Futuro para el Bierzo sin insultos

Por Valentín Carrera

02/07/2018
 Actualizado a 19/09/2019
Imagen de archivo del paisaje de la comarca berciana.
Imagen de archivo del paisaje de la comarca berciana.
Nadie tiene el monopolio de la defensa del Bierzo, cada berciano o berciana ama la comarca a su manera y todos queremos progreso, trabajo y bienestar social. Escuchar a un alcalde o un sindicalista que quiere puestos de trabajo es una simpleza: no conozco a nadie que no desee empleo y riqueza para su tierra.

Otra cosa es cómo se crean esos empleos y quién paga la factura. Veinte o cien temporeros precarios —fichados a dedo y pagados con dinero público para la campaña de verano contra incendios— no es crear trabajo, sino postureo y clientelismo. Los ecologistas exigimos operarios fijos, con contrato estable, formados y seleccionados mediante concurso público, con respeto a la igualdad, capacidad y mérito, trabajando todo el año en la ordenación y limpieza de los montes. No dos meses, todo el año.

Queremos que se creen puestos de trabajo en El Bierzo, pero no a costa de hipotecar el futuro; por ello expreso en este blog mis análisis, más o menos afortunados, y procuro ser respetuoso con las opiniones ajenas. Sin embargo, alguien –a quien no conozco personalmente– ha decidido salvar El Bierzo insultándome; y da igual lo que haga o escriba, todo vale para desacreditarnos a mí y a mi amigo Luis F. Canedo, presidente de Bierzo Aire Limpio. Incluso denunciar preventivamente el prestigioso programa El Escarabajo Verde de TVE antes de verlo.

Me llama «pseudoescritor»: no se lo discuto, hasta Borges, que prefería ser recordado por sus lecturas, se acomodaría a esa definición, pero ¿en qué afecta que yo sea buen o mal escritor a la incineración de neumáticos en Cosmos? Que yo sea un pésimo poeta o Canedo haya trabajado en Anllares, ¿en qué atañe al modelo industrial de Forestalia o al consumo de agua de Bárcena?

Me ataca porque no vivo en El Bierzo: ser emigrante empieza a ser delito también entre nosotros. Mejor podría atacar la censura y las listas negras que me impiden trabajar en mi tierra. Podría denunciar que los propietarios de la Térmica —María Patrizia Griego y Francesco Satarace—, viven en Milán y Roma, y ni siquiera saben dónde está Compostilla. O que João Miranda y Raul Calfat, dueños de Cementos Cosmos, vivan en São Paulo y no tengan la más remota idea de dónde queda Toral, donde yo he estado seis veces este mes. Tampoco le importa que Fernando Samper, dueño de Forestalia, viva entre Madrid y Zaragoza, o que su presunta inversión –que está por ver, de momento todo es dinero público– proceda de capital chino o vaya usted a saber...

Mi delito es no vivir en El Bierzo, pero bienvenidos los que vienen a saquear nuestras riquezas desde Italia, Brasil o China; o los empresarios de la minería que han vivido siempre fuera, ya sea en León o en Madrid, y se han llevado las ganancias a Chile o a Suiza, sin reinvertir aquí un duro de sus pingües beneficios. Algún día habrá que escribir la verdadera historia del Conde de los Gaitanes –albacea de don Juan de Borbón y presidente de MSP durante cuarenta años–, que reinvirtió toda su fortuna en El Bierzo…

Mientras los comerciantes, agricultores y autónomos trabajamos jornadas de doce horas y nos jugamos el cuello para salir a flote, de vez en cuando aparece en escena el Flautista de Hamelín prometiendo trabajo, ¡con dinero público!
Oiga: ser empresario con pólvora del rey está chupado. Necesitaremos: una concesión pública (la subasta de las energías renovables), un caudal de agua pública (el pantano de Bárcena), un aval de la Junta de 45 millones de dinero público que pagaremos los ciudadanos, un suelo industrial público tirado de precio o regalado, y unas autoridades papanatas. Todo son facilidades públicas para que se lleven crudo el beneficio privado.

Crudo y sin anestesia se lo han llevado los dueños de Alto Bierzo dejando un pufo a Hacienda –es decir, a todos– de cuatro millones de euros, más la seguridad social y el rastro del presunto delito ecológico denunciado ante SEPRONA por vecinos de Tremor. Doce millones de euros de pufo nos ha metido Hullera Vasco Leonesa; catorce millones Teconsa, ocho millones la Compañía Minera Astur-Leonesa, tres millones Coto Minero Cantábrica, y así una inmensa lista de «creadores de empleo» saqueando el patrimonio común.

Hablemos, pues, de qué modelo empresarial conviene al Bierzo: por ejemplo, ¿es preferible quemar neumáticos en Toral o una planta de reciclaje de ruedas? ¿Más chimeneas o más agricultura ecológica? ¿Nos sobra agua para beber y regar o deberíamos extremar cuidados ante la sequía cíclica? ¿Inyectamos más dinero del presupuesto al bolsillo de cuatro empresarios o exigimos la gestión pública de los recursos?

Con sus insultos, o con las querellas-mordaza, algunos quisieran distraernos, pero no caeremos en la trampa: necesitamos mucho debate abierto, democrático, sin insultos, sobre los distintos modelos de economía, industria y desarrollo. El problema es que en su época el Conde de los Gaitanes y ahora Victorino Alonso, Joâo Miranda, Francesco Satarace, Samper Rivas y los Consejeros de la Junta de Castilla y León jamás han querido sentarse a debatir ante la sociedad berciana. No conocen la palabra transparencia. Prefieren jornadas amañadas, estudios pagados y ruedas de prensa donde nadie les lleve la contraria.

Basta ya de disparar gratis con pólvora del rey. Los que insultan se definen a sí mismos. Yo les invito a un debate público, con un moderador imparcial –por ejemplo un o una periodista local, sin excluir a nadie–, y con una sola condición: retire usted sus insultos y deje de insultarnos; y hablemos en serio y con respeto del futuro del Bierzo. ¡Arriba las ramas!
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