La comunidad científica pide no pisar el pedo de lobo

El micólogo Juan Andrés Oria imparte una conferencia a los socios de la Micológica de Navaleno (Soria) sobre las propiedades medicinales de las setas

Ical
01/11/2018
 Actualizado a 19/09/2019
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Si estos días de otoño salen a recolectar setas por los accesibles bosques de Castilla y León por favor tengan la precaución de no pisotear el pedo del lobo, una especie sin valor comestible pero que se “ha convertido en una de las más valiosas en el ámbito de la medicina” por su capacidad de cicatrizar heridas. Es la recomendación del micólogo, Juan Andrés Oria, quien dirige la Cátedra de Micología de la Universidad de Valladolid en el Campus de Palencia y que hoy imparte una conferencia sobre las propiedades medicinales de las setas, incluidas las alucinógenas en el marco de la XXVI Jornadas Micológicas de Navaleno (Soria).

Oria avanzó a la agencia ICAL que la comunidad científica estudió las propiedades de los diferentes géneros y especies del pedo de lobo (lycoperdon perlatum) y descubrió cómo tienen un valor antibiótico y cicatrizante. Los principales laboratorios del mundo recolectan esta especie, ya no solo por su poder cicatrizante, sino también, por su capacidad de regenerar la piel y no dejar marcas, aspectos “de suma importancia” para el ámbito de la cirugía estética.

“La gente piensa que el pedo del lobo es una tontería de la naturaleza y tienden a pisotearla para que eche el humo. Pues sepan que es de los más valiosos”, expresó. No es la única seta de la Comunidad que tiene un valor “incuestionable medicinalmente”, según este profesor del Campus de Palencia. La seta pipa tiene un valor “extraordinario” para estimular las defensas, favorecer el sueño o prevenir enfermedades como el cáncer. Además, apuntó que los herbolarios la dispensan y ya se cultiva “más y más” en sustratos de residuos agrícolas o de cortas.

“Muchas de nuestras setas tienen valores antibióticas y ahora se están utilizando para dárselos a los animales, ya que el consumo de estos hongos supondría evitar los perjuicios que provoca el uso desmedido de antibióticos”, especificó.

Otras de las setas con capacidades medicinales y que “está al alcance de la mano” es el trametes vericolor (antaño denominada coriolus versicolor), también no comestible, que crece en las riberas de los ríos, jardines e incluso “en la Alameda de Cervantes soriana”. A esta se suma el sitake, una especie que se sirve mucho en los restaurantes chinos y que tiene propiedades: antiinflamatorias, aintivirales, protectoras y anticancerigenas”.

“En Castilla y León hay una empresa que se dedica a envasar sitake que a nivel internacional es muy valorada. Las principales revistas del mundo científicas incluyen estudios habitualmente que avalan por activa y por pasiva las cualidades valiosas de los hongos”, recordó.

En este aspecto, el micólogo destacó que colabora en un estudio de investigación de la Universidad de Valladolid sobre cómo cultivar sitake con los restos de la poda de los robles, ya que es “un sustrato extraordinario para ello, ya que le suministra aportes más saludables que otras setas que se cultivan en fardos o residuos agrícolas”.

“De forma racional uno puede aprovechar los sustratos y además permitir la obtención de setas en años con escasez”, apostilló. Para Oria las setas son reguladoras vitales, se necesitan para mantener la salud en condiciones óptima y la misma seta de chopo (pleurotus ostreatus) que se cultiva y se puede consumir durante todo el año tiene propiedades para evitar la hipertensión, el colesterol del malo e incluso protege el hígado. “Se suministra, incluso, a pacientes que han abusado del alcohol para reducir los problemas hepáticos”.

Setas alucinógenos

El profesor aseguró que también se está comprobando cómo las setas alucinógenas tienen sustancias valiosas, sobre todo, en el ámbito de la psiquiatría. Sin embargo, apeló a tener el máximo respeto a estas setas que pueden ocasionar, incluso, “tragedias”.

En este aspecto, apuntó a que las señoras que antaño conocían los valores saludables de las plantas conocían que la seta psilocybe, alucinógena, tenía la capacidad de mitigar migrañas o fuertes dolores de cabeza, y agregó que en “cantidades reducidas tiene un efecto neurológico positivo porque es capaz de atenuar estos efectos y está comprobado científicamente”.

