Joaquín Tejedor: "La cercanía entre músico y público es parte del éxito"
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Joaquín Tejedor: "La cercanía entre músico y público es parte del éxito"
Jazz
El XIV Villamajazz se prolongará durante todo el fin de semana y disfrutará de un total de doce conciertos con el jazz manouche como principal eje vertebrador
Nunca imaginó Joaquín Tejedor que el Villamajazz alcanzaría su decimocuarta edición y mucho menos convertido en uno de los referentes nacionales del jazz manouche. Este abogado leonés quería compartir entonces, en 2006, con sus paisanos de Villamañán su devoción por el swing, una música que le apasionaba y que cultivaba como guitarrista, y para ello, coincidiendo con las fiestas del pueblo, organizó un puñado de conciertos. De aquella primera e ingenua ilusión ha acabado derivando un ambicioso proyecto que, a modo de contenedor musical y con el manouche como eje principal, resulta ya incuestionable en el seno del programa de festejos de la Virgen de la Zarza y flamea con brillo propio y voz exclusiva en el contexto jazzístico español. «Desde luego que jamás pensé que aquel capricho de hace catorce años se haya convertido en algo que mueve a un montón de músicos y cuenta con una afluencia de público importante. Lo cierto es que aquí estamos. Sólo espero que salga todo bien y que todo el mundo disfrute…», lo dice Joaquín Tejedor Nistal a propósito de este emblemático festival de jazz a cuya organización le dedica el año entero, por el que han ido desfilando representantes señeros del manouche patrio y al que distinguen rasgos tales como la proximidad del músico con el espectador al suprimirse los escenarios convencionales y ser las calles de Villamañán las que ejercen como tales y su vocación popular lo que redunda en una masiva presencia de asistentes y fortalece el color que estos proporcionan. «La gente se lo pasa muy bien, y ese es realmente nuestro objetivo. A poco que te guste la música, aunque el swing no esté entre tus preferencias, esta te hace sentir y disfrutar, te sustrae de tus problemas, te transporta…».
La decimocuarta edición del Villamajazz vuelve a ocupar un fin de semana completo. Los días 6, 7 y 8 de septiembre son los elegidos por el festival para desplegar un amplio abanico de propuestas que se mueve principalmente en el terreno del jazz, si bien en algún caso concreto lo bordea e incluso lo franquea. Es lo que tiene el Villamajazz, su capacidad para desatar asombros y conquistar complicidades. «Cada año se complica un poco más la organización y encontrar los músicos que se adapten a lo que queremos. Aun así, es un trabajo inundado de ilusión y ganas. El Villamajazz no saldría adelante sin la colaboración del pueblo, y este se vuelca. La gente que asiste al festival lo hace importante». Que nadie busque en Joaquín Tejedor un promotor al uso. El Villamajazz es una parcela más de su vida y a él se entrega motivado por sus dos mayores pasiones: Villamañán y el jazz manouche. El mantiene un contacto directo y estrecho con los músicos porque él también lo es (ahí está su militancia desde hace años en Swing Combo, una de las formaciones históricas del jazz leonés) y su manera de entender la organización de este ambicioso y entrañable tinglado lo convierten en un espectador más del mismo que lo disfruta, a pie de calle, como el que más. La edición de este año vuelve a cuadrar sus cuentas, sobre todo, con las aportaciones de las instituciones, tales como Ayuntamiento y Diputación, y también con la comercialización de esas imprescindibles camisetas que, presididas por el emblema del festival (la liebre), han acabado convirtiéndose en santo y seña de estos tres días de jazz. Cada año se elige un color para estas prendas y para este el seleccionado ha sido el blanco en contraste con los usados por la liebre (esta se trazará cromáticamente con las tonalidades empleadas a lo largo de las diez ediciones colmadas desde la instauración de lo de la camiseta).
Tejedor tira de imaginación para suplir las limitaciones presupuestarias y construir un programa de conciertos, doce en total, que mantenga el interés durante todo el fin de semana. Dice que le gusta cómo ha quedado el de esta edición, sobre todo porque lo preside la variedad y porque el swing, concebido desde diferentes perspectivas y ópticas, sigue oficiando como guía y motor. Puede que no haya sido intencionado y que la cosa haya salido así pero este año el Villamajazz confiere enorme protagonismo a la voz femenina y así queda manifestado con la presencia de formaciones provistas de vocalistas poderosísimas. Es el caso de La Lunfardita, el grupo que abre hoy el festival en la Plaza Mayor (20:30 horas) y donde la voz de Carol Dubois matiza un estilo basado en la fusión de jazz manouche y tango (y otros géneros como el cuplé); Rädio Lulú (calle Nueva a las 22:00 horas), el proyecto de raíz leonesa que lideran el guitarrista Emilio Saiz y la cantante Leticia Robles y que suma swing con otros paisajes sonoros, o Swing Combo, grupo leonés de dilatada trayectoria en el que Rosario Swing pone su voz y su ejercicio actoral al servicio de un repertorio absolutamente ecléctico. También, parte de la impronta de la banda catalana Scaramouche (sábado a las 22:00 horas en la Plaza Mayor), que se mueve en el terreno del jazz clásico y el manouche, es depositada por su cantante Elisenda Julià. Vira León, otra vocalista de reputación y cualidades innegables, propondrá en tierras leonesas una de sus colaboraciones con Le Jazz hOt (sábado a las 24:00 horas), trío alicantino de manouche en el que militan algunos viejos conocidos del festival. Ya el último día, el domingo, dos cantantes más se sumarán a la oferta: Sonia Rubín, en compañía de Nico Guitarre, ofrecerá su repertorio de matiz francés de clásicos del jazz, el R&B, el pop e incluso el country; y Errukine Olaziregi, esta acompañando al combo que cierra el festival, la banda de dixie Old Dog Jazz (20:30 horas en la Plaza Mayor).
