Josu de Solaun presenta su poemario ‘Las grietas’

El pianista valenciano, que en julio regresa a León, estuvo acompañado durante la presentación por Glòria Tello, presidenta del Palau de la Música, y Josep Lluís Galiana, director de EdictOràlia y saxofonista

L.N.C.
06/05/2021
 Actualizado a 06/05/2021
Josep Lluís Galiana, Josu de Solaun y Glòria Tello delante de L’Almodí. | LIVE MUSIC VALENCIA
Josep Lluís Galiana, Josu de Solaun y Glòria Tello delante de L’Almodí. | LIVE MUSIC VALENCIA
El pianista Josu de Solaun presentó el pasado martes su poemario 'Las grietas' en L’Almodí de València, junto a Glòria Tello, concejala de Patrimonio y Recursos Culturales del Ayuntamiento de València y presidenta del Palau de la Música; y Josep Lluís Galiana, director de EdictOràlia y saxofonista; en un acto cargado de emoción en el que también la música fue protagonista, de la mano del autor y del editor.

La obra está dividida en seis bloques y abarca un largo periodo de veinte años, entre 1999 y 2019, coincidente con la amplia y relevante trayectoria vital y artística del autor en EE UU, y en particular en Nueva York, ciudad a la que llegó con tan solo diecisiete años para graduarse en la Manhattan School of Music como Doctor en Artes Musicales, mientras trabajaba para pagarse los estudios. De Solaun asegura que «me siento neoyorquino; la ciudad me ha formado como persona y como músico», a pesar de que pasó «penurias». Hace dos años, tras ejercer como profesor de piano en la S. Houston State University y de que sus numerosos compromisos internacionales le imposibilitaran dedicarse a la docencia, decidió volver a España y a su Valencia natal.

El libro, dedicado a su padre fallecido en noviembre de 2020, está publicado por EdictOràlia y prologado por el reconocido poeta Álvaro Valverde, que afirma que la poesía del autor «es la poesía de la lentitud, del ensimismamiento, interior y meditativa, pero nunca ajena al mundo que le rodea». Valverde, al que le causaron «buena impresión» sus primeros versos, que conoció por mediación de un amigo común vecino del autor en Nueva York; destaca las influencias de «excelentes maestros» en sus textos, «como el sevillano Luis Cernuda (del que puede que tome la costumbre de iniciar cada verso con mayúscula) o su paisano César Simón», perteneciente a la generación poética de los años cincuenta. El escritor de Plasencia expone que estamos «ante una poesía intimista, dicha en voz baja. Melancólica. De soledades. Propia, acaso, del silencio que precede, primero, y sucede, después, a la música», y asegura que «no hace falta recordar la íntima relación que existe entre la música y poesía, que, si hacemos caso a Eliot, fue primero eso, puro ritmo. Nadie como San Juan de la Cruz para definirla: «música callada». Y cierra su prólogo aconsejando «adéntrese el lector sin miedo y sin prisa en esta sucesión de momentos que gracias al arte poética han quedado fijados en un presente eterno».De Solaun asegura que «la poesía se parece a la música, sugiere más que dice algo concreto». Y añade que «siempre tiene un sentido, aunque no sea fácil de acotar. Exactamente como en la música». El escritor y músico abre su obra con dos citas de Cernuda y Simón que aluden a la soledad y a la densidad de la vida.En el acto de presentación, Glòria Tello recordó que conoce a De Solaun desde junio de 2016, «era ya un grandísimo artista internacional», pero desde hace casi dos años «Josu y yo hemos hecho un importante recorrido juntos, a través del Premio Iturbi». Tello indicó que «su ciudad de adopción, Nueva York, le marcó definitivamente, como a Lorca, como a Allen» y destacó que «su reciente periplo vital está lleno de contrastes y le ha traído momentos de desolación, pero también de luz: la ausencia del padre, el nacimiento de un hijo...». La presidenta del Palau de la Música apuntó que «grietas es una palabra dura: sugiere ruptura, planos mal cerrados, costuras que se abren...» pero también «hay flores que nacen en las grietas, que crecen entre las rocas, que desafían ese medio hostil para florecer. Y a mí, este libro que ha escrito Josu, me sugiere esa belleza y esa curación por encima de toda fractura, separación o ruptura».Josep Lluís Galiana, que firma las notas introductorias, rememoró la larga amistad de 20 años que le une al pianista y poeta. El editor estima que «el poemario de Josu de Solaun invita a pasear, a caminar entre las grietas de un tiempo de soledades y silencios, secretos y ausencias, despertares y despedidas, sueños y enamoramientos...». El libro «es una larga peregrinación, no solo por la geografía física», también por «una geografía humana, cultural, social e histórica». Este viaje «de soledades, olvidos y ausencias», encuentra «fiel reflejo en los Años de peregrinaje, del músico Franz Liszt».

De Solaun confesó al público que no tenía intención de editar sus escritos, «nunca pensé, ni quise publicar mi poesía», pero dos personas, Galiana y su pareja, «una gran poetisa», le convencieron «con grandes dotes de persuasión» de que el libro era «si no meritorio, susceptible de ser publicado; y les hice caso». Explicó que el formato del acto en el que iban a improvisar música tenía su fundamento en la distinción que había en la antigua Grecia entre los aedos, poetas líricos que improvisaban acompañándose de un instrumento y cuyo máximo exponente fue Homero, y los rapsodas que recitaban estas poesías escritas. Asimismo, subrayó que «la música y la poesía puede que sean disociables pero son inseparables, como las dos caras de una moneda».

En la segunda parte de la presentación del libro se leyeron algunos poemas seguidos de tres improvisaciones musicales a cargo del pianista y el saxofonista valencianos en las que vincularon y desdibujaron la tenue línea que separa la poesía de la música.
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