La magia del pueblo toma las calles de León

Bailó la Eulogia por Ordoño como una descosida y la Tarara se zarandeó como buena moza que es en un Antruejo que hizo su magia en la capital

T. Giganto
02/03/2022
 Actualizado a 02/03/2022
Los mozos de Velilla en la plaza de Regla exhibiendo su tradición. | MAURICIO PEÑA
Los mozos de Velilla en la plaza de Regla exhibiendo su tradición. | MAURICIO PEÑA
Amagó la lluvia con empantanar la tarde de antruejos en la capital leonesa pero pudo la magia que traen consigo las mascaradas que llegaron a ella desde varios puntos de la provincia. Cesó la lluvia y el Martes de Carnaval se convirtió en Martes de Antruejo en la ciudad que acogió un desfile cargado de la magia de los pueblos de León. Son las mascaradas la representación de leyendas, como la del Hombre del Saco, de ritos ancestrales vinculados a la ganadería y la fertilidad pero también la de una jarana que sale de las arcas y que no precisa de mucho remilgo en las vestimentas. Ahí estaba la Eulogia bailando por Ordoño II como una descosida y la Tarara zarandeándose como buena moza que es. Pero también estaba el fuego y la ceniza, los toros y los guirrios, los enanos, los jurrus y los castrones o las burras de Tremor.

Estas mochaban al personal con su estructura altaricona sacando las carcajadas al personal con eso de «burra canosa, marrana y asquerosa». Pasaban ellas y llegaban los siguientes en una comitiva que se hacía corta para los viandantes. Los que se quedaron con ganas de más, llegaron hasta las puertas de la Catedral para ver en ese marco incomparable como torean los toreros de Alcoba de la Ribera y cómo saltan los mozos de Velilla con esas cabriolas para evitar que su máscara choque con la cornamenta de sus toros. Allí se lucieron los antruejos de Velilla de la Reina, los de Riaño, los Jurrus y Castrones de Alija del Infantado, los antruejos de Carrizo de la Ribera, los de Cimanes del Tejar, los de Quintanilla de Yuso, los de Alcoba de la Ribera, Las Burras de Tremor de Arriba, el Carnaval Tradicional de Pozos de Cabrera, los antruejos de La Cuesta y los Zafarrones de Riello.

De complementos traían sus trajes ramas, pellejos y vejigas de animales, tenazas y horcas. Su música fueron las esquilas, los cencerros y las herraduras golpeando contra una madera. La magia de lo sencillo, la que salió del pueblo y, por unas horas, tomó León.
Lo más leído