24 horas después de aterrizar en el aeropuerto de Vigo y pisar nuestro país por primera vez en lo que llevamos de 2025, el Rey Juan Carlos ha disfrutado de su primer plan con amigos.
Tras aprovechar la mañana y parte de la tarde para descansar y recuperar fuerzas tras el largo viaje desde Abu Dabi, el Emérito salía a última hora de la tarde de este miércoles de la casa de Pedro Campos en Sanxenxo para reencontrarse con un grupo de íntimos en uno de sus restaurantes favoritos de la zona, 'D'Berto', que abrió sus puertas únicamente para recibir al monarca en la que ha sido su primera salida tras su llegada a España.
Ajeno al revuelo que se ha formado en torno a las demandas que ha interpuesto contra el expresidente de Cantabria, Miguel Ángel Revilla, y la que fuera su 'amiga entrañable' Corinna Larsen, para defender su derecho al honor y limpiar su imagen el año en el que se celebra el 50º aniversario de su coronación -su entorno desliza que habría dado este paso al frente porque está 'obsesionado' con el legado que dejará cuando fallezca-, el padre del Rey Felipe VI ha reaparecido con una gran sonrisa, aunque ha evitado hacer declaraciones sobre sus acciones legales y revelar si tiene en mente demandar a Bárbara Rey como se ha especulado.
Demostrando que está en 'plena forma' a pesar de que en los últimos tiempos se ha hablado mucho del deterioro en su estado de salud y de sus problemas de movilidad a sus 87 años, Don Juan Carlos ha perdido algo de peso y ha presumido de su buen aspecto con un look informal compuesto por cazadora tipo náutica en azul marino, camisa azul celeste y pantalón chino en color blanco.
Tras varias horas en el interior del restaurante, en las que los asistentes pudieron disfrutar de una agradable velada, el Emérito abandonaba las instalaciones caminando con la ayuda de un bastón y saludaba a la prensa con la mano y una sonrisa de oreja a oreja que refleja lo feliz que está por encontrarse de nuevo en España y contar con el apoyo incondicional de su núcleo duro.
Uno de ellos, Vicente Dalmau, más conocido por su trabajo al mando de las bodegas familiares Marqués de Murrieta, que no dudó en besarle la mano en señal de despedida cuando el abuelo de la Princesa Leonor se introdujo en el sitio del copiloto del coche de Pedro Campos para regresar a su domicilio, contando las horas para regresar al Club Náutico de Sanxenxo y comenzar los entrenamientos de las regatas que se celebrarán este fin de semana.