Si algo caracterizaba al Partido Popular hasta ahora era que se daban muchos codazos y muchas puñaladas para posicionarse, exactamente igual que en todos los partidos, pero, cuando el dedo todopoderoso señalaba, todos como una piña. Esos tiempos también han pasado de largo y, ahora, ya nadie asume lo que diga el dedo, venga de Valladolid, de Madrid o directamente de la Última Cena. El revuelo que se montó ayer, a cuenta cambio de representantes en las reuniones mejor pagadas, fue de tal calibre que ya se anuncia cambio de candidatura para el día 9... o antes.
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