– De nuevo en León, en Ármaga, con ‘Made in USA’ ¿Cuántos años sin exponer en su tierra.
– Demasiados, desde el 93, cuando aquella exposición triple, en tres salas a la vez, de Maese Nicolás y Caja España. Fue muy agradable volver, la inauguración, ver a los amigos, conocer a otros...

– No surgió. Al vivir en Estados Unidos es más complicado regresar, he expuesto sobre todo en Madrid... y después la crisis y todas esas cosas. Pero he venido, y me ha hecho mucha ilusión.
– ‘Made in USA’ ¿Qué le llevó a elegir esta serie?
– Muchas cosas. El tamaño de la sala, el espacio, y que se trata de una serie a la que yo le tengo cariño y me pareció adecuada para venir a mi tierra. Son cosas de pequeño formato, de varios años y no la había expuesto nunca. Son cuadros que recuerdan experiencias, vivencias en diferentes sitios de Estados Unidos, de objetos encontrados en la naturaleza y el paisaje, los coches o cosas que estaban abandonadas... cosas muy americanas, muy reconocibles. La verdad es que yo le tenía cariño a esta serie y me parece muy golosa, que en otras galerías se venderían muy bien y las he querido traer a León a precios muy atractivos, para que no haya quejas.
– ¿De que lugares de Estados Unidos son los cuadros?
– De aquellos en los que más he estado: Carolina del Norte, los Apalaches, Seattle, de Iowa, de Pittsburgh... lo que he recorrido desde 2013.
– Acaba de inaugurar en León y ya está nuevamente en Madrid pintando, ¿qué trae entre pinceles?
– Estoy en Madrid, hoy en una plaza muy recogida, en la que incluso hace sol... es de la serie de arquitecturas, que junto a los retratos son dos de las más habituales en mí, aunque no los únicos, como ya sabes.
– ¿Cuándo descansa?
– No me lo planteo, mi pasión sigue siendo pintar, aunque sea a veinte grados bajo cero pues como pinto todo al natural es el inconveniente que tiene, la ventaja es la riqueza de ver las cosas.
– Esas cosas son las que propician que en algún artículo jueguen con lo de pintor ‘local’ como sinónimo de‘loco’, atendiendo a la pronunciación en inglés.
– Sí. Bueno, loco por la pintura. Lo escribió Mark Francis: «El adjetivo local está vinculado en Félix de la Concha al hecho de pintar siempre del natural y por tanto pintar sólo el entorno del lugar donde se encuentra. En inglés, ‘local’ se escribe igual pero se pronuncia ‘loco’. Pero local o loco, en este caso da lo mismo, porque este trabajo es el resultado de la auténtica locura de ser un pintor local.
– Una de sus experiencias novedosas ha sido las series en las que además de pintar hace de ‘periodista’ y le realiza una entrevista al retratado o dialoga con él. Lo ha hecho con escritores, supervivientes de los campos nazis, hace unas semanas con José Luis Cuerda en un teatro...
– La experiencia con Cuerda fue muy divertida, en un teatro de Albacete, el Capitol, su tierra, con público, que va viendo en las pantallas el retrato y sigue la conversación. Es muy intenso atender a todo.
– La experiencia con los supervivientes de los campos nazis le marcaría...
– Claro. Ésa fue en el estudio, mucho más personal todo, cargado de emoción y durante horas. Al estar los dos solos frente a frente se creaba una situación íntima, sin miedo a los silencios, pero ellos aún tienen sus miedos, algunos no querían que los retratara por si algún neonazi los reconocía y podían tener algún problema tantos años después. También recuerdo de una manera especial a León Tenenbaum, superviviente de Auschwitch, que retraté en Guatemala pocos meses antes de que falleciera de un cáncer terminal.
– ¿Cómo encontró León?
– Entrañable.