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Historias positivas

23/07/2022
 Actualizado a 23/07/2022
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No son pocas las ocasiones en las que utilizo este espacio para hablar de la bilis, la mentira y el odio que corren a raudales por las redes sociales. Asimismo, no me canso de alertar de los efectos negativos de éstas y de las precauciones que considero hay que tener en cuenta para que no te hagan perder el rumbo en la vida real. Pero hoy toca cambiar de registro y compartir un caso en el que un tuit ha convertido en noticia una historia que se merece tener un espacio en el mundo de carne y hueso. La ocasión lo merece y es una obligación moral poner también en valor los aspectos positivos de las redes sociales. Además, sirve de oasis amable dentro del desierto lleno de arena compuesto de granos de crispación, noticias falsas y manipulación.

«Pues en una terraza de Oviedo, nos atendió un camarero sordo, leía los labios y te pedía hablar lento para diferenciar Ribera de Ribeiro. Con un trato exquisito y en todo momento sonriente, me pareció la mejor muestra de inclusión. Sin necesidad de eslóganes, me han hecho cliente». Todo comenzó con este tuit de Antonio Blanco Prieto que, rápidamente, comenzó a ser compartido por otros usuarios, llegando a ser retuiteado por más de 500 personas. No hace falta ser un avezado matemático para ser consciente de que esta historia, con origen en tierras asturianas, atrajo durante un instante la atención de miles de personas de todo el mundo. Pero lo que comenzó con un simple tuit no acabó ahí. Su autor recibió varias peticiones para que volviera al local donde trabajaba ese camarero y allí fue, ejerciendo de improvisado periodista, y compartió la foto de El Cafetín, ubicado en El Fontán, y de Pedro, el camarero que sin pretenderlo se convirtió en tendencia virtual y mediática. Y es que esta historia que comenzó tecleándose un tuit en un móvil, acabó ocupando espacio en varios medios de comunicación de Asturias.

La capacidad que tienen las redes sociales de viralizar una imagen, un comentario o un vídeo es indudable, pero no debemos olvidar que el origen está en la sensibilidad de una persona, que considera que un hecho, que para otros no dejaría de ser insignificante, sí merece ser contado y compartido. Este caso demuestra que por mucho algoritmo que pretenda controlar nuestro presente y futuro, las personas tenemos en nuestras manos cierto poder para cambiar la tendencia de las redes sociales. Aunque sea ir a contracorriente, deberíamos compartir en redes sociales más historias positivas e inspiradoras como la de Pedro, el camarero asturiano que leyendo los labios nos ha regalado una historia de superación y de inclusión.
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