta, ampliamente negativa, le dio pie a la segunda que fue si realmente "estas cosas que existen –en referencia a las investigaciones– llegan al agricultor". De nuevo la respuesta fue mayormente negativa.

En este contexto, Gil Moya apostó "por llegar a la gente" porque "la transferencia tiene tanta o más repercusión que un artículo en la ‘spanish review’ de los que sea". Afortunadamente para el sector, investigadores y académicos como él –también hay muchos en León– van más allá de la teorización y el laboratorio y, pese a que la transferencia "no está primada", lo hacen como "voluntarios". En el caso del académico de la Universidad Polítécnica de Barcelona, su proyecto Innoseta.eu busca crear un gran ‘manual’ sobre las tecnologías disponibles para el productor, la industria, y el sector en general y en las lenguas propias de la Unión Europea. Por supuesto, también en castellano. Una de las ideas sobre las que se asienta el proyecto establece que "la tecnología es cada vez más barata, lo caro es encontrar agricultores que sepan aplicarlo". Por ello apunta el catedrático la necesidad de mayor divulgación por parte de los científicos y tecnólogos a la vez que se optimizan los recursos destinados a la investigación en todos los ámbitos.


En las explotaciones


Al margen de las políticas de las administraciones, los productores leoneses ya conocen la necesidad de que se "transfieran" los avances científicos hasta su actividad. En los últimos el campo leonés ha visto como muchos agricultores y ganaderos están más cerca de la información y adaptan sus tareas al conocimiento y herramientas que tienen a mano. Esta transferencia, no tiene el valor que tienen las del comprador o la Administración, pero mejoran mucho su día a día.

También la administración


En el mismo foro que Gil Moya, la consejera de Agricultura y Ganadería de la Junta, Milagros Marcos, declaró también la necesidad de "buscar en qué hay que investigar" para que esas inversiones tengan "impacto directo en el beneficio del productor". Marcos expuso que actualmente "se buscan centros y se crean grupos", pero aun así el Instituto Tecnológico Agrario de Castilla y León (Itacyl), cuenta actualmente con 168 grupos de investigación, vinculados, por ejemplo, a nuevos envases, lo que "permite más vida útil e incrementa la exportación".

Uno de los puntos fuertes de la estrategia de la Junta de Castilla y León, como señaló marcos, es la apuesta por la bioeconomíaagroalimentaria, a la que destina cinco millones de euros al año, con cinco líneas de investigación con 42 programas para tratar de alcanzar en la comunidad unos ingresos de 774 millones de euros anualesy crear 10.000 nuevos empleos hasta el año 2030, de los cuales el 80% estarán localizados en el medio rural, según las estimaciones de del grupo de expertos de la Dirección General de Investigación e Innovación de la Comisión Europea.

Las cuestiones anteriores están basadas en una herramienta que la Junta denominó Mapa de Investigación e Innovación Agroalimentaria y que se basa en los contactos conempresas, productores, centros de investigación, etcétera.
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