La mina de oro de Castropodame, la gran desconocida

Situada en las faldas del Redondal, a medio camino entre Ponferrada y Bembibre, es tan interesante como desconocida para muchos bercianos y leoneses

Francisco A. Ferrero
30/08/2020
 Actualizado a 30/08/2020
Oro en estado nativo. Mina de oro de Castropodame.
Oro en estado nativo. Mina de oro de Castropodame.
Estos días del largo y aciago agosto, asediado por la pandemia de coronavirus que a todos, de algún modo, nos ha cambiado nuestras vidas, se habla en prensa del incremento del turismo de interior, en contacto íntimo con la naturaleza, y como en Las Médulas, por ejemplo, se producen grandes colas para visitar el Aula Arqueológica o la galería de Orellán. También en los medios se reaviva la ya larga reivindicación de ampliar el paraje Patrimonio de la Humanidad a la red de canales que abastecían de agua a la explotación; o poner en valor otras explotaciones mineras de época romanade la comarca del Bierzo como La Leitosa y Los Cáscaros en la cuenca de río Burbia, o el complejo minero de Burbia-Candín en el interfluvio entre los ríos Burbia y Ancares.Sin embargo, apenas se menciona una explotación de gran accesibilidad y la más cercana a la capital del Bierzo: las minas de oro de Castropodame.

Sin pretender quitarle mérito y valor histórico a las explotaciones mineras mencionadas, y a otras muchas labores romanas atomizas y asociadas a la gran estructura geológica conocida como la ‘Rodilla Astúrica’, la mina de oro de Castropodame encierra grandes evidencias de minería romana y explotaciones posteriores y, además, conserva estructuras mineras romanas «fosilizadas» que no tienen parangón en otras explotaciones mineras. Y todo ello al lado de las grandes urbes como Ponferrada o Bembibre, las capitales de las dos subfosasen las divide al Bierzo el batolito granítico de Montearenas.

La explotación de Castropodame está situada a pocos metros del lado sur del pueblo, entre los tesos de Capellosines y el Campo de los Cousos, donde se situaban dos de los depósitos de almacenamiento de agua destinadaal desmonte de la cobertera térrea que cubre los duros afloramientos de cuarcita atravesados por diques de cuarzo. La explotación es visible desde la autovía del Noroeste y desde la carretera N VI, delatando su presencia unos terrenos rojizos y acarcavados por encima del pueblo formados por cuatro vallinas artificiales y subparalelas conocidas como «Los Valles», situándose, más arriba que las anteriores, una quinta vallina, más desarrollada que el resto, conocida como el «Valle de La Encinal» sobre el que se practicaron las mayores labores de actividad minera por tener una mayor concentración en oro.

Se trata de una explotación en roca madre (yacimiento primario) con estructuras mineras de interior (galerías de El Mosquito, Cueva del Moro, El Sil y El Corralón) y labores mineras superficiales sobre las tierras rojas blandas que cubren los afloramientos cuarcíticos y que se formaron por procesos erosivos naturales (erosión, transporte corto y sedimentación). Al contrario que en Las Médulas, La Leitosa o Los Cáscaros, donde el material está compuesto, básicamente, por material aluvial formado por cantos rodados embebidos entre arcillas y limos pertenecientes a antiguas terrazas o placeres fluviales transportadas por un antiguo río, en Castropodame, los terrenos rojos proceden de las laderas montuosas adyacentes.

«El ayuntamiento de Castropodame ha puesto en marcha una ruta de senderismo por el interior de la explotación»La forma de las pequeñas pajuelas de oro también confirman esta teoría. Mientas en las explotaciones en yacimiento secundario, como Las Médulas, el oro aparece aplastado y golpeado por procesos mecánicos naturales durante el largo transporte por la corriente fluvial, en los yacimientos primarios, como en el Castropodame, las pequeñas pajuelas de oro tienen volumen y están inalteradas al haber sufrido un transporte corto por estar arrancadas de su cercana roca madre.