También el Villamajazz da voz a la música leonesa, «no podía ser de otra manera», y a las bandas ya citadas anteriormente se unen The Skazzz Band, suma de ritmos jamaicanos y jazz; el Goodman Collective (este viernes en la plaza la Leña a las 24:00 horas) , el ambicioso proyecto de Javier Baíllo que visitará Villamañán con su big band para dar contenido a un repertorio que entreteje funk, soul y jazz, entre otras texturas sonoras, y Tri Full Jazz (domingo a las 13:45 horas en la Plaza Mayor), trío leonés de cariz clásico que conoce el festival desde su primera edición y que prepara nuevo disco. Fuera del ambiente específicamente jazzístico, se dejará caer por el festival El Cometa Errante (sábado a las 15:00 horas en la plaza la Leña), una de las propuestas más estimulantes del paisaje musical leonés alimentada por dos nombres emblemáticos, Kike Cardiaco y Rafa Hernández (con la cooperación del baterista y percusionista Ángel González).
También habrá espacio para una clase de Lindy-Hop (sábado a las 18:00 horas en la plaza la Leña. A cargo de varias parejas leonesas y vallisoletanas, este tipo de baile, además, servirá para ambientar algunos de los conciertos que articularán un festival que completa su programación con el regreso a Villamañán del Elvis Gypsy Project (sábado a las 24:00 horas en las confluencia de Mayor y Amargura), una formación pucelana que marida el repertorio de Elvis Presley con el swing.
La Plaza Mayor, la Calle Nueva, la Plaza La Leña y la confluencia de las calles Mayor y La Amargura volverán a servir de punto de encuentro para músicos y público. Son lugares ya míticos en la historia de un festival que reivindica su singularidad y convive estrechamente con las otras actividades previstas en el programa de fiestas de Villamañán. «Creo que parte del éxito del Villamajazz reside en la proximidad entre músico y espectador. El situar la música a pie de calle permite vivirla de otra manera, rompiendo con las distancias que el escenario tradicional impone».

Tejedor tira de imaginación para suplir las limitaciones presupuestarias y construir un programa de conciertos, doce en total, que mantenga el interés durante todo el fin de semana. Dice que le gusta cómo ha quedado el de esta edición, sobre todo porque lo preside la variedad y porque el swing, concebido desde diferentes perspectivas y ópticas, sigue oficiando como guía y motor. Puede que no haya sido intencionado y que la cosa haya salido así pero este año el Villamajazz confiere enorme protagonismo a la voz femenina y así queda manifestado con la presencia de formaciones provistas de vocalistas poderosísimas. Es el caso de La Lunfardita, el grupo que abre hoy el festival en la Plaza Mayor (20:30 horas) y donde la voz de Carol Dubois matiza un estilo basado en la fusión de jazz manouche y tango (y otros géneros como el cuplé); Rädio Lulú (calle Nueva a las 22:00 horas), el proyecto de raíz leonesa que lideran el guitarrista Emilio Saiz y la cantante Leticia Robles y que suma swing con otros paisajes sonoros, o Swing Combo, grupo leonés de dilatada trayectoria en el que Rosario Swing pone su voz y su ejercicio actoral al servicio de un repertorio absolutamente ecléctico. También, parte de la impronta de la banda catalana Scaramouche (sábado a las 22:00 horas en la Plaza Mayor), que se mueve en el terreno del jazz clásico y el manouche, es depositada por su cantante Elisenda Julià. Vira León, otra vocalista de reputación y cualidades innegables, propondrá en tierras leonesas una de sus colaboraciones con Le Jazz hOt (sábado a las 24:00 horas), trío alicantino de manouche en el que militan algunos viejos conocidos del festival. Ya el último día, el domingo, dos cantantes más se sumarán a la oferta: Sonia Rubín, en compañía de Nico Guitarre, ofrecerá su repertorio de matiz francés de clásicos del jazz, el R&B, el pop e incluso el country; y Errukine Olaziregi, esta acompañando al combo que cierra el festival, la banda de dixie Old Dog Jazz (20:30 horas en la Plaza Mayor).

También habrá espacio para una clase de Lindy-Hop (sábado a las 18:00 horas en la plaza la Leña. A cargo de varias parejas leonesas y vallisoletanas, este tipo de baile, además, servirá para ambientar algunos de los conciertos que articularán un festival que completa su programación con el regreso a Villamañán del Elvis Gypsy Project (sábado a las 24:00 horas en las confluencia de Mayor y Amargura), una formación pucelana que marida el repertorio de Elvis Presley con el swing.
La Plaza Mayor, la Calle Nueva, la Plaza La Leña y la confluencia de las calles Mayor y La Amargura volverán a servir de punto de encuentro para músicos y público. Son lugares ya míticos en la historia de un festival que reivindica su singularidad y convive estrechamente con las otras actividades previstas en el programa de fiestas de Villamañán. «Creo que parte del éxito del Villamajazz reside en la proximidad entre músico y espectador. El situar la música a pie de calle permite vivirla de otra manera, rompiendo con las distancias que el escenario tradicional impone».
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