Eran los tiempos en los que el Grial estaba de actualidad pero David Gustavo López no entraba en ese debate, sino en la explicación de los hallazgos. «Lo importante es que se trata de un símbolo la Masonería, que formó y forma parte de la historia, incluso de la leonesa, y por lo tanto está ahí, como un capítulo más, precisamente poco estudiado por esos tabúes. El Grial es otra cosa, una reliquia deseada en todos los tiempos que, si existió, difícilmente habrá llegado hasta nosotros. Distinta es la literatura legendaria que se ha creado a su alrededor y los sueños que ha despertado. Carl Gustav Jung escribió de él: ‘La leyenda del Grial ha estado siempre en contacto con las capas más profundas de la psique humana’».

La asociación Pro Monumenta, de la que David Gustavo López es directivo, daba la buena nueva mediante un comunicado en el que explicaba cómo ha sido posible la recuperación del símbolo. «Pro Monumenta, por mediación del socio de esta asociación Anselmo Reguera, realizó entonces unas gestiones con la Escuela Taller Municipal de Cantería, situada en Puente Castro, y consiguió que dicha escuela se comprometiera a realizar un duplicado de la piedra robada, tomando como referencia una fotografía de nuestro compañero David Gustavo López».
Así se hizo y ya está la piedra colocada en el arco donde estuviera la original. «Terminada la reproducción, la propia Escuela Taller se ha encargado de colocar la piedra en el lugar donde antes se hallaba, la clave del arco de la puerta de acceso a la ermita, operación que no resultó nada fácil pues todas las piedras del arco se habían desencajado».
Y una vez recuperado el símbolo y la puerta también vuelve a cobrar validez otra de las facetas de la investigación llevada a cabo por David Gustavo López en base a lo que él llamaba una curiosa orientación, que explicaba cuando presentó el citado libro: ‘La Clave del Grial: El Enigma de Omaña’: «En esta extraña orientación sí podría haber un punto de conexión con el supuesto Santo Grial de San Isidoro. Casi seguro que se trata de una casualidad como tantas otras que se dan en los estudios de arqueoastronomía. La ermita está orientada de tal modo que la recta que une el relieve de la clave del grabado de la puerta con el punto por donde aparece el Sol en el día del solsticio de invierno nos da la clave del lugar donde se halla el Grial. Es la doble clave que me sirvió para titular el libro. Pero, ¿cómo sabía el supuesto masón que construyó su templo en este recóndito lugar de Omaña dónde estaba el Grial? Insisto en mi creencia de que se trata de una casualidad. Pero así nacen los mitos».
Y es que López insistía en que lo que pretendía era hacer más preguntas que dar respuestas.
La Escuela Taller también ha repuesto otra piedra desaparecida, en el arco del altar, y en la que figuraba la fecha de su construcción: 1723.
Y la última ‘cara positiva’ de esta historia es que los dueños de la ermita se han ilusionado con ella al conocer esta historia y han mostrado interés en restaurarla.