19/06/2020
 Actualizado a 19/06/2020
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Reconozco que poco a poco le estoy cogiendo cada vez más tirria a las redes sociales. Sin duda una de las cosas que más me echa para atrás de ellas es la capacidad de esconderse tras el anonimato para intoxicar. Sin embargo, si por algo me sigo quedando en ellas es porque son sin duda una enorme fuente de información que, más aún en esta profesión, suponen una genial herramienta y una ayuda, también gracias a anónimos que se encargan de darle valor.

Es por eso que reconozco que esta semana me golpeó, porque esa es la palabra, la historia de @Jokin4318 en Twitter. De Joaquín Carmona en la jodida vida real. Su cuenta ha sido durante los últimos años una fuente de información indispensable para todos a los que nos gusta el atletismo. Desde tener a mano los horarios de los atletas españoles en un Europeo hasta enterarte de los resultados de una prueba de marcha en Japón o un meeting en Noruega.

Los últimos meses sus tuits desaparecieron. «No hay competición, tampoco tendrá mucho que decir», piensa uno, consciente además de que su actividad no iba ni un paso más allá de la información sobre atletismo. En mi cabeza, en la de los más de 15.000 personas que le seguíamos, te imaginas a un señor aburrido en el sofá, ojeando el iPad sin tener que escribir y dedicando su tiempo libre al bricolaje hasta que volviera el atletismo.

Con el paso de los días la preocupación entre esos seguidores, la mayor parte del mundillo del atletismo español, fue creciendo sabiendo que faltaba alguien conocido al que nadie conocía, pensando en lo peor y sabiendo que podría ser otra víctima más de la pandemia.

Esta semana, se conocía que Joaquín Carmona no había tuiteado en meses porque simplemente no había tenido cómo hacerlo. Desde hace 12 años vive en la calle y su valor más preciado es el ordenador desde el que se conecta al mundo con la conexión de las bibliotecas públicas. Con ellas cerradas, esa ventana al mundo también lo hizo y a mí me dio un golpe de realidad tan bienvenido como necesario. Ojalá esto sea un cambio de vida para él, si es que esa es su decisión. Las redes sociales también tienen cosas buenas.
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