Isabel I de Madrid y los paletos de León

Por Valentín Carrera

Valentín Carrera
24/02/2020
 Actualizado a 24/02/2020
Pecas en las redes sociales.
Pecas en las redes sociales.
Pecas Aguirre era el perro de la condesa de Bornos y Grande de España, doña Esperanza Aguirre,¬ la que criaba ranas delincuentes, como Ignacio González, Cifuentes y Granados (en la cárcel), y actualmente ella misma imputada por corrupción en el caso Púnica y otros asuntillos.

Pecas Aguirre -que murió atropellado en mayo de 2019-es, junto con Rastreator, el único perro español con Twitter propio: «Me llamo Pecas y vivo en Malasaña con una rubia castiza. Incontrolable. Liberal. Seductor».

Además de aristócrata y seductor, Pecas era un vago: tenía contratada a una periodista, Isabel Díaz Ayuso, que llevó sus redes sociales durante cinco años; el hilo de @SoyPecas es una mezcla indigesta y vulgar de peloteo y zafiedad, sin una sola idea original o constructiva, más allá de lamer las canillas de su dueña.

Como premio a sus desvelos, Isabel Díaz Ayuso fue ascendida digitalmente, y aunque perdió las elecciones de 2019 frente al catedrático de Metafísica Ángel Gabilondo, hoy es la presidenta de la Comunidad de Madrid. Isabel I de Madrid, condesa de Pecas, la misma que nos ha llamado paletos a leoneses y leonesas.

La asesora de Pecas ha querido luego negar su insulto, pero cualquiera puede escuchar sus declaraciones sobre «los políticos que durante años se han dedicado a hacer el paleto, a crear identidades donde no las había, a hablar de ser más leoneses, más navarros, baleares, de ser más catalanes…». Este es el nivel de la asesora de Pecas: el más rancio centralismo de la capital, despreciando a las provincias, como siempre han hecho. Una ignorante que se cree superior y habla por boca de gansa.

Ningún territorio, comarca o país puede mirar por encima del hombro a otro: no somos mejores que nuestros vecinos franceses, marroquíes o portugueses; un poquito de humildad. Salvo Pecas, que era de pura raza jack russell terrier, todos somos quesos de muchas leches, llevamos en la sangre el ADN mestizo de celtas, iberos, fenicios, griegos, cartagineses, romanos, godos, vándalos, alanos, árabes, judíos y vikingos. La única certeza es que, en caso de existir algo llamado España, es un conglomerado de pueblos, razas y religiones, gobernado durante muchos siglos por reyes extranjeros y algún que otro mastuerzo.

¿Crear identidades donde no las había? Todos los territorios son igualmente dignos; pero si hubiera que escoger uno entre las Españas, un solo primum inter pares, León tiene las mejores credenciales. Desde los Decreta de Alfonso VIII en 1188, reconocidos por la UNESCO como embrión de la democracia representativa, que da lugar a los parlamentos modernos, León, el viejo Reyno de León, cuna del parlamentarismo, tiene identidad propia. ¡Hasta Mariano Rajoy, que vivió diez años en León, tuvo que rectificar su metedura de pata y venir a disculparse!

No necesitamos, señora Díaz Ayuso, que vengan «políticos paletos» a reivindicar la identidad de León: ahí está el Panteón de Reyes de San Isidoro donde yacen doce reyes, diez reinas y sus infantes, desde Alfonso IV, muerto en 993, a doña Urraca.León no necesita reivindicar su identidad: ahí están las torres de la catedral gótica, enhiestas desde hace más de 700 años, cimentadas sobre una ciudad romana, ¿o es que ni siquiera hizo usted el bachillerato de la LOGSE, señora asesora de Pecas?

Sin necesidad de ir a las raíces profundas, ahí están nuestras catedrales de las vanguardias, los edificios de Gaudí en León y Astorga; pero ¿qué sabrá usted quién fue Antonio Gaudí, cuyo museo visitan cada año miles de paletos extranjeros? Les repito la frase desafortunada de doña Isabel I de Madrid -que no ha rectificado ni pedido disculpas-: «Políticos que durante años se han dedicado a hacer el paleto, a crear identidades donde no las había, a hablar de ser más leoneses, más navarros, baleares...».

No, señora asesora del perrito Pecas, no queremos ser «más» leoneses: queremos ser leoneses, o bercianos o gallegos o asturianos, sin que nadie ajeno drene nuestra riqueza y nuestra población. Los centralistas madrileños -y vaya por delante mi cariño para todos los demás madrileños que también la soportan a usted-, nunca han entendido la diversidad de las Españas. Ustedes no toleran que seamos distintos: nos querrían uniformes y uniformados, pagando impuestos y vasallaje a la macrocéfala capital de la metrópoli, ya sea Madriz o Valladoliz.

Y sí, señora Ayuso, le voy a dar la razón en algo: sí hay políticos paletos y rancios empeñados en «crear identidades donde no las había», empeñados en crear una identidad artificial, espuria, Castilla y León. Llevan cuatro décadas imponiendo una identidad imposible, que no ha cuajado ni cuajará, porque ningún leonés, y yo también lo soy en tanto que berciano, se siente ni podrá sentirse «castellanoleonés».

Eso sí que es inventar una identidad donde no la había. Más que dirigirse a leoneses, navarros, baleares y catalanes, hable usted con los nuevos Señores Feudales de Castilla y León, los verdaderos culpables durante los últimos treinta años del saqueo que sufrimos: sus compañeros de partido. Pero «si las autoridades negaren justicia - ordenó Alfonso, Rex Legionis et Galletie- la tomarán hombres buenos, y paguen tales autoridades doblado el daño que hubieran causado».
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