Los personajes del tío Ful: Nati de la Puente, de Villalboñe

Brava como hubo pocas, trabajadora como para compararse con quien sea, un encanto de mujer;felizmente jubilada cose trajes tradicionales, hace cestos, conversa como nadie...

Fulgencio Fernández y Laura Pastoriza
16/03/2024
 Actualizado a 16/03/2024
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Tiene una excelente memoria, recuerda los datos, los nombres, los pueblos y ciudades a los que acudieron con los pendones, a los luchadores de la tierra como buena aficionada, todo, excepto su edad, que rebaja de 92 a 88, hay privilegios que no se pueden ni deben discutir.

Y menos a una mujer como Nati la de Villalboñe. Una mujer menuda y grande, brava y humana, cuyo mayor orgullo —y tendría muchos de los que presumir— es que sus hijos y sus nietos «han podido estudiar y además bien». Casi todo lo da por bien empleado la buena de Nati que, concede, «he trabajado mucho pero ahora es cuando mejor vivo, de jubilada, que solo hago lo que me ‘presta’». En ese hago lo que me presta está el ser una gran ‘costurera’ de los trajes tradicionales que lucen en esta familia de gran pasión por las tradiciones, especialmente por los pendones; y también hace unos pequeños cestos artesanales para flores, adornos, dulces... «las manos ya no son lo que eran, pero van saliendo... con algunas trampas», dice con humor mientras te enseñar un cordón que colocó en una de ellas para «disimular una trampa».

Le gusta presumir, «y a mucha honra», de lo mucho que ha trabajado en su larga vida. «Empecé de niña, yendo a servir por las casas de varios pueblos, y después en casa, que éramos cinco hermanas, todas chicas, y había que echar una mano. La casa nos la hicimos nosotras, con mi padre... todavía me duelen las rodillas del barro que pise para hacer los adobes para las paredes. Y atender todo lo de casa, ir a segar a guadaña, arar las tierras, de todo».

Y repite con cierta frecuencia:«En que lo que tengo trabajado me puedo comparar con cualquier paisano... y no pierdo». 

Tampoco pierde en lo de crear buen rollo a su alrededor, en lo de recordar hasta los más mínimos detalles, los bailes en la plaza del Villalboñe, las patronales, los pueblos que conservan el pendón y los que no, los que lo sacan, los vecinos, la rica historia del pueblo.

- ¿Entonces, cuántos años dice que tiene?

- ¿Tú? Tendrás 75 u 80. 

- Casi somos quintos.

- Aféitate y así rejuveneces. 
 

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