La Huelgona, una mecha que prendió en Nicolasa y también explotó en León, "la segunda Asturias"

60 años se cumplen desde la huelga más famosa y un tanto legendaria del franquismo. Era 1962 y surgió un movimiento en el Pozo Nicolasa que dio origen a una expresión con mucha historia: "Hay una luz en Asturias "que también prendió en León, en las cuencas del Bierzo y Laciana, "la segunda Asturias"

Fulgencio Fernández
08/05/2022
 Actualizado a 09/05/2022
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«Claro que es justo y merecido el nombre de La Huelgona. Hasta ese momento, 1962, se habían producido escaramuzas de todo tipo pero aquello fue otra historia, fue el conflicto obrero simultáneo más importante durante el franquismo y en el que hubo logros impensables a priori si tenemos en cuenta que estamos hablando de 1962, faltaba más de una década para el final del franquismo».

Quien pone en contexto aquella famosa huelga es el profesor Alejandro Martínez, quien ha estudiado en profundidad aquella revuelta fundamentalmente minera —pero no solo— y con especial atención a su repercusión en León, sobre todo en las cuencas del Bierzo y Laciana, que es donde más se dejó sentir.

- Pero, tal vez por aquello de ‘Hay una luz en Asturias’,tenemos la impresión de que la famosa Huelgona esprácticamente asturiana.
- No es así. Es cierto que la épica de la minería asturiana es la que es, que aquella mecha prendió en el Pozo Nicolasa, pero su llama llegó con nitidez y gran fuerza al Bierzo y Laciana, sobra documentación y no en vano se habla de «la segunda Asturias» para referirse a estas comarcas.

Alejandro Martínez Rodríguez estudió a fondo este periodo para su libro ‘La primavera antifranquista. Lucha obrera democrática en El Bierzo y Laciana (1962-1971)’, que vio la luz en el año 2021.Para recordar aquella ‘Huelgona’ también CC.OO., muchos de cuyos afiliados y fundadores tuvieron gran protagonismo, ha convocado estos días a través de su Fundación Jesús Pereda diversos actos en los que han llegado a participar algunos de los protagonistas de La Huelgona, como es el caso de José Ramón Vega, presente en una mesa redonda que se celebró el viernes en Villablino recordando «los conflictos terminados en 2: la Huelgona de 1962; la Marcha Negra de 1992 y las protestas de 2012».Allí, José Ramón Vega recordó el origen de este conflicto: «Las condiciones eran de una precariedad absoluta, hacían lo que les daba la gana, bajaron el precio de los destajos...».«Hay una luz en Asturias», la expresión que se convirtió en un lema, tiene un origen que recuerda Alejandro Martínez: «La tensión contenida en diferentes puntos de España estallará el 7 de abril cuando 7 picadores del pozo Nicolasa de Mieres se plantan, entregan la lámpara y no entran al tajo. Y aquello, que parecía un hecho aislado, se convirtió en una ola de solidaridadque se fue extendiendo por toda la minería asturiana y salta a diversos puntos de España. Entre ellos a León».E incide Martínez en la importancia en «la segunda Asturias», Laciana y El Bierzo. «Fue una especie de huelga general, a la que se sumaron alrededor de veinte mil trabajadores».Algo que se puede comprobar en uno de los recortes de prensa que guarda y en el que bajo el título de ‘La extraordinaria huelga de León’ hace un repaso de las cifras de huelguistas: «Villablino (Laciana): Seis mil. Cuenca del Sil (entre Ponferrada y Villablino): Cinco mil. Fabero y sus alrededores: 4.500. Minas de hierro del Coto Wagner y Coto Vivaldi (San Miguel de las Dueñas): Dos mil. Central Térmica de Cubillos: 500. Y cierra con la Mina Sorpresa». En Asturias, donde arrancó todo, comenzaron a producirse movimientos políticos y Alejandro Torrús cuenta cómo «el ministro secretario general del movimiento José Solís, se vio obligado a viajar hasta Oviedo para reunirse con representantes de mineros asturianos. Tenía que poner fin a esta huelgona que duraba más de un mes y que comenzaba a expandirse por el resto del país. ‘¡Qué cabrones sois! Tenéis esperando al ministro una hora!’, espetó Solís a los representantes sindicales por saludo. Ocho días después, el Boletín Oficial del Estado recogió un incremento de 75 pesetas en el precio de la tonelada de carbón, a repartir entre los trabajadores, y permitió la creación de comisiones de representantes obreros para negociar los conflictos futuros. El régimen de Franco había dado su brazo a torcer ante los trabajadores por primera vez».Señala Alejandro Martínez como fundamental este hecho, también en Laciana y El Bierzo. «Entre finales de abril y comienzos de mayo, en Laciana la expectación para que comenzase el paro es máxima. Benjamín Rubio, histórico picador en el pozo Calderón de Villablino, lo describía así: ‘Estábamos con aquella sicosis de a ver si alguien se movía (…) pero nadie se atrevía, ‘na más’ que un tío se quedara al tocar la sirena, ya era suficiente pa que se quedase todo cristo. Sin embargo, el miedo neutraliza el impulso del paro, nadie quería ser acusado de ser el incitador. Al miedo se une la falta de experiencia».Comienza a haber fechas importantes en aquella huelga. El 28 de abril el Pozo Julia de Fabero empieza a trabajar a bajo rendimiento. ‘La huelga puede comenzar en cualquier momento’ informan (y alientan) desde las ondas de la mítica emisora de la resistencia,La Pirenaica. En el grupo María, en Caboalles de Abajo, las vagonetas salían con mensajes escritos con tiza: «O nos aumentan los salarios, o nos unimos a los asturianos».Y llegó la noche del 4 al 5 de mayo. Alejandro Martínez lo narra así: «Las carreteras de Caboalles aparecen sembradas de maíz. El relevo de la mañana del Pozo María no entra a trabajar, la huelga había empezado. La noticia se extiende como la pólvora y, por la tarde, ya paró el trasversal de Villablino, Paulina y Orallo. El gobierno decreta el Estado de Excepción. La huelga se hace general en Laciana con el decidido aporte de piquetes de mujeres que impiden el esquirolaje».

