Los personajes del tío Ful: Sara, de Cármenes

Con 93 años tiene una cabeza privilegiada, excelente conversación, muchos recuerdos, una bondad innata y una vida de trabajo que incluye un ejemplar cuidado de su marido, Marcos

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
20/04/2024
 Actualizado a 20/04/2024
https://youtu.be/v4L-Aa0wnuY?si=alfaESFpJd-RI4Cl

Sara es una de esas vecinas que resulta ideal tener. Todo le parece bien, siempre tiene la conversación a punto, los recuerdos frescos, unas pastas que acaba de hacer y un humor excelente. Vive al lado del local que es punto de reunión en verano —a veces hasta muy tarde, con ruidos— y sólo le preocupaba cuando toda la familia estaba en activo que pudieran descansar para levantarse a trabajar. Ahora, que vive sola y se arregla perfectamente —aunque casi siempre anda algún hijo por allí— argumenta que "son jóvenes y se tienen que divertir. Ellos que pueden".

 
Sara (y Marcos, su marido) llegó a la Montaña (Cármenes) en una tan curiosa como desconocida emigración interior desde pueblos de La Cepeda.
- ¿Cómo fue aquello?
- Hay que entender aquel tiempo. En casa no se pasaba hambre, de comer había, pero en la Montaña había leche y eso entonces (años 50)era muy importante. Había venido otro vecino, Aurelio, y le ‘pintó’ bien y fuimos viniendo otras familias, de caseros que se decía. 


Se ganaron aquellas gentes fama de grandes trabajadores, y lo eran, y serios. Muchos se asentaron allí. Sara los recuerda y enumera con su excelente memoria.
- Sois muy trabajadores...
- Yo desde niña. Estaba en León estudiando pero murió mi madre y después mi padre. Éramos muchos y había que ayudar; yo lo mío lo tengo trabajado, después para sacar adelante a los cinco hijos, que ahí están.
- ¿Cómo recuerdas aquel León?
- Eran todo curas y militares.


Muchos vecinos recordamos cómo la menuda Sara cuidó de Marcos, después de un accidente, hasta su muerte, unos cuantos años. "Otras los dejan, o al revés, yo no. Toda una vida juntos pues juntos hasta el final. La vida como viene".
Se sigue levantando a las siete de la mañana, pasea y ‘mientras descansa’ mirando por la ventana hace punto, de memoria.
- ¿Qué están haciendo?
- Igual sale una manta que una bicicleta, pero algo saldrá. 

 

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