El leonés que prepara a los ‘otros’ olímpicos

Alejandro Vaquera se encarga de la preparación física de los árbitros que dirigen el baloncesto de los Juegos Olímpicos de Tokio

Jorge Alonso Macía
07/08/2021
 Actualizado a 07/08/2021
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Alejandro Vaquera se mueve por el Saitama Super Arena como lo hacía por el Palacio de los Deportes cuando era el preparador físico del lamentablemente extinto Baloncesto León, es decir, como por su casa. Cierto es que hay ciertas diferencias entre las vetustas sillas de madera del feudo a orillas del Bernesga con este mastodóntico pabellón a casi una hora del centro de Tokio con capacidad para hasta 36.000 personas y que contiene incluso un centro comercial. No le importa al leonés, al que sin duda ayuda la ausencia de público a subir, bajar, hablar con unos y con otros con la equipación oficial de la FIBA, dejando entrever a los presentes que es alguien importante en la organización de todo unos Juegos Olímpicos. Y desde luego que lo es.

«Les tienes como toros». El que lo dice es Víctor Claver, uno de los veteranos de la selección española de baloncesto. Falta una hora para que comience el España-Argentina de la fase de grupos del torneo y Vaquera baja a la pista para aprovechar a saludar a los jugadores que un día fueron sus pupilos. «A Víctor, al ‘Chacho’ o Marc les tuve hace ya unos cuantos años en la selección sub 19, al final entre unas generaciones y otras acabas conociendo a todo el mundo en este ‘mundillo’», señala. Los «toros» de los que habla Claver son los árbitros que dirigen estos Juegos Olímpicos, los mejores del mundo, unos 30 incluyendo a dos españoles y algún colegiado NBA y que trabajan durante el torneo a las órdenes de Vaquera. Un trabajo que no se reduce únicamente al torneo, ya sea un Mundial, unos Juegos o un continental, sino que el leonés monitoriza junto a su equipo de trabajo y durante todo el año a todo el grupo de élite mundial formado por más de 300 árbitros: «Tengo a un chico de León que me ayuda con los europeos, luego tenemos a otra persona en América, otra en África y otra en Oceanía, yo soy un poco el que lo coordina todo».

En Río los árbitros llegaron justos al final y la FIBA ha querido que estuviera aquí para controlar su preparaciónQue la Federación Internacional de Baloncesto (FIBA) valora a Vaquera queda evidenciado por su simple presencia en Tokio. Con las acreditaciones para las federaciones muy limitadas debido a las restricciones que ha impuesto la pandemia, él ha sido uno de los pocos elegidos que ha podido viajar y es que reconoce que «en Río los árbitros llegaron un poco fundidos al final, yo solo estuve unos días entonces y ahora han querido que esté el torneo entero para poder ayudarles». De esta forma, reconoce sentirse «muy contento y muy valorado porque la FIBA haya hecho esta apuesta por mí, vivir unos Juegos es algo que sueñas desde pequeño cuando te gusta el deporte y estoy muy agradecido».

Además, en estos Juegos Olímpicos la labor se dobla, ya que además del baloncesto tradicional también se ha incorporado la disciplina de 3x3 «que no tiene tanta demanda física, pero sí que supone un problema por las condiciones a las que están sometidos los árbitros, al aire libre y con esta temperatura y humedad que tenemos aquí».

Igual que han desaparecido los bigotes del colectivo arbitral, también lo han hecho las barrigas. Hoy en día cualquier colegiado es un deportista de élite y así lo reconoce el propio Vaquera, que asegura que «me han facilitado mucho el trabajo, ha habido un cambio muy grande en los últimos años, no tiene nada que ver con cuando empecé y ahora son ellos los que te demandan la preparación física, aquí tenemos un gimnasio que nos han preparado exclusivo para nosotros y allí van cada día los árbitros que no pitan cada jornada, incluso los que lo hacen por la tarde también van por las mañanas para activarse».

Además de dirigir esos entrenamientos «e intentar que lleguen al último día en las mejores condiciones», el leonés monitoriza la actividad física de los colegiados durante los partidos. Un dispositivo emite la frecuencia cardiaca, velocidad o distancia recorrida de los árbitros, datos que le llegan a su ‘tablet’ en la grada y que controla paraevitar sustos, aunque señala que no trata con ellos en el descanso «porque están a sus cosas y tampoco es necesario». Es prácticamente ese último partido que se juega en la jornada el único que puede disfrutar cada día Vaquera, para el que venir a Tokio no es ni mucho menos un disfrute, sino el punto álgido de su trabajo, que durante el año también realiza en la Facultad de Ciencias de la Actividad Física y el Deporte de la Universidad de León. De hecho, la ausencia de tiempo libre es total y además, con las restricciones impuestas en estos Juegos «voy del hotel al pabellón y al gimnasio, nada más».

Él es uno de los varios leoneses que, compitiendo o alrededor, forman parte de estos Juegos Olímpicos de Tokio, un mérito que se toma «con orgullo, es gratificante ayudar a poner la bandera de León en todo el mundo, en este caso en unos Juegos Olímpicos, donde para lo que pequeñitos que somos es muy sorprendente ver que somos tantos».
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