Tiene gran simbología la imagen del maíz en La Huelgona, de ahí que también fuera conocida como la huelga silenciosa, por esa forma de extenderse, y la huelga del maíz. «Las mujeres quisieron sumarse a la protesta, nada de quedarse de brazos cruzados. Por las mañanas las mujeres se acercaban al tajo y arrojaban maíz a los mineros que seguían yendo a trabajar, para denunciar «su cobardía», explicaban.

Aquello ya era una llama imparable. Martínez siguió los pasos de aquella secuencia: «En El Bierzo la situación es de expectación, de calma tensa. Finalmente el lunes 14 de mayo, el grupo Valdeguiza de Antracitas de Fabero, comenzará con los paros que se extenderán ese mismo día al pozo Julia. Al día siguiente se paraliza Valdesalguedo, la Reguera y la Jarrina en Lillo del Bierzo. Los piquetes de mujeres, nuevamente, consiguen impedir la acción de la guardia civil. El 18 la huelga es general en la cuenca del Cúa.

Entre el 14 y el 16 en Toreno entran en huelga mil mineros... hasta completar las cifras ya apuntadas de huelguistas.

E, incluso para sorpresa de algunos, se fueron logrando conquistas impensable, como la ya apuntada es Asturias. La más llamativa es que toma el conflicto una dimensión política y, por ejemplo, «en Laciana se autoriza la primera reunión obrera y democrática desde 1936, se legitima una Comisión Obrera de representantes electos que forma parte del Jurado de Empresa de la MSP. La primera estable que formula sus reivindicaciones (laborales, sociales y políticas) y obliga al régimen a discutirlas».

Unos logros que Alejandro Martínez resume diciendo que «se ganaron el respeto de la empresa y el cuartel»; además de convertirse en un vivero de luchadores, líderes obreros. Gente como José Ramón Vega o el histórico Benjamín Rubio. «Incluso fueron el ejemplo y el germen de los que vinieron después,gente como Pepe Rodríguez, primer secretario local de CC.OO. muy activo en la huelga del 92 o Manuel Lastra, por citar solamente a los más destacados.

Aquella victoria de ‘La Huelgona’ abre unos tiempos nuevos, se reúnen con sus representantes pese a ser oficialmente ilegales y las reivindicaciones mineras dan paso a otras más genéricas: «Se exige un centro de salud para Villablino o la construcción de escuelas y otros logros sociales».

En definitiva, que aquella luz que había en Asturias iluminó hasta muy lejos... o no tanto sin pensamos que a estas comarcas leonesas las bautizaron como «la segunda Asturias».
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