Las industrias farmacéuticas buscan sustancias en la naturaleza que no tengan efectos secundarios y con las setas se les abre el campo de acción, según el profesor. A pesar de ello, llamó a la prudencia, ya que, señaló, “hay gente que las compra incluso por internet y pueden ocasionar grandes tragedias. No pueden ingerirse sin control médico”, advirtió.

Por último, el micólogo señaló que la amanita phalloides, la seta más popular por ocasionar la muerte, en pequeñas cantidades tiene un valor “notable” frente a dolencias mortales como el cáncer de ovarios y páncreas. A pesar de ello, reiteró que son las farmacéuticas las que deben determinar en qué medida se pueden ingerir ya que, si no se utiliza de manera “inteligente” puede tener consecuencias muy perjudiciales.

Asimismo, Oria, que obtuvo ‘El Premio Castilla y León de Protección del Medio Ambiente’ afirmó que los centros de investigación “de más alto nivel de los países más desarrollados” están proporcionando hongos medicinales a algunas personas que padecen enfermedades graves como el cáncer, y añadió que “sin ser un sustitutivo del tratamiento oncológico”, han demostrado que constituyen una ayuda para superar sobrellevar el proceso de la quimioterapia.

“En Japón se incluye en las dietas una cantidad pequeña, cada día, de las sustancias activas de ciertas setas porque saben que estimulan las defensas y ayudan a la reposición del enfermo. No te vas a alimentar solo de setas , pero sí consumir las más conocidas u otras que tienen valor medicinal. El hombre y los animales necesitan tomar setas y si son naturales de los montes limpios de Soria mucho mejor. Los animales forestales y las vacas en extensivo se las comen y se mantienen bien”, argumentó.

Juan Andrés Oria disertó hoy sobre estos aspectos con los socios de la Asociación Micológica de Navaleno, una de las “más activas” de España,ya que ha tenido la capacidad de convertir la micología en un activo de su economía y su vida social.

El profesor significó la gran cultura micológica de su población. “A Navaleno no puedes venir a dar una charla sin prepararte porque te dan un rapapolvo. Ellos afinan mucho”, significó en tono de broma.

Cátedra

En la Cátedra que dirige el grupo de expertos se encarga de conseguir la realización de investigaciones, trabajos técnicos, estudios y demás actividades. En la actividad, participan profesores e investigadores de la Universidad de Valladolid, del IUFOR (Instituto Universitario de Investigación Gestión Forestal Sostenible) y de varias empresas tecnológicas y especializadas en Micología aplicada radicadas en Palencia.

Entre los proyectos y actividades de la Cátedra, se destaca a Palencia Micológica, el programa de desarrollo de la Truficultura en la provincia de Palencia, el Proyecto Jóvenes Micólogos, exposiciones Micológicas y Cursos de Formación. Además, está previsto que en los próximos meses publique un libro para niños sobre el valor de las setas en la naturaleza.

El trabajo de la Cátedra y sus actividades ha comenzado a tener una mayor proyección tras la difusión del trabajo iniciado por un equipo de científicos del Campus de Palencia de la Universidad de Valladolid, la de Finlandia Oriental y la de Lérida sobre la producción de ‘Boletus edulis’, una seta comestible muy apreciada en el mercado internacional, en una especie de jara típica de la España mediterránea, ‘Cistus ladanifer’. Los investigadores han desarrollado modelos matemáticos que permiten predecir qué producción de Boletus pueden tener estos jarales a los cinco, diez o 20 años en función de parámetros como la meteorología, la cubierta vegetal o la gestión del hábitat que se lleve a cabo.

A lo largo del estudio, que ha centrado la tesis doctoral de la investigadora María Hernández Rodríguez, se ha estimado la producción de Boletus y la diversidad micológica en numerosas parcelas de jarales de distintas edades en Zamora . Según el trabajo, los jarales son precoces y muy productivos de ‘Boletus edulis’, antes que otros hábitats como pinares y robledales. En concreto, el jaral comienza a producir estos hongos a los cinco años y continúa hasta los 20 años, mientras que los pinares y robledales producen los Boletus a partir de los 40 años.

El equipo científico inició en el otoño de 2001 el estudio de la productividad de ‘Boletus edulis’ y ‘Boletus aereus’ en los matorrales de cistáceas, entre las que se encuentra la jara pringosa (‘Cistus ladanifer’) y el chaguazo (‘Halimium alyssoides’).Para la realización del trabajo, publicado en ‘Agricultural and Forest Meteorology’, los investigadores han contado con financiación procedente de varios proyectos de la Junta de Castilla y León y de la Cátedra de Micología de la Diputación de Palencia.
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