De ahí que en Castropodame exista una dualidad de métodos de explotación. Por un lado las labores de oro en roca o en yacimiento primario y, por otro y simultáneamente, el lavado de los materiales de las laderas del monte procedentes de la meteorización de las rocas primarias, donde se utilizaron técnicas mineras similares a las empleadas en Las Médulas.

Una prueba evidente de la explotación primaria son el excelente estado de conservación de alguno de los talleres de trabajo, donde se localizan, todavía hoy y después de más de dos mil años, «morteros de impacto» (de cuarcita) y «molinos rotativos» (de granito, procedente de las cercanas canteras de Montearenas), destinados a moler el cuarzo al tamaño de la harina tal y como lo describió el historiador siciliano Diodoro Sículo (siglo I a.c.) en su trabajo Biblioteca Histórica, Volumen III.

Los morteros de impacto, de cuarcita tabular, se han reutilizado en las diversas construcciones distribuidas por todo el pueblo de Castropodame (casas, vallados, edificios religiosos, etc.). El geólogo, Rogelio Meléndez Tercero, natural de Castropodame y gran apasionado y estudioso de su pueblo, ha localizado más de sesentamorteros que se trajeron de la mina, mucho de ellos se pueden ver entre los muros de las casas paseando por el pueblo. Sólo podemos encontrar un ejemplo similar en el pueblo de Pozos, en la Cabrera, donde se practicaban las mismas técnicas mineras para recuperar el oro embebido en el cuarzo.

Pero la mina de Castropodame conserva otras estructuras mineras que la convierten en excepcional. A la altura de la galería minera conocida como Cueva del Sil se localiza un domo de pizarra blanda y asalmonada, residuo de la explotación entre dos cárcavas, donde se han localizado lo que se ha interpretado como una galería habitacional con seis habitaciones para alojar a los mineros (ver trabajo desarrollado en la revista nº 38, de abril de 2014, editada por el Instituto de Estudios Bercianos –IEB-).

En los talleres de trabajo se han localizado de manera casual, después de unas labores de repoblación, una moneda romana y el asa o prótomo de una lucerna romana de bronce. El estudio de las piezas localizadas ha permitido identificar la moneda como un As de Augusto fabricada en Hispania durante el reinado del primer emperador Imperial César Augusto. Paralelamente, la comparación del asa de la lucerna localizada en Castropodame, con la colección de lucernas obtenidas de las excavaciones de Pompeya y Herculano, han permitido acotar el periodo de fabricación de la misma durante tercer cuarto del siglo I. d.C. Estos hallazgos, casi simultáneos, permite asegurar la presencia de milicias del ejército romano en la explotación, así como datar actividad en la mina al menos en la segunda mitad del siglo I d.C (ver artículo publicado en la revista nº 39, de julio 2015, del IEB).

También, gracias a las observaciones del geólogo Rogelio Meléndez Tercero, se han podido identificar unas estructuras únicas por su magnífico estado de conservación. Se trata de dos canales de sedimentación y recuperación del oro en el paraje de las Gándaras, situados inmediatamente aguas abajo del valle de La Encinal. Estas formas fósiles del terreno son largos canales rectilíneos excavados en tierra del algo más de 1 km de longitud y sección triangular de unos 5 m de profundidad.

Con una pendiente media constante de alrededor del 7%, cada 150 metros se observan pequeños resaltes equidistantes sobre el fondo del canal donde se colocaban tranques (de brezo, piedras, maderas) perpendiculares a la corriente fluvial cargada de sedimentos, donde quedaban «entrampados» los materiales más pesados como el oro. Desde el ayuntamiento de Castropodame se ha puesto en marcha una ruta de senderismo por el interior de la explotación, suficientemente señalizada y con abundante cartelería explicativa. No obstante, quedan muchas actuaciones todavía por acometer en esta interesante explotación minera, como una ruta exterior, para ver los depósitos y canales; y otras específicas para visitar los talleres de trabajo o los elongados canales destinados a la recuperación del oro.
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